Ucrania: El fascismo rampante (I) (El Adversario Cubano) Por Raúl Antonio Capote Borís Filátov , vicegobernador de Dniepropetrovsk planteaba en su cuenta de Facebook que había que mostrarse mode...

Ucrania: El fascismo rampante (I) (El Adversario Cubano)

Fascistas ucranianos

Raul Antonio Capote

Por Raúl Antonio Capote

Borís Filátov, vicegobernador de Dniepropetrovsk planteaba en su cuenta de Facebook que había que mostrarse moderados con los rusos de Crimea, prometerles todo, darles autonomía y derechos, y luego, una vez controlada la situación, “ahorcarlos, ahorcarlos a todos".

Una vez conseguido el propósito de derribar al gobierno ucraniano, luego de varios días de violentos enfrentamientos, centenares de muertos y heridos, destrucción y odio, el ideólogo de Golpe Suave, Gene Sharp, señalaba a sus acólitos del Instituto Albert Einstein, “Maidan es un ejemplo de estrategia no violenta que no cumplió a cabalidad sus objetivos”.

Escuchándole pensé, debe haber sido por el exceso de violencia desatado por los grupos fascistas, pero no era esa la razón, sacando las experiencias de lo ocurrido en Kiev, el experto de la no violencia, recomendaba, “el presidente no puede renunciar, no puede ser destituido se está repitiendo el error de Egipto, tiene que desplomarse el gobierno, tiene que surgir el caos, la más absoluta ingobernabilidad en todo el país para que podamos decir que la estrategia cumplió sus todos sus objetivos”

Recordemos como comenzó todo. Ciudadanos concentrados en la Plaza Maidan de Kiev la noche del 21 de noviembre de 2013 manifestaban su descontento. El día anterior, el 20 de noviembre, el Gobierno de Ucrania había suspendido la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea.

Las protestas fueron iniciadas por estudiantes universitarios, sin embargo, posteriormente se unieron distintos sectores de la población, todos descontentos con la gestión del Partido de las Regiones y los resultados de su política económico - social. Entre los principales promotores se encontraban organizaciones sociales y estudiantiles, la oposición política, y las Iglesias ucranianas, principalmente la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Kiev. En los manifestaciones también participaban representantes de minorías étnicas, rusos, tártaros de Crimea, judíos, georgianos, armenios y otros.

“Yo quiero que mi país sea como uno de la Unión Europea” pedía un joven frente las cámaras de televisión de los medios internacionales y esa era una de las principales razones que congregaba a aquellas personas en la Plaza: el desastre económico y la corrupción rampante, motivaban la indignación de cientos de ciudadanos.

“A partir de noviembre de 2013, la población ucraniana se encontraba virtualmente dividida: un 38,0 % de los ucranianos apoyaba una asociación con Rusia, mientras que el 37,8 % prefería una asociación con Europa. Al mismo tiempo, el 41 % de los ucranianos consideraban que la prioridad para Ucrania tenía que ser la integración con la UE y el 33 %, por el contrario, se mostraba partidario de una unión aduanera con Rusia. El mayor apoyo hacia la integración con la UE se encontraba en Kiev, alrededor de 75 % y en el oeste de Ucrania 81 %; este apoyo se reducía al 56 % en el centro de dicho país, al 30 % en el sur y en Crimea, sede de la flota póntica, y al 18 % en el este”

Hubo un momento en que las manifestaciones comenzaron a debilitarse, por su propia dinámica interna y por factores externos, acuerdos entre las partes, promesas de solución y el intenso frío que invitaba a la tranquilidad del hogar. Los especialistas serbios de OTPOR empezaron a aparecer en escena como Srdja Popovic, Andrej Milivojevic y Slobodan Djinovic; el organizador del EXIT Festival en Serbia, Rajko Bozic, promotor de Los Aldeanos en Cuba y profesor de guarimberos venezolanos, y otros especialistas del Golpe Suave provenientes de los Estados Unidos, Alemania y Polonia. Se organizaron actividades “artísticas”, danzas, acciones plásticas, conciertos de grupos musicales, con un marcado contenido antiruso y anticomunista. El objetivo central era mantener llena la plaza a toda costa.

Los grupos de ultraderecha, las agrupaciones fascistas ucranianas, presentes desde el inicio, comenzaron a asumir el protagonismo de la protesta. El grupo fascista Pravy Sektor, uno de los principales organizadores del movimiento en Kiev e instigador de los disturbios más violentos (se trata de uno de los grupos más activos a la hora de organizar nuevas fuerzas de seguridad y también en el reclutamiento de voluntarios para el ejército en el actual gobierno ucraniano con el fin de agredir a las regiones del este del país. Borís Filátov, vicegobernador de Dniepropetrovsk planteaba en su cuenta de facebook que había que mostrarse moderados con los rusos de Crimea, prometerles todo, darles autonomía y derechos, y luego, una vez controlada la situación, “ahorcarlos, ahorcarlos a todos”); el partido de extrema derecha fascista, Svoboda, culpable de actos xenófobos violentos contra las minorías y de agresiones contra los comunistas y la Asamblea Nacional Ucraniana, conocida como UNA - UNSO por sus siglas en ucraniano.

