OPINION - EDITORIAL DE HORIZONTE SUR, DEL 08/03/09, POR JORGE RULLI SUMARIO     1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - EDITORIAL DE HORIZONTE SUR, DEL 08/03/09, POR JORGE RULLI. ...

OPINION - EDITORIAL DE HORIZONTE SUR, DEL 08/03/09, POR JORGE RULLI

SUMARIO

    1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - EDITORIAL DE HORIZONTE SUR, DEL 08/03/09, POR JORGE RULLI.


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From: Jorge Rulli

Sent: Sunday, March 08, 2009 9:24 PM

To: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN

Subject: EDITORIAL DE HORIZONTE SUR, DEL 08/03/09, POR JORGE RULLI

En primero y principalísimo lugar, corresponde que agradezcamos a todos quienes hicieron posible este pequeño y maravilloso milagro de que podamos estar de nuevo en el aire y conectados con todos ustedes, con ustedes que nos escuchan ahora, con los que nos escucharán mañana o en los días subsiguientes gracias a viento social y a la página Web del GRR, así como a tantas FM que nos retransmiten. Asimismo, agradecemos que podamos estar de nuevo conectados con todos aquellos a los que llegan los editoriales a través del correo y de Internet. Que podríamos llegar a ellos de todas maneras, aún sin este micrófono, sí, es verdad, pero esos escritos no tendrían la magia de haber sido hablados previamente, no tendrían la fuerza de la palabra hablada que llevan, el peso gravitante de lo que fue dicho, que fue dicho además, en Radio Nacional y para oídos receptivos que estaban atentos y aguardando a que esas ciertas palabras fuesen pronunciadas. Gracias a todos ustedes estamos de nuevo en la Radio de todos, en la radio del Estado. Y decir las cosas que decimos desde estos micrófonos, acrecienta el hecho extraordinario de poder decirlas cada domingo, el hecho extraordinario de expresar aquellas cosas para las que no hay lugar en los medios ni en los debates ramplones que hacen del pensamiento político un desierto o un monocultivo de ideas y opiniones.

Hemos tratado de reverdecer esos desiertos tal como lo hicieran Masanobu Fukuoka y sus discípulos, entre los que ahora, humildemente, nos contamos. Hemos tratado de recuperar esos ecosistemas arrasados de la conciencia nacional. Por eso agradecemos también tanta palabra amiga recibida en estos últimos días, el sollozo de alguno en el teléfono, los abrazos callados y las expresiones de solidaridad maduras volcadas en cartas y correos, escritos desde la propia afirmación y desde una ciudadanía que no se deja doblegar. Gracias por tanto coraje. Gracias por proporcionarnos el valor que muchas veces nos falta para proseguir. Hemos llevado una lucha dura en estos años para generar pensamientos nuevos y no ha sido fácil. Nos pesa la incomprensión de muchos. Alguna vez nos dieron de baja una cátedra que teníamos como GRR en la Facultad de sociales, porque refiriéndose a Adolfo, dijeron que no podía ser que un experto en batatas, intentara desarrollar pensamientos filosóficos. En esta misma casa, algunos piensan que este es un programa rural, o sea para el campo, y lo equiparan a los programas del INTA aunque con otro signo. Otros hacen referencia a nosotros como aquellos que afirmamos que la soja no es buena para la salud. Es lo que les impresionó de nuestro discurso o el cachito de realidad que les quedó en la memoria de lo que somos. No falta el que destaca mi particular encono con los Montoneros y resaltan el que alguna vez dijera que la muerte de Rucci fue un crimen de lesa humanidad. Un importante dirigente sindical tomó a broma la idea de comerse un asado en mi casa, dado que soy ecologista y confundía de esa manera, torpemente, el vegetarianismo con una postura política que se propone el cambio radical de la sociedad y la instalación de nuevos paradigmas de pensamiento. Para muchos dirigentes políticos actuales vengo a ser algo así como un objeto de museo, un ser extraño que refiere a épocas referenciales que no conocieron y que reverencian. No obstante, soy consciente que cuando comienzo a exponer sobre organismos genéticamente modificados, mercados globales, bio y nanotecnologías, postglobalización y poder del conocimiento, es como que cambiaran la frecuencia de la escucha o que les hablara en un lenguaje que dejan de comprender.

