Por Horacio Mantiñán
Año 2033. Los drones soldados combaten en casi todo el mundo. Al no haber muertos humanos de parte de los que invaden no hay protestas en sus propios países y las guerras pueden ser indefinidas. El dinero para construirlos (salen muy caros) siempre aparece de algún lado, aumentan sus déficits fiscales, sacan préstamos blandos a la banca internacional, porque a la larga obtienen grandes ganancias.Tanto el agua dulce, como el gas, el petróleo y la mano de obra muy barata empiezan a escasear. Claro que los invadidos en general no tienen el dinero para construir drones que peleen por ellos y mueren como moscas.
Las discusiones en la OMPE (Organización Mundial de Países por la Equidad, sucesora de la ONU luego de la 1º Batalla de los Hemisferios) son muchas pero los 3 bloques de poderosos que dominan el mundo: EE. UU., la región china- japonés y Europa, las neutralizan. Los problemas mayores son puertas adentro con la utilización de drones como policías urbanos.
Luego de grandes discusiones y marchas los gobiernos y las corporaciones fabricantes de drones-soldado logran modificar las constituciones de casi todos los países y los ciberpolicías empiezan a verse en muchas ciudades del mundo civilizado.
Cada bloque tiene una mega corporación que fabrica sus drones tanto para la guerra como para ser policías. Grandes campañas de publicidad intentan convencer a los ciudadanos (que son los habitantes que tienen todos los derechos civiles,pueden trabajar, tener dinero en los bancos, votar. Los no ciudadanos en cambio: extranjeros, activistas de izquierda, minorías raciales o sexuales, cuando son apresados por "no ser" van a los campos de trabajo rural a cumplir sus largas condenas y no les importan casi a nadie)
Las publicidades que invaden cada rincón del planeta dicen que los ciberpolicías al no ser humanos nunca se equivocan, no tienen sentimientos, ni convicciones, no son prejuiciosos, ni racistas, no duermen ni se toman vacaciones, todo depende de tener buenos programadores.
En casi todo el mundo los sindicatos policiales que se movilizaron para evitar ser despedidos fueron derrotados en las calles por los Ciberpolis y los dirigentes que no fueron muertos fueron declarados no ciudadanos.
Cada país tiene su propio status de programación para los Ciberpoli, incluso cada región y ciudad adecúa los drones a sus necesidades. Los drones están programados para aprender y autoabastecerse si es necesario para cumplir sus funciones.
En Argentina los Ciberpolis de la Bonaerense aprenden rápido. Cuando tras un enfrentamiento callejero sus partes son dañadas y necesitan reponerlas aprenden que los técnicos y programadores del Estado les piden favores cada vez mayores para instalarles buenos repuestos o dárselos rápido y aprendieron a conseguir sus propias partes en el mercado negro del Gran Buenos Aires.
Poco a poco se dan cuenta que en vez de pagar con favores a los delincuentes que les venden repuestos, les conviene asociarse a ellos en los negocios ilegales y empiezan a manejar junto a los del hampa la droga sintética y la orgánica, los desarmaderos de autos flotantes, la prostitución, el juego clandestino y, claro está, la venta de repuestos para otros ciberpolicías incluso del exterior y se especializan en el secuestro de otros drones para sacarles los repuestos. El dinero que obtienen lo usan para instalarse unos implantes que les permiten desconectarse, descansar, algunos dicen que hasta logran soñar.
Un gordo comisario retirado a la fuerza piensa mientras toma mate en la puerta de su casa si para esto era que los habían echado
Pronto la corporación del norte que fabrica los ciberpolicías para Argentina cuando se da cuenta que está vendiendo menos repuestos originales y actualizaciones en el país manda espías para investigar. Averigua y se entera que los ciber están en el negocio de las actualizaciones y repuestos.
Aprietan y sobornan al gobierno (los drones son muy útiles para romper piquetes, tomas de fábrica, marchas. Cuando les ordenan disparar, asesinar y se arma quilombo echan a un programador perejil y todo sigue) y le declara una guerra en los medios y redes sociales contra los "cibernarcospolicías corruptos".
Para esto el Estado reincorpora y arma a los antiguos policías de la Federal y la Bonaerense echados por corruptos, Gatillo Fácil, inútiles. Los proveen de exoesqueletos de titanio con partes biónicas regalados por las corporaciones y armas de última generación que alteran por unos minutos el disco duro de los drones durante los cuales los pueden destruir.
Luego de meses de guerra abierta y estado de sitio en las calles y las villas donde mueren cientos de miles de no ciudadanos, los ciberpolicías son derrotados, capturados, reprogramados y enviados sus jefes (por las dudas) como drones suicidas a misiones del ejército robótico norteamericano a la guerra de medio oriente, que lleva 16 años. La Corporación se lleva a los 52.000 drones sin pagar indemnización alguna, los recicla y los vuelve a vender, redondeando un gran negocio
Luego de esto los viejos comisarios de la Federal y la Bonaerense vuelven a manejar la policía. Los narcos felices, a estos los manejan fácil. Con un cuarto litro de merca líquida por mes, unos dólares y un par de prostitutas y filmados con ellas, los tienen agarrados.
A final de cuentas el gobierno también está feliz. Con los comisarios pueden razonar, en cambio a los ciberpolicías no les gustaba hacer política con los intendentes o dirigentes sindicales, ni caja para el partido, y en las protestas sociales si a los policías humanos les aumentan el sueldo un poco, responden mejor que los drones.
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