La violencia fue en aumento, los intentos de las fuerzas de seguridad de desalojar a la gente de la Plaza a la fuerza generó una fuerte resistencia y propició que se cumpliera uno de los objetivos de los organizadores reales de los acontecimientos: la violencia comenzó a crecer en espiral indetenible.

Fotos del criminal fascista Stepan Bandera (1), símbolos nazis, uniformes de las SS, cascos, cadenas, armas caseras, bombas y lanzadores de bombas artesanales, (del mismo modelo de los usados en febrero pasado en Venezuela), lanzallamas caseros que utilizan un líquido parecido al napalm, pistolas, hachas, martillos, se impusieron sobre los cantos y los carteles.

El 20 de febrero del 2014, conocido como el jueves sangriento, un grupo de francotiradores comenzó a abrir fuego contra los manifestantes, la prensa mundial culpó de inmediato al gobierno de Yanukovich y a las fuerzas de seguridad del crimen pero, según plantean muchos testigos y sobrevivientes de la masacre, los tiradores disfrazados con el uniforme de la policía antimotines, lo mismo disparaban contra los manifestantes que contra la policía. El fuego de sus fusiles no escogía blancos, disparaban indiscriminadamente contra todo el que se ponía al alcance de sus mirillas. Médicos forenses e investigadores declararon que las municiones que habían herido a los policías y a los manifestantes eran las mismas y procedían de las mismas armas.

Cada vez está más claro que los francotiradores respondían al actual gobierno. Fuentes no públicas del gobierno han declarado que procedían de la organización Asamblea Nacional Ucraniana y especialistas de inteligencia han dicho que este tipo de armas es utilizada por las fuerzas especiales de la OTAN. El ex jefe del Consejo de Seguridad Ucraniano Alexander Yakimenko declaró a Rusia Today que ese día la policía antimotines desmoralizada se retiraba del escenario de las protestas cuando francotiradores comenzaron a disparar desde la azotea del Edificio de la Filarmónica y el hotel Ucrania controlados por la oposición contra ellos. Un año después, periodistas de la BBC de Londres revelaron las declaraciones de uno de los francotiradores, un hombre de la Asamblea Nacional Ucraniana, quien reconoció haber disparado contra los policías antidisturbios.

Si revisamos los acontecimientos del golpe en Venezuela en el 2002 (donde se demostró que eran los golpistas quienes disparaban contra el pueblo) y todos y cada uno de los Golpes Suaves o intentos de ellos, descubriremos asesinatos de ese tipo, sin verificación de los culpables, sin que nunca se pueda saber en la mayoría de los casos quienes disparan las armas realmente y donde siempre se culpa a las fuerzas de seguridad del país víctima de esa estrategia.

Toda Revolución de Colores que se respete necesita de la represión violenta del gobierno, necesita víctimas y si el gobierno a derribar no las provoca, para eso están los servicios especiales del imperialismo y sus acólitos entrenados para matar.

Cómo en cada uno de los escenarios, siempre que hizo falta, asesinos al servicio de los golpistas, entrenados por la CIA, ya sea como francotiradores o mezclados en la multitud. Primero incitan a la violencia, provocan desde ambos bandos, luego matan sin distinción, principalmente a los manifestantes. Si logran hacer caer a una figura que pueda convertirse en ícono de la protesta, perfecto, lo principal es culpar al gobierno, hacer ver que es responsable de las muertes. Para eso están las transnacionales de las comunicaciones e Internet, para eso están los medios masivos, para eso están sus ciberguerreros listos para fabricar la “verdad necesaria”.

NOTAS:

(1) Stepan Bandera fue un cabecilla fascista partidario de crear una dictadura antisoviética en territorio ucraniano que recurrió a la colaboración con el régimen nazi alemán y a los crímenes en masa para imponer su Estado habitado únicamente por la etnia ucraniana. En 1940 creó dos batallones de la Wermacht formados por miembros de su organización de nacionalistas ucranianos, los batallones Nachtigall y Roland que participaron en el ataque a la URSS. Es responsable de la ejecución en junio de 1941 en la ciudad de Lvov de miles de polacos, rusos, judíos y ucranianos comunistas, de matanzas y pogroms de judíos y polacos cometidos por los fascistas ucranianos en el verano de 1941, de las horribles matanzas en 150 aldeas habitadas por polacos civiles el 11 de julio de 1943 en que cerca de cien mil fueron masacrados, del asesinato de 17 mil polacos entre 1944 y 1945, de la ocupación de 33 localidades en Eslovaquia Oriental en 1945, del asesinato de judíos y representantes del Estado checoslovaco y otros crímenes espantosos. El subordinado de Bandera llamada Iván Klimchak masacró a 529 personas de las que 220 eran niños en la aldea de Volia Ortrovetskaya. Otra banda de fascistas “independentistas” ucranianos quemó viva en un granero de la aldea de Zalese Koroletskoea a 60 personas.

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