El héroe cubano René González salió de prisión, luego de trece años de injusta condena, pero por disposición de la jueza que lo condenó, no puede regresar a su patria.
Por eso, hoy más que nunca, cobran vigencia las respuestas que me diera el 1º de abril del 2008. Esta carta la considero un documento histórico por la profundidad de lo respondido a cada una de las preguntas que le hice.
René, ya eres un símbolo de la resistencia de este pueblo, de la lucha contra el Imperio más atroz y despiadado que haya existido sobre la faz de la tierra, juntos continuaremos la lucha por mi padre Gerardo y sus tres hermanos que aún quedan encarcelados, exponiendo sus vidas, ofreciendo los mejores años de su juventud, castigados por ser dignos y valientes.
René salió y le demostró una vez más al Imperio que los cubanos somos más resistentes que el acero.
J: - ¿Cómo ves el futuro?
RGS: - Desde el punto de vista personal me veo en Cuba, junto a mi familia y a mi pueblo, disfrutando todos de la victoria moral de haberle mostrado al enemigo que todo su odio y su ensañamiento no pueden hacer mella en la dignidad de los cubanos. Me veo ocupando la trinchera que es nuestra Revolución hasta el último átomo de mis capacidades.
Veo al mundo avanzando hacia el futuro de justicia que cientos de generaciones de oprimidos han añorado, pero será un proceso doloroso y de dura lucha contra opresores que están bien atrincherados, cuyo proceso de descomposición ya estamos viviendo, pero trascenderá a nuestra generación.
J: - ¿Qué significa Fidel para tí?
RGS: - Fidel es la prueba de que la voluntad humana no admite barreras y puede superar imposibles. Habrá que hablar de él cuando la historia estudie el proceso en que la moral terminará desplegando a la fuerza bruta en las relaciones humanas; pues es esa elevación a un plano moral superior lo que lo hace inalcanzable para su adversario. Fidel es el revolucionario más privilegiado por la historia porque ningún otro ha podido trasformar tanto el mundo y vivir para verlo.
J: - Un mensaje al mundo.
RGS: - Mientras no nos conectemos con el sufrimiento y la injusticia que afecta a los demás seguiremos siendo inconscientes presas individuales, juguetes en manos de un destino diseñados por otros para conservar sus privilegios nuestra costa.
J: - ¿Qué opinas del pueblo cubano?
RGS: - Somos un pueblo premiado por la geografía y por la historia. Siendo una isla estamos siempre abiertos al visitante, pero habiendo luchado tantos por nuestra soberanía no aceptamos conquistadores. El retraso en nuestras guerras de independencia nos hizo madurar, dando a nuestra patria padres desprendidos y acelerando en el combate la fraternidad entre las razas; todo lo cual ha fructificado en el generoso internacionalismo que practicamos hoy. Estamos en una encrucijada de nuestra historia; pues nos hemos librados de todas las cadenas visibles e invisibles que nos forzaban al trabajo esclavo, pero aún no sabemos producir del todo como el ciudadano libre que somos. Una vez que lo logremos estaremos mucho más cerca de la sociedad casi perfecta que nos hemos ganado y merecemos.
Los libros de historia del futuro dirán del pueblo cubano, para nuestro orgullo: “Dio más de lo que recibió y nunca explotó a otro pueblo”.
J: - ¿Cuál es el momento de tu vida que recuerdas con mayor felicidad?
RGS: - Es difícil señalar un solo momento, pues hay muchas cosas que se suceden como puntos que marcan nuestros éxitos o satisfacciones de seguro tu podría decir lo mismo cuando hayas vivido más. Aunque no pueda recordarlo me siento muy feliz de haber nacido y de ir a parar a Cuba; ambas cosas me hacen muy feliz.
Recuerdo con igual felicidad la noche que llegué a las costas de Angola y la noche en que regresé a mi casa con la misión cumplida. Mi primer vuelo solo y mi graduación como piloto fueron días inolvidables; tal cual lo fueron mi boda y los nacimientos de mis hijas. Fui el hombre más feliz del mundo el día de mi sentencia, cuando en la lectura de mi alegato miraba a la jueza a los ojos y ella, desde la altura de su estrado no podía sostenerme la mirada. Cuando recibí la visita de Ivette tras ocho años sin verla el corazón no me cabía en el pecho de alegría. Obviamente espero el día de mi regreso a Cuba con anticipación, seguro de que será otros días felices para no olvidar.
Creo que siempre se puede ser feliz a pesar de las circunstancias. Encontramos obstáculos y sufrimientos, dolores en nuestras vidas pero defender la felicidad es una herramienta para enfrentarlos y salir airosas.
Bueno, sobrino, espero que estas respuestas cumplan el cometido de abrirte una pequeña puerta al corazón de este tío. Sólo me queda felicitarte por todos los éxitos que has obtenido y los que estás por obtener. Me alegra mucho que pongas tu enorme voluntad, tu corazón y tu inteligencia al servicio de la humanidad.
Saludos a tu mamá Martha Julia y a todos tus compañeros. Espero saber más de ti antes de que nos conozcamos personalmente en Cuba.
De seguro será un encuentro feliz e inolvidable.
Un abrazo de tu tío.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario