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06 marzo 2011

Amaestrados con calidad.

 


 


Amaestrados con calidad


 


andres sarlengo 2


Por Andrés Sarlengo (Contrapuntos, Venado Tuerto, Santa Fé)


 


Alvaro Marchesi es muy claro en sus reiteradas declaraciones: “El proceso debe empezar por los docentes. Los estudios internacionales señalan que la calidad de un sistema educativo es la calidad de sus maestros. A mayor calidad de los maestros, mayor calidad del sistema educativo. La apuesta fundamental en los maestros es la garantía de que la escuela mejore (1)”.

Marchesi, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), también insiste acerca de las Metas Educativas 2021: “Hemos buscado alianzas con la sociedad, los sectores sociales, las instituciones, los grandes bancos internacionales, las empresas con responsabilidad social, las instituciones de cooperación. Y finalmente es un proyecto que ha estudiado el costo económico (100.000 millones de dólares) (…) Además es un proyecto participativo (1)”.

Como todo buen ilustrado propagandista Marchesi recae en el simplismo grosero. ¿Qué se entiende por calidad educativa? ¿Cuál es el currículum de una escuela mejor? ¿Acaso los banqueros y las empresas transnacionales van a tolerar que entre las nuevas competencias del siglo XXI estén las de producir por fuera del capitalismo?

Metas Educativas 2021 o reformas tras reformas István Mészáros es terminante: “La razón del fracaso de todos los esfuerzos anteriores, que se destinaban a instituir grandes cambios en la sociedad por medio de reformas educativas lúcidas, reconciliadas con la óptica del capital, consistía –y aún consiste- en el hecho de que las determinaciones fundamentales del capital son irreformables (2)”.

Por más nuevo humanismo que proponga la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) las políticas educativas nunca contradecirán los intereses de sus amos (3).


Tedesco, Sileoni, Rasino, Tiramonti, Bullrich o quien fuese… Mészáros vuelve a acertar: “Es esto lo que ocurre incluso cuando un reformista social y educacional esclarecido, que con honestidad intenta remediar los efectos alienantes y deshumanizantes del “poder del dinero” y de la “búsqueda de lucro”, a los cuales él deplora, no puede escapar al chaleco de fuerza autoimpuesto de las determinaciones causales del capital (2)”.

La calidad de los maestros que tanto cuestionan ciertos intelectuales como Marchesi es un mito que excelentes resultados le da a la plutocracia. A la hora de discutir sobre formación docente es preciso dialogar sobre ética y política. ¿Acaso los nuevos “valores y competencias (4)” que todo educador debe asumir irían a contrapelo del diseño curricular que la plutocracia pretende para sus educandos?

En una sociedad hegemonizada por los valores y las normas del capitalismo  la “educación inclusiva” es una estrategia discursiva para generar consenso y reproducir las ganancias concentradas.

Como sentenció el periódico La Rebelión el primero de mayo de 1913: “El capital es trabajo acumulado, mejor dicho, es trabajo no retribuido a los productores de ayer, de hoy y de siempre (5)”.

Regresando al concepto de calidad educativa como sinónimo de maestros de calidad vale recordar lo que me respondió Darío Balvidares cuando lo consulté sobre la “formación profesional docente” pregonada desde la UNESCO y la IE (Internacional de la Educación). Balvidares subrayó: “Las “recomendaciones” de esa organización, las orientaciones que brinda incluso en lo que debemos ser los trabajadores de la educación son una pieza más del gran rompecabezas de la reforma educativa basada en una teoría económica de la educación en la que se enmarca  la “modernización” del Estado; y no en una teoría social de la educación. Veamos, ¿qué es un docente profesional?  En este contexto, un técnico capaz de aplicar las recetas pedagógicas y didácticas que no pensó. A los docentes lejos de la experiencia práctica de la investigación, nos convierten en facilitadores, en meros transmisores de lo que la reforma llama conocimiento socialmente significativo, hoy devenido en conocimiento socialmente productivo. La idea por la que muchos estamos trabajando es contra la disolución completa de las posibilidades intelectuales de la actividad docente. Es decir, dejar de ser un mero instrumento, una herramienta de mediación ideológica. Lo que implica que el trabajo docente se degrada en la reproducción de un cuerpo de conocimientos que otros, los “expertos” han decidido como socialmente significativos o productivos. Otra vez, se vulnera el cuerpo intelectual, el cuerpo crítico de los que estamos en las aulas. El eslogan: “los alumnos deben ser transformadores y críticos de la realidad” esconde la contradicción, puesto que los formadores estamos formateados, porque el programa, monitoreado por la UNESCO, concentra el diseño en un puñado de “expertos” que piensan el modelo político – pedagógico que los formateados debemos ejecutar. Si los formadores devenimos en meros ejecutores, difícilmente podamos formar críticamente a los estudiantes (6)”.

