Por Sara Rosenberg
Mientras miles de refugiados huyen de las guerras que la OTAN y sus aliados provocan, sostienen y extienden en todo el mundo, el presidente francés declara que enviará aviones a Siria.
Justifica que lo hará para reconocer adónde están los terroristas del Estado Islámico, pero aclara que el responsable es el presidente elegido constitucionalmente Bashar El Assad (con el 80% de los votos en la última elección).
No se priva Hollande de indicar que la solución sería la renuncia del presidente sirio. Un objetivo que la OTAN mantiene desde hace casi cinco años, cinco años de destrucción, de guerra contra Siria, de masacres financiadas y sostenidas por el engendro terrorista que han creado -el ISIS- y que les reporta mucho dinero, tanto que han conseguido crear una fuerza mafiosa y criminal que les abarate el precio del petróleo, les permita no asumir las masacres que realizan, paramilitares que dirigidos por la OTAN y sus aliados (Israel y Arabia Saudí) mantenga la guerra y aterrorice a la población. A esa población que ha dado muestras de querer la paz y apoyar a su gobierno legítimo.
El guión del señor Hollande es idéntico al de 2011 en Libia. Mandaron los primeros aviones y bombardearon implacablemente escuelas, hospitales, casas, fábricas, carreteras, hasta destruir y convertir en ruinas a ese país. Destrozaron Libia, invadieron y sembraron de mafias terroristas que, en nombre de su cruzada demócrata y en nombre de la OTAN, han masacrado y siguen masacrando al pueblo libio.
Los medios no cesan de mostrar cómo los gobiernos que participan de esta carnicería, que potencian esta barbarie guerrera se conmueven con la foto colorida del niño ahogado. Dan asco. Se ha llegado a tal grado de cinismo que sólo una inmensa e imparable movilización internacional contra la guerra podrá detenerlos.
Los refugiados huyen de las bombas que tienen un sello y un origen concreto: los gobiernos de Estados Unidos, de la Unión Europea, de Israel y las monarquías saudíes. Como dijo claramente un niño sirio superviviente: paren esta guerra, no queremos vivir en Europa, huimos de la guerra que ustedes han desencadenado.
Estados Unidos ha reconocido abiertamente que ha creado y sostiene al Estado islámico. Hasta Kissinger, el criminal de guerra que aún no ha sido juzgado, lo ha afirmado.
¿Cómo es posible que Hollande pueda todavía decir que la aviación irá a reconocer los lugares donde sus muchachos terroristas del ISIS bien pertrechados asesinan a mansalva? ¿Quién los ha armado? ¿Quién los sostiene? ¿Cuántas veces dirán los gobiernos de Occidente que por “error” bombardean a civiles?
Las bombas una vez más caerán sobre la población civil que sigue resistiendo la barbarie. Tal como han caído en Libia, en Somalía, en Yemen, en Palestina, en Irak y en Afganistan.
Cada vez que el imperio ha sembrado una guerra las víctimas son los civiles y todos los países que han atacado están hoy destruidos y controlados por la mafia que es afín a los dictados de sus amos.
Frente a esto, es necesario exigir el fin de la guerra colonial, el fin de estas masacres que el presidente de Francia justifica y apoya, al decir que un presidente electo debe renunciar. Esa declaración no sólo es una injerencia inaceptable, hemos de leerla como amenaza terrorista clara. Una declaración, la de Hollande, que repite el viejo guión de todas las guerras actuales y se ampara en la necesidad de luchar contra el terrorismo que ellos mismos crean, financian y sostienen.
No se acaba con la guerra con más guerra, no se acaba con el terrorismo armando a terroristas. Basta de cinismo con la foto del niño ahogado y con declaraciones: la OTAN es un ejercito terrorista e invasor que está destruyendo nuestro mundo.
Urge la solidaridad internacionalista, urge que todos los pueblos del mundo actúen contra la barbarie y el terrorismo que sus gobernantes están amparando. No nos engañemos, no permitamos que nos engañen. NO a la guerra imperialista.
No más sangre por petróleo dijimos cuando invadieron Irak, y hoy debemos seguir diciendo lo mismo y actuando en cada rincón para detener a estos criminales. La guerra es su gran negocio y hay que detenerla.
Una vez más: “Ni guerra entre pueblos ni paz entre clases”. Solidaridad internacional. Lo que está sucediendo en este momento en las frieras de la Europa imperialista y colonial no es una crisis de refugiados, es un crimen de guerra y de lesa humanidad que debe ser juzgado.
De otra manera el sufrimiento de los pueblos, tal como ha anunciado Hollande, será usado para nuevos bombardeos y masacres.
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