Cristina y Mauricio.       Cristina y Mauricio Por Ariel Emilio Ernesto Mayo   Mauricio Macri (n. 1959) acaba de anunciar su renuncia a la candidatura presidenci...

Cristina y Mauricio.

 


 


 


Cristina y Mauricio




Por Ariel Emilio Ernesto Mayo


 


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Mauricio Macri (n. 1959) acaba de anunciar su renuncia a la candidatura presidencial y su decisión de competir por la reelección como Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El personaje que hasta no hace mucho tiempo ("ayer nomás"...) anunciaba el "fin del kirchnerismo" y se presentaba a sí mismo como el líder de la autodenominada oposición, renuncia a la lucha nacional y se refugia en el terreno municipal. Mucho ruido y poquísimas nueces...

Mauricio Macri ha sido fiel a sí mismo. Como persona, carece de casi todas las virtudes del político. No me refiero, por cierto, a su ya proverbial falta de inteligencia, pues dada la experiencia histórica, carecer de inteligencia no es un obstáculo insalvable para triunfar en política. Mauricio carece de paciencia, de tenacidad, de habilidad para urdir compromisos y de visión de mediano plazo (no hablemos ya del largo plazo). Todo en él es efímero, superficial, sujeto a las modas, frívolo. No proporciona una garantía de confianza ni siquiera a sus íntimos. Sin embargo, son estas "virtudes" las que le permitieron encarnar como nadie el proyecto de una derecha anclada en las ideas y en los tics de la década del '90. Mauricio es hijo directo del menemismo, pues su concepción del mundo se reduce a aceptar a rajatabla la primacía del capital, a postular que el mercado (perdón, los capitalistas más concentrados) es quien tiene que asignar los recursos en la sociedad, a sostener que el Estado tiene que dedicarse a repartir subsidios a los ricos y palos a los pobres, y a proponer que los sindicatos dejen de existir o queden reducidos a su mínima expresión. Este es el ideario de Mauricio, por más que sus asesores (¡trabajo insalubre si los hay el de asesor a tan estimable personaje!) morigeren los aspectos más impresentables de la bestia que mora en él. Su llegada a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, allá por el 2007, con su estilo de "Armada Brancaleone" (una yunta de arribistas, muertos de hambre, oportunistas de todo pelaje, devotos de la jerarquía eclesiástica, empresarios deseosos de recibir más y más subsidios, etc., etc.) pretendió ser un remedo del desembarco del menemismo en el Estado Nacional en 1989. Pero el PRO no era el PJ de 1989, y eso se notó al poco tiempo.

Mauricio fue concienzudo en una sola cuestión: el derrumbar una a una las esperanzas que la derecha nostálgica de los '90 había puesto en él. Su gestión al frente de la Ciudad fue un desastre, no tanto porque haya privilegiado al capital (ese no es el problema desde el punto de vista de la clase dominante), sino porque le enajenó la voluntad de muchos de sus votantes, a quienes les había prometido una ciudad "ordenada" y les entregó la realidad de un caos gigantesco. Mauricio no fue capaz, siquiera, de manejar el conflicto gremial en el Teatro Rural. ¿Qué empresario puede confiar en él para poner en caja a dirigentes de la talla de Moyano? Allí naufragaron sus ilusiones presidenciales. Su política nacional fue un desastre aún mayor. Luego de la hecatombe del "kirchnerismo" con la 125, Macri comenzó una larga siesta, que no fue ni siquiera interrumpida por las elecciones legislativas de 2009. "Niño bien", nunca trabajó, ni siquiera para preparar su candidatura presidencial en 2011. ¿Qué empresario puede contar con él para enfrentar al "kirchnerismo"?...





Con la renuncia de Mauricio termina toda una época en la historia del país. La derecha de los '90 está oficialmente muerta. El fracaso de la candidatura de Macri en particular, y de todo el grupo A en general (Cobos, Duhalde, Carrió, etc., etc.) marca a las claras el agotamiento de esta forma de concebir la política y la economía. En este sentido, los empresarios (tanto los "sojeros" como los industriales) habían comprendido mucho antes que sólo el "kirchnerismo" constituía una alternativa viable para mantener e incrementar sus ganancias. Retomar en 2011 las políticas económicas de los '90 significarían un desastre económico superior al del 2001, y eso está claro para la clase dominante en Argentina. Pero, como nada en el mundo es lineal ni mecánico, los políticos que pretendían expresar a esa clase dominante tardaron un tiempo infinito en darse cuenta de esto último. En todo caso, Mauricio con su indolencia para adoptar un rol activo, para modificar los planteos de los '90, expresó al extremo esta tara de los aspirantes a representar políticamente a la clase dominante en Argentina.

