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08 julio 2015

¡ Qué pecaito ! (ANNCOL)

Habla Humberto de la Calle

¿Está tirando la toalla, el jefe de la delegación de paz de Santos?

Foto: Presidencia.

Alberto Pinzon Sanchez

Por  Alberto Pinzón Sánchez

Como dicen la mojigatería Manizaleña: Santos tampoco pudo acabar con la insurgencia guerrillera, pero en cambio sí acabó con Humberto de la Calle, su jefe en el proceso de paz de la Habana. ¡ Qué pecaito !

No es sino leer la entrevista de Humberto de la Calle, publicada por propia exigencia hoy (05/07/2015) en todos los más importantes medios del Oligopolio Mediático Contrainsurgente (OMCi) para percibir la imagen de un hombre gastado tanto físicamente como en su voluntad de continuar la lucha por rendir en la mesa  a sus adversarios. De “tirar la toalla” para retirarse a descansar literalmente en paz, como lo dice a su entrevistador.

Lejos ha quedado el “argumentador” y combativo íntimo amigo del anti samperista Luis Guillermo Giraldo Hurtado (a propósito ¿dónde está el doctor tajada?) conocido por sus tesis jurídicas en los procesos de paz de Caracas o de Tlaxcala, que ahora se ve atrapado defendiendo con amenazas (de pronto nos paramos de la mesa, esto se va a acabar) defendiendo no sus propias ideas, sino inútilmente la idea militarista contrainsurgente que desde hace 70 años ha sido la razón de la existencia del ejército de Colombia, y ha sido expresada desde ese entonces sin modificaciones y contra toda realidad objetiva por presidentes y ministros de defensa (¿cuántos van?) de que “la subversión guerrillera está derrotada o a punto, ya casi va a ser derrotada” .

Pero esta vez con una irresponsabilidad temeraria, desesperada y antes desconocida. Leamos sus propias palabras: (….):

“Militarmente hablando, ¿en qué situación están las FARC? pregunta el entrevistador.

De la Calle responde: -El predominio militar del Estado es indiscutible. En estas encuestas recientes veo que el respaldo a la opción militar vuelve a subir. Eso debería preocupar a las FARC porque no había ocurrido así en los últimos 15 años. Pero eso es desconocer que la guerra estratégica ya terminó y que el Estado la ganó. Lo que queda es una resaca táctica que puede durar mucho tiempo y ser muy dolorosa. Ponerle una bomba al oleoducto es muy simple. Eso afecta a los civiles, pero no tiene ningún efecto militar” (…..)

Aceptando por gracia de la discusión de que:

1. Dada la enorme ayuda militar de última tecnología suministrada por el poderío de los EEUU a las fuerzas militares de Colombia.

2. El enorme gasto militar que asfixia irreversiblemente a la sociedad colombiana y a su economía.

3. La militarización de 500 mil hombres que influyen en sus familias (5 familiares por soldado o policía lo que da una cifra cercana a 2, 5 millones de colombianos).

4. El control ejercido por los poderes fácticos locales (paramilitarismo oficial y su brazo parapolítico).

5. La intoxicación mediática diaria y cotidiana ejercida por el Oligopolio Mediático Contrainsurgente sobre la llamada “opinión pública”; pues se puede aceptar (no indiscutiblemente) el predominio militar del Estado y explicar los resultados de las encuestas realizadas durante los últimos 15 años por el departamento E5 de guerra psicológica contrainsurgente del ejército colombiano. Pero de esta afirmación no se desprende, necesariamente, que “la guerra estratégica ya terminó y que el Estado la ganó”, y mucho menos plantear la irresponsabilidad que el Dr. De la Calle expresa a continuación: “Lo que queda es una resaca táctica que puede durar mucho tiempo y ser muy dolorosa. Ponerle una bomba al oleoducto es muy simple. Eso afecta a los civiles, pero no tiene ningún efecto militar”.

Porque precisamente esa “resaca táctica muy larga en el tiempo y dolorosa y eventualmente muy sangrienta, destructora y cruel”, es la esencia del sabotaje en cualquier guerra sea convencional, o asimétrica, o de cuarta generación, cuyo objetivo invariable es el colapso del adversario. Y esta resaca o guayabo como la llamamos los colombianos, es lo que se está tratando de resolver o finalizar en la mesa de La Habana para evitarle más sufrimientos y victimizaciones a nuestro trágico país.

¡ A mal que lo veo Dr. de la Calle con esas invitaciones !, cuando lo que debiera estar haciendo son propuestas “democráticas” y jurídicas sobre cómo consultar a los ciudadanos de a pie la refrendación final de los acuerdos y no sacando a la luz pública semejantes rabulerías y bravuconada manizaleñas, como patear la mesa, que al cerrar toda posibilidad de acuerdo pacífico, bien podrían hacer pensar que en Colombia se puso al orden del día la consigna  nihilista de que si no hay patria para todos no habrá patria para nadie. ¿Allá quieren llevar al pueblo colombiano?

¿Por qué el Dr de la Calle, en lugar de preguntarse sobre el futuro de las guerrillas frente a la historia (“como nos van a ver dentro de cien años” sic) no se pregunta eso mismo pero para sí, o para el presidente a quien representa? ¿No hay en su habitación un espejo?

Pues quien tiene la responsabilidad (según la Constitución de 1991 que él mismo redactó) de brindarle la paz a los ciudadanos bajo su jurisdicción, es el Estado encarnado en los seres de carne, hueso y nervios que lo dirigen como él. La guerrilla colombiana pasará a la historia como eso: Una organización político - militar rebelada contra un Estado genocida que los obligó a defenderse con las armas en la mano y que luchó, como se lo dijo su fundador hasta el fin sea cual sea. ¿Pero y ustedes, los encargados de dirigir la sociedad cómo pasarán a la historia?

Lo que el Dr. de la Calle finalmente ha sacado a la luz pública, es su desgaste interior y el deseo oculto de irse a disfrutar de la paz familiar, a la que tiene derecho, como pensionado del Estado y de su clase dirigente al que tanto le ha servido. ¡ Qué pecaito con el Dr. de la Calle !.

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