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02 octubre 2008

OPINION - PASAJEROS AL TREN (PIEDRAS VOLADORAS), POR LA PROF. MARÍA CRISTINA SABORIDO

SUMARIO

  1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - PASAJEROS AL TREN (PIEDRAS VOLADORAS), POR LA PROF. MARÍA CRISTINA SABORIDO.


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De: maria maria

Fecha: Jueves, 02 de Octubre de 2008 12:07 p.m.

Para: GACETILLAS ARGENTINAS REDACCION

Asunto: PASAJEROS AL TREN (PIEDRAS VOLADORAS)

F.G.R

PASAJEROS AL TREN

(Piedras voladoras)

Llueve...

El Quetrén carreta se ha quedado varado entre Burzaco y Adrogué.

Desde el techo colador del vagón el agua se filtra y comienza a llover la tormenta en gotitas que se estrellan sobre los vidrios que han resistido a las piedras que, desde los descampados, suelen arrojar los que siempre arrojan piedras al pasar el tren.

En el ramal que va a Ezeiza, ha muerto un pasajero con la cabeza destrozada por efecto de las piedras voladoras.

Trizados los vidrios por las piedras.

Nadie sabe lo que ocurre, jamás se sabe lo que ocurre.

Es decir, los que tienen que dar cuentas de lo que ocurre saben lo que ocurre, pero hacen como que no saben.

Responden con el silencio.

El silencio es salud... parece decir el siniestro silencio con que responden a las preguntas de los usuarios del servicio .

Un asiento con manchas de sangre reseca y un vidrio que sigue cayendo en astillitas, cada vez que el Quetren se mueve, es testimonio de la tragedia que viaja en cada viaje pidiendo justicia.

Seguimos en la vía esperando que el tren arranque, que nos lleve a destino, que no quede suspendido el servicio.

Si suspenden el servicio tendremos que bajar por las ventanillas y lanzarnos a caminar sobre las vías.

Como una fila de hormiguitas en busca del hormiguero, así los pasajeros sobre los rieles hasta la estación si el servicio queda suspendido.

Escribo mientras espero que el tren arranque.

Para hacer más corta la espera, para tomar fuerzas que seguramente necesitaré si tenemos que largarnos por las ventanillas y aventurarnos a caminar hasta la estación.

Siempre la misma historia, siempre el mismo maltrato al pasajero que resignadamente se resigna a aceptar este destino de estar atrapado en los vagones del tren carreta con olor a meo y a esa mezcla de olores, inconfundibles olores que se estacionan en el techo del vagón.

Porque los ventiladores no se mueven y los olores se te prenden en la ropa y te siguen, como los detectives.

El vendedor de tres pares de medias por cinco pesos ha entrado en crisis de nervios y putea. El tipo quiere largarse y no puede, quiere pasar al otro vagón y no hay puerta que comunique un vagón con otro vagón.

Las maestras que han tomado el tren en la estación de Longchamps comentan que una monja se tropezó en las escaleras del puente de la estación de Glew y que el vendedor de chipá, por ayudarla, dejó la canasta cargada con chipá y unos pendejos aprovechando la volteada se alzaron con la canasta y los chipá.

Son angostitos los escalones, no cabe el pie... la invitación al suicidio colectivo en las horas pico.

Ha dejado de llover y ha salido el sol.

El arco iris se impone como símbolo de la alianza entre los pasajeros y el tren mugroso que ha empezado a moverse.

Se ha sacudido el vagón, estamos salvados, al menos por este día llegaremos menos tarde que otros días.

No la había visto a la Inspectora que está sentada en el asiento solitario del lado en el que van las bicicletas.

Imposible disimular su jerarquía docente.

Trajecito sastre, peinado de peluquería y el infaltable maletín que le da esa apariencia tan apreciada por el sistema educativo provincial.

Seguramente, ya dejó el informe en el Libro de Actas de la escuela visitada y seguramente, ya estampó las consabidas palabras relacionadas con el orden y la armonía que deben reinar en las comunidades educativas.

Suelen suceder asesinatos en la estación de Adrogué, como aquél en el que mataron a un hincha de un tiro en la frente.

Los hinchas no iban armados, pero el andén quedó regado con cápsulas calibre 38 y las paredes de la estación con agujeros.

Finalmente ya estoy en mi pueblo.

Paso por "Villa Lola" la casona en la que allá lejos y hace tiempo filmaran "Boquitas pintadas".

Ahí va "La Raba".

¿Por qué le dicen la raba?

Porque tiene el culo parado como las gallinas.

(La escena en la que Leonor Manso sale de la casa moviendo el culo y caminando por la vereda... 1974)

Y sigo caminando por Canale, la calle empedrada que me lleva hasta mi casa.

Y en donde vivían habitantes que ya no viven, porque desaparecieron cuando por las calles empedradas circulaban autos Falcon.

Pero de eso no se habla.

En Adrogué.

Profesora María Cristina Saborido

Ex – detenida – desaparecida

Pozo de Banfield / Quilmes.

Julio / 77

La Comisaría de Adrogué fue uno de los Centros de Detención Clandestina más crueles y sanguinarios.Funcionó entre 1976 y 1977 . Perteneció a la zona 1 subzona 11. Aún está sin señalizar.

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