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Buenos Aires - Argentina
Director Editorial: Prof. Juan Carlos Sánchez gacetillasargentinas.direccion@gmail.com
Redacción: gacetillasargentinas.redaccion@gmail.com
EDITORIAL I
EL SER DOCENTE: ENTRE EL HOMENAJE Y LA REALIDAD.
Las y los docentes, cualquiera sea el nivel educativo en el cual se desempeñan, se encuentran atravesados por la necesidad de rendir homenaje al compañero Carlos Fuentealba y por las circunstancias que rodean su labor, desde lo edilicio a lo salarial. Su esencia busca desesperadamente el encuentro entre su vocación y las necesidades de quienes hacen posible su permanencia en las aulas: los estudiantes.
El próximo jueves se cumplirán 6 meses del cruel asesinato que se llevó a un compañero, forjado en las luchas salariales, y el viernes será un nuevo Día Mundial del Docente. Un aniversario luctuoso y una conmemoración en un mes clave para la actual coyuntura nacional, mientras lo educativo transita los carriles de una política destinada a consolidar los cánones neoliberales de la década de los `90 pese al discurso oficial.
Mientras la infraestructura escolar sigue el derrotero de la desidia oficial, teniendo en cuenta lo que acontece en el Normal 7 y en otras instituciones educativas; la discriminación hacia quienes intentan ejercer la docencia, como los travestis en Quilmes y en Tierra del Fuego o los que tienen algún tipo de discapacidad, sin que el Estado intervenga para hacer cesar esta situación y la situación salarial está condicionada a los deseos del poder político, cuyos afanes conocemos en pos de su propia supervivencia, las y los docentes tratan de continuar su labor y, a la vez, de recuperar la dignidad perdida por el neoliberalismo educativo, el que se apresta a pegar otro zarpazo a los históricos derechos que supieron conseguir.
Mientras la burocracia sindical intenta conformar con migajas a sus representados, la docencia rendirá homenaje a un compañero asesinado mientras el autor intelectual, el Gobernador de Neuquén, Dr. Jorge Sobisch, está libre y sin rendir cuentas por lo actuado por el sargento Darío Poblete y conmemorará un Día Mundial que consagró, en el orden internacional, el derecho a su salud, a su capacitación permanente en servicio y a su acceso a una estabilidad y a un salario digno.
El ser docente sigue fluyendo en el medio de una realidad candente. Con estudiantes subalimentados, con aulas sin estufas y sin ventiladores, con currículums destinados a forjar un homo oeconomicus antes que la formación integral de la persona y del ciudadano y con la desidia estatal en materia educativa, es un milagro que todavía funcione un sistema educativo fragmentado y que los estudiantes reciban lo mejor de sus maestros y profesores.
Entre el homenaje y la realidad, las y los docentes continúan haciendo honor a lo que corre por sus venas, pese a la represión policial y económica sobre ellas y ellos. Otras y otros siguen buscando su oportunidad, mientras lo inclusivo solamente se encuentra en los discursos oficiales, en el medio de la subsistencia de viejos prejuicios que llevan a la discriminación promovidos, en parte, por la sociedad y avalados implícitamente por el Estado.
La diversidad, una vez más, es molesta para el poder. Desde la orientación sexual a la discapacidad, se prefiere dejar de lado al diferente antes que incluírlo. Pesa más el mandato tradicional, impulsado por la Iglesia y por el poder económico, antes que el respeto a los Derechos Humanos de aquellas y de aquellos que han elegido abrazar esta noble profesión.
Entre el homenaje y la realidad, estos nuevos actores que esperan su inclusión merecen su oportunidad y es el Estado quien debe arbitrar los medios para que se haga efectivo. Sin embargo, todo gira alrededor de la burocracia sindical y de los burócratas educativos en los Ministerios, pues no existen indicios palpables que esta problemática sea resuelta en el corto plazo. Otra vez, sin dudas, la educación excluye antes que incluír de la mano de una dirigencia más ocupada en encontrar el sillón para los próximos años, que de encontrar soluciones.
Hoy, el ser docente se encuentra envuelto en un mar de dudas pero también lleno de profundas convicciones. Dudas, acerca de la verdadera importancia que reviste su labor para una sociedad enmudecida por la barbarie televisiva y para un Estado que continúa los mandatos neoliberales. Convicciones, acerca de la necesidad de contar con una infraestructura escolar adecuada, una salud cuidada y una capacitación adecuada para poder continuar con la noble tarea de enseñar, junto a la básica necesidad de subsistir en el medio de una economía cuyos índices de precios se moldean a la medida de las necesidades del poder.
