El presidente bolivariano Hugo Chávez fue realmente original cuando habló del “enigma de los dos Obamas”.
Hoy habló el Obama serio. Hace poco reconocí dos aspectos positivos de su conducta: el intento de llevar la salud a 47 millones de norteamericanos que carecen de ella, y su preocupación por el cambio climático.
Lo que ayer expresé sobre la amenaza inminente que se cierne sobre la especie humana, podría parecer pesimista, pero no se aleja de la realidad. Está por conocerse ahora la opinión de muchos Jefes de Estado sobre el tema ignorado y olvidado del cambio climático.
Obama fue el primero en emitir su opinión como país sede de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre ese tema.
¿Qué dijo? Transcribo las palabras esenciales de sus pronunciamientos:
“Reconocemos que la amenaza contra el planeta es seria y creciente.”
“La respuesta a este reto ambiental será juzgada por la historia.”
“No hay nación, por grande o pequeña que sea, que escape al impacto del cambio climático.”
“Cada día aumentan las mareas altas que azotan las líneas costeras, tormentas e inundaciones más fuertes amenazan nuestros continentes.”
“La seguridad y estabilidad de todas nuestras naciones peligran.”
“Hemos puesto el clima en el tope de las prioridades de nuestra agenda internacional, de China a Brasil, de India a México, África y Europa.”
“Uniéndonos, estos pasos son significativos.”
“Entendemos la gravedad de la situación y estamos determinados a actuar.”
“Pero no vinimos hoy aquí a celebrar progresos.”
“Queda mucho trabajo por hacer.”
“Y ese trabajo no será fácil.”
“Notamos que la parte más difícil del recorrido está frente a nosotros.”
“Esto ocurre en momentos en que la prioridad para muchos es revivir las economías.”
“Todos enfrentamos dudas en cuanto al desafío climático.”
“Las dificultades y las dudas no son excusas para no actuar.”
“Cada uno de nosotros debe hacer su parte para que nuestras economías crezcan sin poner en peligro el planeta.”
“Debemos hacer de Copenhague un paso significativo de avance en cuanto al debate climático.”
“Tampoco debemos permitir que viejas divisiones obstaculicen la búsqueda de soluciones, unidos.”
“Las naciones desarrolladas han causado la mayor parte del daño y deben asumir su responsabilidad.”
“No sobrepasaremos este reto a menos que nos unamos.”
“Sabemos que estas naciones, especialmente las más vulnerables, no tienen los mismos recursos para combatir los retos climáticos.”
“El futuro no es una opción entre crecimiento económico y planeta limpio, porque la supervivencia depende de ambos.”
“Tenemos la responsabilidad de proveer ayuda financiera y técnica a estas naciones.”
“Buscamos un pacto que permita aumentar la calidad de vida de los pueblos, sin afectar al planeta.”
“Sabemos que el futuro depende de un compromiso global.”
“Pero el camino es largo y duro y no tenemos tiempo para hacer el recorrido.”
El problema ahora es que todo lo que afirma está en contradicción con lo que Estados Unidos viene haciendo desde hace 150 años, particularmente desde que, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, impuso al mundo el acuerdo de Bretton Woods y se convirtió en amo de la economía mundial.
Los cientos de bases militares instaladas en decenas de países de todos los continentes, sus portaaviones y sus flotas navales, sus miles de armas nucleares, sus guerras de conquista, su complejo militar industrial y su comercio de armas, son incompatibles con la supervivencia de nuestra especie. Las sociedades de consumo son igualmente incompatibles con la idea del crecimiento económico y un planeta limpio. El derroche ilimitado de recursos naturales no renovables, especialmente el petróleo y el gas, acumulados durante cientos de millones de años y que en apenas dos siglos se agotarán al ritmo actual de consumo, han sido las causas fundamentales del cambio climático. Aun cuando se reduzcan los gases contaminantes en los países industrializados, lo que sería loable, no es menos cierto que 5 mil 200 millones de habitantes del planeta Tierra, es decir, las tres cuartas partes de la población, viven en los países que en mayor o menor grado están por desarrollar, los cuales demandarán enormes consumos de carbón, petróleo, gas natural y otros recursos no renovables que, de acuerdo con patrones de consumo creados por la economía capitalista, son incompatibles con el objetivo de salvar la especie humana.
No sería justo culpar al Obama serio del mencionado enigma por lo ocurrido hasta hoy, pero es menos justo todavía que el otro Obama nos hiciera creer que la humanidad pueda preservarse bajo las normas que hoy prevalecen en la economía mundial.
El Presidente de Estados Unidos admitió que las naciones desarrolladas han causado la mayor parte del daño y deben asumir la responsabilidad. Fue sin dudas un gesto valiente.
Sería justo reconocer también que ningún otro Presidente de Estados Unidos habría tenido el valor de decir lo que él dijo.
Fidel Castro Ruz
Septiembre 22 de 2009
6 y 14 p.m.
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