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12 octubre 2009

La raza asesina festeja su día


LA RAZA ASESINA FESTEJA SU DIA (APE)


 



 


 


 


 


 




Por Alfredo Grande


Al comienzo del genocidio originario lo llamamos el día de la raza. Día maldito, raza maldita.  (aforismo implicado)

Mueren dos niños aborígenes luego de pasar tres días sin comer en una finca en Tartagal

Los niños de un mes y dos años fallecieron por desnutrición en la finca Nuevo Horizonte, ubicada en el paraje Caraguata distante a 80 kilómetros de la ciudad de Tartagal, al norte de la provincia de Salta. Los pequeños no habían ingerido alimentos y tomado agua durante tres días.

Las denigrantes condiciones de esclavitud a los que son sometidos los aborígenes en las fincas rurales de la zona del departamento San Martín, se cobraron estas pequeñas vidas

“El hecho ocurrió este fin de semana en las cercanías de la finca Caraguata distante a 80 kilómetros de la ciudad”. Se afirmo desde el noticiero Video tar, agregando “Según informo la policía, los nenes uno de 23 meses y otro de solo un mes, desde hace tres días no ingerirían ningún tipo de alimentos ni líquidos afectados por una infección, lo que les provoco la muerte por inanición y falta de atención”.

Agencia Copenoa – Salta 6/10/08

Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Es decir: aquellos que son responsables de los mismos pueden ser juzgados en cualquier momento, cuando la circunstancia política lo permite. No hay punto final para esos crímenes que no sea el de la plena justicia.

Sin embargo, la cultura represora ha inventado una forma inédita de no prescripción. Para la cultura represora los crímenes de lesa humanidad no prescriben simplemente porque se continúan produciendo. En este mismo momento, y en todos los momentos siguientes los expoliadores-explotadores del planeta cometerán multiplicidad de crímenes. Contra las personas (llamados trata) contra los suelos (llamados desmontes) contra la salud (llamados reasignación de recursos) contra la inteligencia (llamados planes de educación) contra la alimentación (llamados precio sostén de los granos). Los crímenes no prescriben simplemente porque se siguen cometiendo, y el sistema capitalista no funciona en el marco de ninguna legalidad, ni siquiera la mas laxa. Por eso la modalidad que la cultura represora construyó para perpetuar sus crímenes incluye el reconocimiento de los mismos y por lo tanto avalar ciertas políticas de “reducción de daños”, sin que éstos puedan ser eliminados. En las habituales noticias sobre el estado del tránsito, se denomina “accidente múltiple” lo que no deja de ser una forma criminal de conducir automóviles que están preparados como armas de destrucción selectiva. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben porque los autores pueden ser juzgados no importe el tiempo que pase. Pero además no prescriben porque se siguen cometiendo, una y otra vez, cada vez con más ferocidad, cada vez con mas impunidad. La dimensión planetaria del genocidio solo es advertida, y lamentada, cuando conmueve al Imperio. Por ejemplo torres gemelas, colapso financiero. ¿Quién se acuerda cuando la progresía, alentada por un articulo de Horacio Verbistky, atacó a las Madres porque supuestamente se habían “alegrado de la muerte” Yo me acuerdo, y hay un texto que lo confirma.[1] La banalización de la palabra genocidio ha llevado a la traviata pretensión de incluir en esa categoría el asesinato de Rucci. La cultura represora se apropia de la no prescripción y en su cinismo demoledor, pareciera decir: “puesto no que prescriben, sigamos asesinando”



Las noticias no prescriben tampoco. Los niños no fallecieron por desnutrición: fueron asesinados con el arma mas simple de utilizar, la que no deja huellas, la que ni el juez Baltasar Garzón ni el inspector Clouseau pueden descubrir: el hambre. Pero no solamente de comida. Hambre de amor, de cuidados, de esperanzas, de futuro, de protección, de ternura…El hambre de todos los hambres es el hambre de humanidad. Pero no de cualquier humanidad. Nuestros invasores de la vieja europa, eran humanos, pero de una humanidad corrompida y prostituida por el poder del dinero. Con cruces y espadas culpables de los crímenes horrendos que pretender canjearse por un fin de semana largo. El “encubrimiento” de América es la marca de los colmillos de una europa imperial y sanguinaria. Colmillos que se abalanzaron sobre dos niños wichis, de apellido Negro. ¿Apellido o destino? La negritud amenazada, escarmentada, encarcelada, hambreada, “pacotizada”, desterrada, secuestrada, asesinada. Cuerpos fragmentados que no sostienen a un sujeto que pueda recibir un poco de todo lo que le falta para seguir viviendo. Demolición de un sujeto para descubrir el horror de los cuerpos perforados. Pero los crímenes no prescriben porque se siguen cometiendo, todos los días, todas las tardes, todas las noches. Será por eso que la raza asesina tiene su día.

Octubre 2008


[1] “La alegría de la muerte” escrito por Horacio Verbistky y publicado en Página 12. Como respuesta yo escribí Los Enemigos del Pueblo que puede encontrarse en Internet. El suplemento de la Universidad Popular Madres de Plazo que Página 12 publicaba los días viernes se negó a publicarlo y también interrumpió la aparición de ese suplemento. (año 2001).


 

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