Sobre la Deuda (V) Por Mario Mazzitelli *   El mayor déficit del Congreso Nacional: Auditar la deuda. Nadie en su sano juicio paga una deuda sin revisarla. ...

Sobre la Deuda (V)

auditoria Congreso Nacional

Mario Mazzitelli

Por Mario Mazzitelli *
 
El mayor déficit del Congreso Nacional: Auditar la deuda.

Nadie en su sano juicio paga una deuda sin revisarla. Es un ejercicio que en la vida privada todos realizamos cotidianamente. Si vamos al almacén, la verdulería, un kiosco; observamos atentamente que nos cobren exactamente lo que hemos comprado. Si la cuenta de luz, gas o agua nos resulta sorprendente por lo excesiva; echamos un vistazo para observar si nos excedimos en el consumo o hay un error. Concentramos más la atención cuando se trata de volúmenes mayores; por ejemplo, la cuota de un crédito hipotecario. En el transcurso de mi vida repetí miles de veces esta operación. Estuve a cargo de un comercio más de 30 años y nunca un proveedor o acreedor se ofendió porque revisara, que las mercaderías o los servicios que me venían a cobrar hubieran sido entregados o brindados correctamente. De la misma manera, en el pago de una deuda entre amigos se cuenta la plata. Cuentas claras conservan la amistad.

Lo anterior es tan obvio que señalarlo puede resultar tedioso. Sin embargo resulta necesario para extender el ejemplo a la función pública. Si usted estuviera a cargo de un área de pagos del Estado, debería tener mucho cuidado sobre los desembolsos que va a realizar. Le toca estar a cargo del dinero de los contribuyentes y ahora le correspondería cuidarlo más que el suyo propio. No solo por las reglas y la legislación que lo obligan y limitan, sino por un simple deber ético.

Argentina debe ser uno de los pocos casos de la historia universal que paga sus deudas sin revisarlas. Sólo una dirigencia indolente, irresponsable, interesada o cómplice puede justificar semejante desatino. Sin embargo en un juego donde al “sistema de la deuda” se le adosa el “sistema de la comunicación”; quienes pedimos que se la revise, se la audite o se la investigue somos descalificados como si pidiéramos lo imposible.

Que esta posición la tuvieran amplios sectores de derecha o los voceros de los grandes grupos económicos, se entiende. En una revisión pormenorizada sus propios nombres podrían emerger ante la opinión pública como responsables/beneficiarios de actos fraudulentos.

Pero me  resultó patético que Eduardo Aliverti en una nota titulada “Los pájaros” (debió haber sido “Los pajarones”) defendiera la actitud del gobierno descalificando a quienes hace 3 décadas venimos pidiendo que el Congreso asuma su responsabilidad y realice la auditoria correspondiente. EA en una suerte de moderado punto medio sostuvo: “Y a izquierda, se insistía con que lo mejor era formar una comisión investigadora para discriminar entre deuda legítima e ilegítima: un verdadero divague, ya que era materialmente imposible -y hoy lo es más aún- descubrir el origen espurio de acreencias repartidas entre miles y miles de inversores inespecíficos repartidos por todo el mundo.” Los lectores de esta nota publicada en Página 12 el lunes 23/06/14 habrán absorbido una gota más de resignación K, con la que justifican que en 11 años de gobierno y con significativas mayorías parlamentarias no auditaran la deuda eterna. Lamentablemente esta es la postura de  los acreedores.

El 13 de junio de 2000, el Juez Jorge Ballesteros presentó un fallo trascendente sobre la deuda externa. Empieza reseñando: “El 4 de abril de 1982 el ciudadano Alejandro OLMOS formuló una denuncia contra José Alfredo Antonio MARTINEZ DE HOZ por ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional N° 4 de la Capital Federal; por los delitos previstos en los art 173, inc 7° y 248 del Código Penal; fundando la misma en el hecho de que el plan económico concebido y ejecutado por el Ministro de Economía de la Nación en el período 1976/1981, se realizó con miras a producir un incalificable endeudamiento externo; …”

Alejandro Olmos había fallecido el 24 de abril de 2000. Habían pasado 18 años desde que se iniciara su denuncia y no pudo ver el fruto de tanto trabajo, tanto tesón, tanto apego a la verdad y a la justicia. Tanto amor a la Patria. Prueba sobre prueba fue demostrando lo que muchos sospechábamos pero no podíamos probar. Dice Ballesteros: “Ha quedado evidenciado en el trasuntar de la causa la manifiesta arbitrariedad con que se conducían los máximos responsables políticos y económicos de la Nación en aquellos períodos analizados. Así también se comportaron directivos y gerentes de determinadas empresas y organismos públicos y privados; no se tuvo reparos en incumplir la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina; se facilitó y promulgó la modificación de instrumentos legales a fin de prorrogar a favor de jueces extranjeros la jurisdicción de los tribunales nacionales; inexistentes resultaban los registros contables de la deuda externa; las empresas públicas, con el objeto de sostener una política económica, eran obligadas a endeudarse para obtener divisas que quedaban en el Banco Central, para luego ser volcadas al mercado de cambios; se ha advertido también la falta de control sobre la deuda contraída con avales del Estado por la empresas del Estado.-