La presidenta Cristina Fernández (n. 1953) va camino, de no mediar ninguna catástrofe, a una cómoda reelección. La autodenominada oposición se deshace por sí misma, y Cristina ocupa (también por virtudes propias) el centro del escenario político. Más allá de los "horrores"cometidos por los personajes de la oposición desde el 2008, lo cierto es que el "kirchnerismo" realizó una tarea brillante para recuperar el control político de la sociedad. En esta labor fue especialmente importante el papel del difunto Néstor Kirchner (1950-2010), quien supo ver que si no construía una militancia propia era imposible contar con aspiraciones ciertas para el 2011. Ahora bien, desde que la política existe, construir militancia implica construir ejes movilizadores, y Néstor encontró esos ejes en una recuperación de viejos temas del pensamiento "nacional y popular", claro que retocados para no afectar a la estructura del poder vigente en la Argentina actual. Ayudado por una notable campaña comunicacional, el "kirchnerismo" superó la crisis de 2008 y se fortaleció, pues todos los actores económicos y sociales comprendieron que la vocación de poder del "kirchnerismo" era real. Frente a una oposición gelatinosa e insípida, Néstor robusteció tanto la visión del "Kirchnerismo" como partido del poder y como encarnación del viejo peronismo "nacional y popular". Si bien esto ha sido exagerado al extremo por la propaganda oficial, no cabe ninguna duda de que el "kirchnerismo" recuperó el control de la calle en el 2010 (y esto aún antes de la muerte de Néstor).

Mauricio representa el fracaso de la derecha anclada en los "90".

¿Qué representa Cristina?

Cristina es el exponente de una nueva derecha, que ha sabido conjugar el respeto irrestricto por las reglas de juego del capital con la constitución de una base de apoyo popular que va más allá del "consenso negativo" que respaldó a Carlos Menem (n. 1930) en los '90. Aclaremos la cuestión. Los gobiernos de Néstor y de Cristina no han tocado ninguna de las bases del poder de la burguesía en Argentina. La legislación laboral sigue siendo la de los '90. Las empresas privatizadas (salvo el Correo, Aerolíneas y algún otro caso menor) siguen privatizadas. Las deuda externa es pagada con puntualidad y cash. Los ingresos del Estado se siguen apoyando en un sistema impositivo regresivo, que grava a los pobres para subsidiar a los ricos. Los empresarios, rurales y "no rurales", siguen explotando un trabajo esclavo, precarizado, tercerizado. La desocupación se redujo notablemente, pero no la precariedad laboral y se extendieron las diferencias al interior de la clase trabajadora. La salud sigue estando, mayoritariamente, en manos del mercado. Etc., etc., etc. El formidable crecimiento económico experimentado por la Argentina desde el 2003 se ha apoyado en los precios de los productos primarios (soja y demás) y en las condiciones laborales.

Cristina (y Néstor) comprendieron desde el principio que Argentina no podía seguir siendo gobernada en 2003 como lo había sido en los '90. El modelo de acumulación de los '90 estaba agotado (y esto también lo había aceptado la burguesía cuando avaló la eliminación de la Convertibilidad, la reimplantación de las retenciones y el cese de pagos de la deuda externa). Los Kirchner se abocaron, por tanto, a la reconstrucción de la hegemonía del capital en Argentina. Y tuvieron éxito. Hay que recordar que en 2002 los sectores de clase media puteaban en arameo a los bancos y llegaron a apoyar una marcha multitudinaria de piqueteros a Plaza de Mayo. Hoy por hoy todo ha vuelto a la normalidad. La confrontación ha quedado reducida a la lucha contra el monopolio de Clarín. Mientras tanto, empresarios, banqueros y acreedores externos siguen incrementando sus ganancias.

Cristina y el "kirchnerismo" representan la emergencia de una nueva derecha. Esto puede parecer paradójico y disparatado a quienes están enrolados sinceramente en las filas del campo "nacional y popular". Pero la política exige tener en cuenta, en primer lugar, las realidades y no las ilusiones. El "kirchnerismo" le ha permitido al capitalismo argentino salir de la profunda crisis en que quedó sumido en 2001. El "modelo" no ha sido nada más (¡y nada menos!) que un nuevo modelo de acumulación capitalista, que fue imponiéndose trabajosamente a partir del desastre de 2001-2002.

Mauricio representa lo viejo. Cristina es lo nuevo. Los trabajadores y los sectores populares tenemos que tomar nota de esta situación y construir una alternativa a esta nueva hegemonía de los empresarios. Sobran razones, por cierto.

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