Entre el homenaje y la realidad, la docencia rinde homenaje y continúa luchando por sus derechos, mal que le pese a un Gobierno Nacional y a Gobiernos provinciales que todavía insisten en devaluarla, en buscar sus defectos antes que sus virtudes. Son ellas y ellos, los que hacen posible, pese a todo, una educación destinada a la formación para la vida y para el trabajo. No es poca cosa en estos tiempos volátiles, donde todo es efímero y sobrevuela la frivolidad en grandes cantidades, mientras el pueblo sigue buscando el camino hacia una nueva Argentina que merezca ser vivido por todas y por todos.
Prof. Juan Carlos Sánchez
Director Editorial GACETILLAS ARGENTINAS
EDITORIAL II
DISCAPACIDAD: CUANDO LA SORDERA SE HACE ESCUCHAR.
La semana pasada, en concordancia con la convocatoria formulada por la Federación Internacional de Sordos, la Confederación Argentina de Sordos (CAS) llamó a concentrar frente al Congreso Nacional en pos de la ley que reconozca la Lengua de Señas Argentina y que se comience a reconocer a esta comunidad que no escucha, pero siente y percibe que está siendo dejada de lado por la sociedad y el Estado.
Miles de manos se agitaron y miles de ojos estuvieron atentos para comprender las palabras en el medio de la locuacidad transformada en el aleteo de manos. Ellas y ellos, los que adquirieron, en forma congénita o por alguna enfermedad, la pérdida total de la audición nos dieron una lección de ciudadanía. Han dispuesto a hacerse escuchar en el medio de la otra sordera: la social y la estatal.
Hoy, la comunidad sorda, al igual que el resto de las personas con discapacidad, tiene innumerables obstáculos en lo comunicacional que impiden su inserción en la vida política, económica y social. Desde hacer un trámite bancario a una gestión en una oficina pública, todo se hace muy difícil debido a la ausencia de intérpretes de lengua de señas que sepan comprender las demandas de un sector social impedido de comunicarse.
Lo educativo y lo laboral transitan por el mismo carril. La ausencia que hemos mencionado se encuentra en la mayoría de las instituciones educativas, tanto en la Escuela común como en la Escuela de Sordos e Hipoacúsicos, llevando a una formación deficiente que impide su pleno desarrollo personal, laboral y social. También las currículas se reducen a una formación que los confina a profesiones, cuya proyección se limita al desarrollo de tareas simples y precisas pero de bajo nivel salarial; desde luego, cuando encuentran empleo pues el Estado Nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, junto a los gobiernos provinciales, siguen incumpliendo con la obligación de incorporar personas con discapacidad de acuerdo a lo prescripto por la Ley Nacional Nº 22.431, modificada por la Ley Nacional Nº 25.689, la cual, paradójicamente, sigue sin reglamentarse y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, por lo establecido por la Ley de la Ciudad Nº 1502.
Sin embargo, se hicieron escuchar, a su manera, para que la sociedad y el Estado comprendan sus necesidades vitales aunque ello no parece ser del interés de quienes hoy se encuentran abocados a buscar su nuevo empleo para los próximos años.
Y se hicieron sentir, porque su lenguaje forma parte de su bagaje cultural. Por supuesto, la diversidad le molesta al poder cuando se trata de buscar el camino hacia la igualdad de oportunidades. La desidia estatal y la indiferencia social operan en este sentido e impiden que lo diverso pueda encontrar el camino hacia su inclusión, pero no nos debe extrañar en el país de Bailando por un Sueño...
Ellas y ellos están y son. Mal que le pese a una sociedad en donde se discrimina a diario, donde la intolerancia es ley y a un Estado que sigue mirando para otro lado, pese a los eternos reclamos de igualdad por parte de todo un colectivo que apenas se puede defender.
Esas manos nos están diciendo que quieren ser y estar como todas y todos, como todas las argentinas y todos los argentinos, con su propia identidad y ello no es poca cosa, cuando todo es irrelevante y la ostentación de poder y de riquezas alimentan las páginas de diarios y revistas, como los programas de radio y televisión.
Ojalá que, muy pronto, podamos decir que las y los sordos forman parte de la sociedad argentina, junto al resto de los integrantes de un colectivo que, aún hoy, siguen bregando por el respeto a sus Derechos Humanos que son sistemáticamente violados por el Estado argentino.
Prof. Juan Carlos Sánchez
Director Editorial GACETILLAS ARGENTINAS.
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