Coincidiendo, Laura Marrone asevera: “La jornada docente está pensada sólo para la hora de clase frente al alumno. El o la docente como un hacedor de acciones educativas, sin espacio para su reflexión, y que en general se pretenden resulten de la aplicación de formatos técnicos diseñados por especialistas (7)”.

Es más, hasta el “pragmático” de Mariano Narodowsky en La escuela argentina de fin de siglo escribió: “Se tiende a hiper-responsabilizar de la transformación educativa a los docentes. ¿De qué manera? Al ser la capacitación docente la principal estrategia de transformación (ya que en la inmensa mayoría de las provincias no se observa inversión en el mejoramiento edilicio ni en las condiciones laborales docentes ni en material didáctico, por ejemplo), está en manos pura y exclusivamente de los docentes llevar adelante las innovaciones. Si estas fracasan, ya se sabe de quién será la culpa (8) y (9)”.

En su artículo Nuevos mandatos María Beatriz Jouve es irónica y contundente:

“Sean creativos, pero cumplan con el llenado de planillas y rutinas.

No practiquen el asistencialismo, pero sean contenedores.

Eleven la calidad educativa, pero enseñen en galpones.

Formen sujetos críticos, pero no cuestionen.

Establezcan relaciones horizontales, en un sistema piramidal.

Desarrollen la imaginación, pero encarcelen sus ideas.

Enseñen a pensar, pero sean meros ejecutores.

Sean profesionales, y vivan como mártires de un magro salario.

Basen sus prácticas en los derechos humanos… hay un maestro asesinado (10)”.

En definitiva, la tan propagandizada calidad educativa (Desde Metas educativas 2021 hasta la FLACSO) es el nuevo mandato (progresismo resemantizado) que la plutocracia le ordena a las escuelas del Bicentenario.

Podrá o no tener razón Mijail Bakunin pero conviene citarlo: “Los profesores de la escuela moderna (…) se convertirán necesariamente, unos sin saberlo, otros con pleno conocimiento de causa, en los enseñadores de la doctrina del sacrificio popular a la potencia del Estado y en beneficio de las clases privilegiadas (11)”.

Me parece –en síntesis- que es fundamental comenzar a desentrañar ciertos mitos que incluso circulan en las voces de los docentes. Si es el Estado en alianza con las corporaciones e intereses privados quienes diseñan nuestras políticas educacionales (CTERA implicada); es contra ellos que debemos organizarnos y forjar una alternativa ética, política y pedagógica.

Al capital acumulado y su calidad educativa digámosle democracia y hombre nuevo.

Hay que echarse andar ante tanto simplismo grosero.


NOTAS


1)  Alvaro Marchesi: “La calidad del sistema educativo es la calidad de sus maestros”. ABC digital. 20/11/2010

2)  La educación más allá del capital. István Mészáros. Siglo XXI Editores-CLACSO. Setiembre 2008.

3)  Sistemas educativos inclusivos: la clave para promover sociedades igualitarias desde la UNESCO. Rosario3.com. 22/09/2010

4)  Hay que apostar por una educación inclusiva. Entrevista a Alvaro Marchesi. Informador.com.mx. 19/11/2010

5)  Citado en La Barcelona Argentina. Migrantes, Obreros y Militantes en Rosario. 1870-1912. Ricardo Falcón. Laborde Editor. Noviembre 2005

6)  La democracia entre preguntas. Andrés Sarlengo. 2009.

7)  La propuesta de Bullrich de atar salarios a capacitación y evaluación. Laura Marrone. Argenpress. 07/02/2011

8)  Novedades educativas.  Abril 1996.

9)  Es interesante leer el concepto que Narodowsky da de pedagogo pragmático. Una definición de lo que con los años acabaría siendo él. Uno de los apartados de ese libro se titula: “Los docentes son intelectuales vigilados”.

10) ¿Se nace o se hace? Crónicas de una maestra. Ciudad Gótica. Julio 2009.

11) Citado en El anarquismo frente al derecho. Lecturas sobre propiedad, familia, estado y justicia. Grupo de estudio sobre el anarquismo. Colección Utopía libertaria. Invierno 2007.

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