Mensaje de Navidad
Por Adolfo Pérez Esquivel
Mural de Adolfo Pérez Esquivel en la Iglesia Santa Cruz.
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La navidad es el amor de Jesús a través de los tiempos, sin tiempo. Desde su llegada anunciada por los profetas y esperada por los “adoradores de Dios en el silencio”, que esperaban la señal en el cielo de la aparición de la Estrella para iniciar el camino esperado en el desierto de la vida; guiados por la brújula de sus corazones y la esperanza que los ayudó a encontrar al niño rodeado en el abrazo amoroso de María y José.
Jesús nos muestra su rostro en todos los niños, en la sonrisa y ternura del abrazo, y también en el dolor de niños que sufren la ausencia del amor, que viven en tiempos turbulentos de violencia, de pueblos marcados por el hambre, la pobreza, la guerra, la indiferencia y la muerte. De esos niños a los que les han robado la vida y la sonrisa.
La FAO nos señala que, por día, mueren en el mundo más de 35 mil niños de hambre, niños que ya no podrán ver el amanecer.
Niño y niña que ambulas por las calles, los campos y montañas sin rumbo y sin ternura en cualquier lugar del mundo. Ese lugar distante es también tu lugar. No te dejes dominar por la lástima y la pena, cuando te encuentres con uno de esos niños. Bríndale tu amistad, tu sonrisa, tu mano fraterna y amiga, ahí está Jesús.
Grita junto a los Chicos del Pueblo “El hambre es un crimen”, que se escuche en cada rincón de la tierra.
Comparte el pan de vida y el pan que alimenta el cuerpo y no dejes de sonreír al niño y a la vida en la Navidad, camino de luz y esperanza que florece en cada uno y en la creación. “Lo que hagas a uno de estos niños, a mi me lo haces”.
La Navidad nos convoca a renovar nuestra fe. Compartamos el fraterno saludo de Paz y Bien en la Navidad y Año Nuevo.
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