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07 marzo 2012

Neoliberalismo recargado.

Neoliberalismo recargado


 


 


 


Prof. Juan Carlos Snchez


Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas


 


Sacando la polémica sobre el tema ferroviario con el Gobierno Nacional, el discurso de Mauricio Macri constituye un manual de neoliberalismo recargado en donde reafirma sus nefastas políticas, pero también nos avisa sobre el futuro próximo. Nada puede esperarse de un admirador de un intendente de facto e hijo de quien supo cimentar su fortuna familiar con la dictadura e incrementarla con el menemismo.


Su liturgia neoliberal comienza con su concepto de federalismo, a lo cual habría que preguntarse si no obraría igual que Cristina Fernández de Kirchner si estuviera en la Rosada. Lo más probable es que actuaría de igual forma. Cuando se es oficialismo, siempre se tiende a dar una mano a los amigos y las migajas, a los opositores. Y donde nos revela lo que se viene, habla de la municipalización. Ese proceso se detuvo gracias a la lucha popular durante el menemismo y pudo haber tomado impulso durante la presidencia del extinto Néstor Kirchner, pero éste a tanto no se animó.


Sin dudas, este concepto intentará aplicarlo en las actuales Comunas. No sería nada extraño que, poco a poco, se instale la necesidad de traspasarles las escuelas y hospitales bajo el argumento de "permitir una mejor participación de los ciudadanos". Vale decir, que la gestión la comiencen a realizar las Juntas Comunales para que el Gobierno Central se desligue de sus responsabilidades en materia educativa y sanitaria. Evidentemente, tomó nota del sistema chileno y pretende aplicarlo en la Reina del Plata.


Habló de records de inversión en escuelas y hospitales, e insistió en que dos de cada tres pesos del presupuesto porteño se destina a lo social. Sin tantos numeritos como expresaba Domingo Cavallo y como sí lo hiciera la Presidenta de la Nación, pretendió encender luces de neón sobre los éxitos obtenidos. Pero la realidad es otra. Escuelas, cuyos techos se caen como en el caso del reinaugurado Normal Nº 7 u hospitales, como el Borda, sin gas y sin una adecuada infraestructura, desmienten sus dichos.


Si algo supo hacer el neoliberalismo en nuestro país, fue vender espejitos de colores a la ciudadanía. Sobre todo, a quienes solamente ven lo mediático antes que transitar las aulas escolares o las salas de atención hospitalarias. Hoy está recargado, para intentar volver al centro de la escena política.




Volviendo a la municipalización, no es casualidad que se refiera a la atención hospitalaria de dos de cada tres ciudadanos de la provincia de Buenos Aires o del interior del país, como también a la mitad de la matrícula escolar de la zona sur que proviene del conurbano bonaerense. Simplemente, es una recarga neoliberal para dejar entrever que el país debe ser municipalizado y que cada municipio se haga cargo de sus habitantes. Es evidente que Mauricio Macri poco sabe de la historia porteña; más aún, después de 1945.


"El objetivo debe estar puesto en optimizar las inversiones prioritarias, y nuestra función es encontrar y definir cuáles son esas prioridades". Toda una definición, sin dudas. ¿Cuáles serían esas inversiones prioritarias?. Las que ya conocemos: seguridad, con represión garantizada por la Policía Metropolitana para que ningún pobre ose utilizar el espacio público y justicia, para garantizar los buenos negocios del poder económico y sus amigos. Si esto no es neoliberalismo; entonces, ¿donde está?. Y lo reafirma claramente, cuando expresa que "el desafío es profundizar la inversión y bajar los niveles de gasto". Para los neoliberales, todo lo que tenga que ver con lo social es un gasto, desde los bancos de una escuela pública a los insumos de los hospitales. Prefieren que ello sea gestionado por el sector privado, a través de subsidios para lavar sus propias culpas y responsabilidades.


"Seguiremos trabajando para hacer de Buenos Aires una Ciudad sustentable, para que vivamos más seguros, para tener una mejor educación pública y una mejor salud pública, por más espacios culturales, para que seamos todos los días un poco más felices". El tema es ¿quiénes somos todos?. La gente como uno, la de Recoleta, Palermo, Núñez y Villa Devoto o aquella donde el estómago cruje sin parar y el paisaje común son las zapatillas rotas, como en Villa Lugano, Villa Soldati, La Boca, Constitución o Barracas.


Y los objetivos son claros: "Este año fijamos como prioridad seguir mejorando la calidad educativa en la Ciudad, avanzar en la jerarquización del microcentro y en la contenerización y el reciclado, consolidar la Policía Metropolitana que nos ha dado tantas satisfacciones, extender el sistema del metrobús y el sistema de bicicletas públicas para que sea cada vez más fácil moverse por la Ciudad". Por lo primero, ¿para quiénes? ¿cuál? ¿qué se entiende por calidad educativa?. La de grados o divisiones con 50 pibas y pibes pobres o la de las escuelas privadas, con 15 estudiantes, primero lo presupuestario y después, lo pedagógico; lo segundo, ¿será la limpieza de pobres a ultranza como pasó con los manteros en la calle Florida? ¿seguirá con los músicos que tocan en la calle?, hay muchas formas de jerarquizar el microcentro, pero la que entiende es la de constituírlo como un lugar exclusivo para pocos, y lo mismo ocurre con los residuos, hay que limpiar a los cartoneros que afean la calle y sacan la tajada de sus negocios, aunque ahora tenga un testaferro; lo tercero, sin dudas, es una clara tendencia que viene afirmándose, la represión será moneda corriente cuando así lo amerite, y las últimas, son el gran negocio macrista porque se sabe que no hay mejor forma de hacer dinero que el 20 % del que hablaba Tato Bores en sus aún vigentes monólogos.


Neoliberalismo recargado es lo que se viene. De la dictadura al menemismo. Con la ayuda inestimable del kirchnerismo, esta vez, por su necesidad de construir el "capitalismo en serio". Como alguna vez afirmamos, se está destruyendo Buenos Aires para construir otra más elitista en lugar de adecuarla para que todas y todos puedan ser parte de la Reina del Plata.


La clase media eligió eliminar a las y los pobres. Lo estamos viendo con el cierre de cursos y con la demolición del Borda. Y tengamos cuidado porque, en una de esas, nos demuele a nosotros mismos, los que no somos "gente como uno".

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