¿Con Dios o con el Diablo? (Martianos - Hermes - Cubainformación) Por Lorenzo Gonzalo * Foto: Virgilio Ponce ¿Con Cuba o con los terroristas? Los terroristas nunca han estado en Cuba, siempre han tenido...

¿Con Dios o con el Diablo? (Martianos - Hermes - Cubainformación)

Lorenzo Gonzalo 2

Por Lorenzo Gonzalo *

Foto: Virgilio Ponce


¿Con Cuba o con los terroristas?

Los terroristas nunca han estado en Cuba, siempre han tenido sus domicilios en Miami y aunque la mayoría tiene origen cubanos, hace tiempo perdieron su identidad y otras cosas.

La decisión del Departamento de Estado de Estados Unidos el pasado miércoles, ratificando a Cuba entre los países que apoyan el terrorismo, demuestra la existencia de un Estado decadente.

Las estructuras políticas estadounidenses van perdiendo el dinamismo que sus fundadores previeron y que el tiempo demostró efectivo durante muchas décadas.

Más allá del reinado del dinero y de las oligarquías que en diferentes momentos han controlado sus mecanismos, ha sido la mejor referencia de gobierno por su flexibilidad y posibilidades de perfeccionamiento. Sin embargo, hoy presenciamos cómo se corrompen sus estructuras políticas, sujetas a una carrera de relevo, que le impide actuar con objetividad.

Cuba fue colocada en la lista de países terroristas en 1982, cuando la contrarrevolución y los terroristas de origen cubano, fueron vestidos de cuello y corbata, para servir los intereses de Washington en la nueva etapa latinoamericana que comenzó en esa década. Como premio colocaron a Cuba en esa lista. No fue la presión cubana lo que consiguió semejante atrocidad, sino los intereses de un Estado que utilizaba a un conjunto de cubanos marginados de sus raíces. Nuevos tiempos, nuevos planes y un premio a los buenos mercenarios para que hicieran sus nuevas tareas.

Las razones para colocar a Cuba en esa lista, fue el apoyo cubano a las luchas insurrectas de Latinoamérica, especialmente a la guerrilla colombiana y por acoger en su territorio a terroristas vascos, los cuales fueron aceptados a petición del entonces Primer Ministro español Felipe González.

Se trató de una época donde ambos gobiernos, el cubano y el español, acordaron políticas de colaboración y ayuda. Los vascos prisioneros políticos por terrorismo, les resultaban un problema al gobierno español quien requería deshacerse de las críticas de los nacionalistas vascos por un lado y de la derecha española por el otro. El compromiso para evitar ambas cosas fue liberarlos y sacarlos del país. Para lograrlo pidieron ayuda a Cuba, quien se ofreció a darles entrada a su territorio bajo muchas restricciones.

En realidad los terroristas cubanos nunca han estado en Cuba sino en Estados Unidos. Durante años las autoridades estadounidenses los han albergado y aunque los años los han ido enterrando, aún quedan algunos como Posada Carriles.

En Estados Unidos existen muchas personas reclamadas por Cuba por cometer actos terroristas. Posada es un prófugo de la justicia venezolana, por planear el horrendo crimen de colocar una bomba en un avión de pasajeros.

La ratificación de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo, junto a Sudán, Irán y Siria, ni siquiera está basada en lo que Cuba hace, sino en las políticas que no hace.

Washington pretende que Cuba apoye su estrategia militar y de inteligencia contra los grupos de Al Qaeda y otros que ellos catalogan como terroristas.

Washington quiere imponer a Cuba que herede sus problemas con otras etnias y culturas a las cuales agredió en el transcurso de más de un siglo y cuyas nuevas generaciones se criaron en un rechazo ciego y fanático de la cultura estadounidense.

Cuba no es el único país que no apoya las políticas de Washington en este sentido, a pesar de que condena el terrorismo en todas sus formas, precisamente porque la Isla ha sido víctima del mismo durante cincuenta años, por actos planeados y dirigidos desde territorio estadounidense. Para evitar actos semejantes, ha ofrecido su ayuda al vecino del Norte en diversas oportunidades.

Cuba fue el primer país en ofrecer su ayuda cuando el ataque a las Torres Gemelas en New York.

La ratificación de Cuba en la lista es un resultado de las luchas intestinas por la alternancia del Poder en un momento en que las elecciones se acercan.

Obama ha sido criticado por su política exterior, a pesar de que en diversas ocasiones ha actuado como el mejor de los halcones del Pentágono.

Pero no obstante esas actitudes, entre ellas su participación en el derrocamiento y muerte de Muammar Kadafi y el propio Bin Laden, para lo cual autorizó violar el territorio paquistaní, es criticado por sus decisiones con Irán y Siria especialmente.

En esa bolsa ha sido colocada Cuba, porque así conviene a los intereses de la facción demócrata, como manera de mostrar la imagen de un gobierno duro en los asuntos internacionales, en vísperas de las elecciones presidenciales del 2016 y cuyas campañas ya están comenzando.

La maquinaria política estadounidense, llena de resquebrajaduras, es una trituradora que no diferencia a la hora de discutir el relevo del Poder. Es parte de la corrupción de un Estado que va dejando de responder a los intereses nacionales.

Razón tiene John Paul Stevens, quien fuera hasta el 2010, juez asociado de la Corte Suprema de Justicia, cuando plantea reformar el sistema. Entre otras cosas, dice que es necesario quitarle a la Corte Suprema su poder por encima del Legislativo, prohibir el uso del dinero en las campañas políticas, eliminar el diseño de los distritos basados en intereses políticos y un número más de propuestas.

Es un total cinismo que Cuba aparezca de nuevo en una lista donde ni siquiera se menciona su participación en actos semejantes.

Hay que decir, parodiando al poeta cubano José Ángel Buesa, “perdón Presidente, si lo hiere mi reproche, aunque sé que la herida no es en el corazón”.

Así lo veo y así lo digo.

* Periodista cubano residente en EE. UU., Subdirector de Radio Miami.

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