Occidente, el ISIS y la mala memoria (II) Por Raúl Antonio Capote Viajando al pasado cercano, recordemos que en los incios del siglo XX, un grupo extremo, racista, que aplicaba el...

Occidente, el ISIS y la mala memoria (II)

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Raul Antonio Capote 4

Por Raúl Antonio Capote

Viajando al pasado cercano, recordemos que en los incios del siglo XX, un grupo extremo, racista, que aplicaba el terror como fórmula para hacerse del poder, fue amparado por Occidente, que estimuló su crecimiento. El fascismo jamás hubiera alcanzado el poder, nunca habría podido convertirse en el monstruo que asoló Europa sin el apoyo del occidente capitalista, de las grandes transnacionales, que vieron al principalmente al nazi-fascismo como una fuerza capaz de enfrentar a los comunistas en Europa y una vez en el poder en Alemania, como una fuerza letal que podía ser dirigida contra su enemigo mortal, la URSS.

Los gobiernos capitalistas confraternizaron con el nazismo, permitieron la expansión de la Alemania fascista por Europa, comerciaban con sus empresas, vendían combustibles y armas a su ejército. La confluencia ideológica entre el fascismo, hijo del capitalismo y los principales estados burgueses: Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos los unía en su empeño por destruir a la URSS y controlar al mundo y a sus propios pueblos.

Cuando la agresión de Japón a China en 1931, Henry L. Stimson, ex secretario de Estado de los EE.UU. señaló: “Japón contribuye con sus pilotos y Norteamérica con sus aviones, nafta y bombas”. Estados Unidos le suministró a Japón la mitad de los materiales de guerra necesarios (1).

Franklin D. Roosevelt le manifestó a Benito Mussolini el 23 de junio de 1935: “Estoy muy interesado y profundamente impresionado por lo que ha realizado y por su objetivo evidentemente honesto de restablecer a Italia e impedir trastornos generales en Europa”, mientras Winston Churchill le confesaba: “Duce, si yo fuera italiano, sería fascista” (2).

En 1940 el apoyo material de los EE. UU. al fascismo italiano sobrepasó los 600 millones de dólares (de la época). En 1938 Hitler compraba a crédito en los emporios británicos y franceses el 26 % de su mineral de hierro, el 52 % del caucho, el 60 % del cinc, el 61 % del manganeso, el 62 % del cobre y el 94 % del níquel.

La Comisión Nye Vanderbe (3) reveló que las principales acciones de la empresa alemana Dynamite Aktiengesellshaf eran propiedad de la Imperial Chemical Industries Limited, inglesa, y de la norteamericana Du Pont. Pratt and Whitney, Curtis Wraight y otras empresas estadounidense vendieron miles de motores, aviones y piezas de aviación a la fuerza aérea hitleriana, conocida como la Luftwaffe. La International Telefhone and Telegraph (ITT) financió la producción de bombarderos Fokker - Wulff.

A menudo se habla del tratado Molotov - Ribbentrop, firmado entre la URSS y la Alemania nazi el 23 de agosto de 1939, con el que Moscú intentaba evitar o al menos demorar la agresión a su territorio, pero los días 29 y 30 de septiembre de 1938 en la ciudad alemana de Munich se reunieron los primeros ministros de Gran Bretaña y Francia con el Führer y el Duce.

Según Arthur Neville Chamberlain, el pacto derivado de ese cónclave garantizaba la paz y las responsabilidades futuras, pero en realidad se había acordado el desmembramiento de Checoslovaquia, la entrega de Polonia y el ataque alemán a la URSS.

El 15 de octubre de 1938 el New York Times afirmó que el tratado de Munich era una criatura norteamericana y Roosevelt envió un breve mensaje a Churchill: “Muy bien”.

La Unión Soviética, que ya en la Conferencia de Desarme, celebrada en Ginebra en 1932, había propuesto un convenio para el desarme general, propuso en 1938 a los círculos dirigentes de Francia y Gran Bretaña una alianza que fue rechazada tajantemente.

Las grandes potencias capitalistas veían ya desfilar a los Panzer alemanes por la calles de las ciudades soviéticas. Un alto precio pagó la primera nación socialista del mundo y gracias al sacrificio de millones de sus hijos el planeta pudo escapar de la peste nazi-fascista.

Es bueno recordar lo pasado para que no se repita, Occidente calculó que Alemania Nazi podía ser utilizada para el logro de sus propios objetivos, pensaron lanzarla contra la URSS y la bestia se viró contra sus patrocinadores, era suficientemente fuerte y arrogante para hacerlo, el juego político tuvo un fin trágico, millones de muertos, una guerra terrible en la que tuvo que alzarse la humanidad para vencerla, hoy no está la URSS, el ISIS crece amparado por los mismos que antaño patrocinaron el nazi- fascismo, si no se le detiene a tiempo, el nuevo espantajo terminará convirtiendose en una fuerza indetenible y las bombas volveran a caer sobre Europa, la muerte reinará en un mundo que no podrá sobrevivir a una tercera conflagración mundial.

Referencias:

(1) H.L Stimson. The New York Times, 6-de diciembre de 1937

(2) Tomado de Rafael San Martín, Biografía del Tío Sam, Ciencias Sociales, La Habana, 2006, T II, 218

En: http://www.wikipedia.org/wiki/Nye_Committee

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