El pasado sábado, más de 400 personas marcharon por el centro de la ciudad para repudiar el accionar mafioso de los delincuentes con uniforme que cometieron y encubrieron el crimen durante meses, hasta que la autopsia realizada en Buenos Aires demostró que no era un "suicidio".
Partieron desde el mural en memoria de Otoño Uriarte hacia la Comisaría 12ª, lugar donde fuese asesinado el joven de Epuyén, con un feroz golpe en la nuca.
Frente a la dependencia policial, decenas de manifestantes dejaron flores en la puerta, mientras que un pequeño grupo ganado por la bronca arrojó algunas piedras y hasta una molotov, sin mayores consecuencias, para regresar luego al mural tal como se viene realizando desde hace 10 meses.
En el transcurso del acto, exigieron que los asesinos, sus cómplices y encubridores sean enjuiciados inmediatamente y vayan a la cárcel. En particular, solicitaron la destitución inmediata de los Comisarios Rolleri y Cabrera, y que caiga el peso de la ley sobre el nefasto Juez Calcagno y los forenses que actuaron en primera instancia.
Las organizaciones convocantes y los familiares de Guillermo Garrido agradecieron la participación de la gente y anunciaron que en enero próximo, cuando se cumpla un año del crimen, se hará un acto y un festival en la plaza principal de El Bolsón, como también aclararon que no estaba en su espíritu generar ningún tipo de destrozo en la comisaría y que, si bien comprendían la furia de los que los causaron, instaron a respetar el modo en que se viene manifestando desde febrero.
Mafia policial y judicial.
El asesinato de Guillermo Garrido es un caso paradigmático de la realidad rionegrina que se ha vivido en los últimos años, debido al accionar mafioso de la policía provincial, encubierto por los poderes político y judicial, como ocurrió con el secuestro y asesinato de Otoño Uriarte (2006) o con la Masacre de Bariloche (2010), generando un clima de impunidad que espanta y que ha hartado a la población.
El joven epuyeno había sido detenido el 13 de enero tras un accidente menor de auto, lo cual ni siquiera justificaba su detención, aunque lo mantuvieron incomunicado toda la noche.
A la mañana siguiente, la Policía de El Bolsón, a cargo de los Comisarios Santiago Rolleri y Carlos Cabrera, le informa a la familia que el "Coco", como le decían, se había suicidado con su cinturón.
La Justicia hizo todo lo posible para cajonear la causa, gracias a la actuación del Juez Ricardo Calcagno, quien determinó que se cierre el expediente, adhiriendo a la mentira policial.
Por su parte, sostuvieron que la lista de encubridores es encabezada, en primer término, por todos los agentes que estuvieron de guardia ese 13 de enero, incluyendo también al equipo forense de Bariloche.
La autopsia realizada recientemente en Buenos Aires confirmó que se trató de un crimen y aclara en su informe que es imposible que los médicos forenses de Bariloche hayan pasado por alto semejante evidencia.
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