Todo ello se advirtió en no menos de cuatrocientos setenta y siete oportunidades,…”

Más adelante dirá: “… remitiré copia de la presente resolución al Honorable Congreso de la Nación para que, a través de las comisiones respectivas, adopte las medidas que estime conducentes para la mejor solución en la negociación de la deuda externa de la nación que, reitero, ha resultado groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política - económica vulgar y agraviante que puso de rodillas el país a través de los diversos métodos utilizados, que ya fueran explicados a lo largo de esta resolución, y que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios privados -nacionales y extranjeros- en desmedro de sociedades y empresas del estado…”
 
Este fallo fue anterior a la crisis de 2001. El Congreso… bien, gracias.

Es decir que investigar no se trata de “un verdadero divague” de izquierdistas trasnochados como pretende Eduardo Aliverti. Una parte significativa de la deuda que aún sufrimos, está investigada y respaldada por un fallo judicial.

Además, aquel fallo es el fundamento para  otras causas en las que se están investigando todas las refinanciaciones de aquella deuda originaria. Mucha corrupción y mucha tela para cortar.

Conocer para cambiar
 
Quien quiera entender la Argentina de hoy no podrá eludir estudiar el tema. Del libro de Alejandro Olmos “Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron” tomo esta frase: “La historia de la deuda involucra una serie de cuestiones que tienen su origen en esa deuda y en el sistema perverso que generó su nacimiento y su manejo. Las ' privatizaciones ' a precio vil; la deliberada fabricación de ' déficit ' de las empresas públicas; la negociación clandestina de las reservas internacionales; el sometimiento a los tribunales extranjeros; la transferencia al Estado de las deudas de las empresas privadas y de los bancos; la conversión en deuda externa de la deuda interna de las multinacionales, y de las que se hizo cargo el mismo Estado; el ' perdón ' a los grupos privados de las defraudaciones al Estado; …; la congelación de las jubilaciones; la baja de los salarios; la desprotección de los trabajadores; la reducción de las indemnizaciones; el aumento de la pobreza y la concentración de las fortunas… En fin, todo el historial de la depredación nacional está ahí, en los expedientes de la investigación judicial de la deuda y que la conspiración del silencio oculta al conocimiento de los argentinos.”
 
Repito:

Las “privatizaciones” a precio vil;
la deliberada fabricación de “déficit” de las empresas públicas;
la negociación clandestina de las reservas internacionales;
el sometimiento a los tribunales extranjeros;
la transferencia al Estado de las deudas de las empresas privadas y de los bancos;
la conversión en deuda externa de la deuda interna de las multinacionales, y de las que se hizo cargo el mismo Estado;
el “perdón” a los grupos privados de las defraudaciones al Estado; …;
la congelación de las jubilaciones;
la baja de los salarios;
la desprotección de los trabajadores;
la reducción de las indemnizaciones;
el aumento de la pobreza y
la concentración de las fortunas.
 
¿Le parece un divague al oficialismo investigar la causa de tantas calamidades? ¿Considerará una locura auditar el mecanismo de saqueo y sometimiento más sofisticado que se haya creado? ¿No se habrán dado cuenta que la deuda sigue ejerciendo una influencia nefasta desde hace décadas? ¿Qué endeudamiento y desendeudamiento son dos momentos de un mismo sistema, para que se siga reproduciendo sin solución de continuidad?

Además de obligaciones constitucionales y resultados prácticos, hay deberes morales. Cierro la presente nota con otro párrafo de Alejandro Olmos en el prólogo del libro antes señalado: “Frente a la elocuencia de las pruebas judiciales no puedo refugiarme en la complicidad del silencio. Asumo el riesgo de un nuevo desafío, en esta larga militancia de mi vida, entregando, pues, al juicio público el testimonio de un proceso penal que ensombrece a la República. Conozco los riesgos que esta actitud supone y agradezco las advertencias de quienes conocen el peligro de la asechanza. Pero no podría callar lo que sé, ni soportar la vergüenza de una claudicación por interés o cobardía.” Que el Congreso Nacional no tenga que soportar la vergüenza de una  claudicación ni por verticalismo, ni por interés, ni por cobardía.

* Sec. Gral. Nac. del Partido Socialista Auténtico (Argentino)

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