En medio de la devastación, hemos persistido en preparar la tierra para la siembra, la hemos alimentado con el compostaje de los propios residuos, pero también con mucho, mucho amor. Hemos sembrado las semillas del año anterior o las que intercambiamos con los amigos innumerables que participan de las nuevas redes. Somos muchos, cada día somos muchos más. Pensamos que, aparte de respetar los ecosistemas que nos rodean, hay una regla superior que debemos obedecer siempre, esa ley es que la biodiversidad que nos rodea tiene que ser siempre aumentada y que debemos hacerla cada vez más y más compleja. Esto quiere decir que debemos añadir nuevas especies y variedades, y dejar que la Naturaleza busque nuevos equilibrios. Qué, a diferencia de lo que hace la ciencia empresarial que separa y diferencia, que hace variedades genéticas por separación de líneas de caracteres, nosotros deberíamos, por lo contrario, ayudar a la Naturaleza, enriqueciendo los pooles genéticos, tanto de plantas como de animales, añadiendo mediante aportes nuevos caracteres, y dejando que los equilibrios, los ajustes y las adaptaciones se produzcan mediante crecientes complejidades.

Esa ley de aumentar siempre la diversidad y la biocomplejidad, vale para la agricultura, pero también vale para el huerto, para el jardín y para toda la vida en sociedad. Vale para la lucha política y para la generación de pensamientos, vale también, para construir las alternativas que generen el nuevo poder que permita detener la infelicidad generalizada, el sufrimiento, el despojo, la humillación de la conciencia nacional y el extravío de todo sentido de patria y de justicia. Si frente a la debacle que viene sobre la Argentina, de manera inexorable, porque así como ayer vivimos la caída del muro de Berlín y la implosión de la URSS, hoy estamos viviendo la caída del Imperio americano; si frente a esos horizontes de desastre no hacemos sino canjear autos y calefones, apostar al consumo y al asistencialismo, estaremos perdidos. No solo porque quienes la implementan podrían equivocar la estrategia, sino porque por estulticia y por contumacia, carecen de un plan B. Dice Alfredo Zaiat en Página 12 del sábado 28 y hablando de las regresiones, que “no sería recibido con mucha seriedad que… propongan como modelo empresario el regreso a formas de organización con exclusivo trabajo manual en las fábricas. Tampoco tendría mucho eco entre los productores agropecuarios una iniciativa que impulse el retorno al arado manual de los campos”.

Uno comprende desde este lugar nuestro, el pensamiento mágico de los que apuestan al progreso, el problema es que ellos no nos comprenden a nosotros. Ellos, no solo son absolutamente excluyentes, sino que están convencidos que las prácticas de simulacro que permitirían que la gente se organice ante eventuales situaciones de desastre, convocan por si mismas a los desastres. Por eso no existen ensayos o prácticas en la Argentina que predispongan ante situaciones de evacuación como en Tartagal. Por supuesto, ellos se ven a sí mismos como los científicos serios y a nosotros nos ven como los cultores del pensamiento mágico…nos ven como los que hablamos de la soja o esos a los que despectivamente se confunde como vegetariano… Repetimos, ante lo que viene, no tienen plan B alguno, porque proponer la venta local de leche fresca, las ferias de productores o los desarrollos locales carecería de seriedad… y porque en el fondo creen que convocaría mágicamente al fracaso del modelo progresista al que apuestan en exclusiva. Además, es en esa estrategia excluyente donde ponen los huevos de sus negocios prebendarios. Entonces, se apuesta decididamente al recambio de automóviles, de los calefones y de las heladeras… sin ninguna alternativa que escape a una misma visión estrecha de un mundo pensado por gente como uno y además, para gente como uno….

Los sueños y las pesadillas dijo Galeano se hacen con la misma materia prima. Debemos cambiar esta pesadilla por los sueños que siempre tuvimos. Eso es todo. Sabemos bien que pensar y hablar sobre el camino no es lo mismo que recorrerlo. Es lo que hacemos, hablamos del camino pero además lo recorremos. No sabemos con certeza adonde conduce, pero lo recorremos, avanzamos con firmeza y somos muchos… No nos proponemos llegar a ninguna parte en especial y esto nos hace invencibles. No podemos ser derrotados porque no nos medimos con la vara del éxito ni por horizontes de toma del poder, tampoco pensamos en ganar elecciones, menos aún podríamos ser chantajeados por aquellos cucos de la supuesta “restauración conservadora” con que tantos intelectuales de izquierda encubren los meganegocios y las intensas connivencias con las corporaciones y en particular con los exportadores. Las actuales estrategias de alimentar la tensión social, favorecen la fragmentación de los colectivos, los desmigajan. Día a día vemos como todos pelean entre sí, como los medios disfrutan de los enfrentamientos, de las palabras fuertes con que unos castigan a los que ayer eran sus allegados. Es la estrategia de la tensión que se genera desde las usinas que continúan sosteniendo el viejo adagio, de que dividiendo se reina mejor…

Somos un país laboratorio, no sólo porque producimos en relación a territorio y población, muchos más organismos genéticamente modificados que ningún otro país en el mundo, sino también porque bastante más del 75% de lo que comemos contiene transgénicos, más precisamente soja y maíz RR. Es el horror absoluto que consintió de buen grado nuestra dirigencia política, intelectual y religiosa, en la más demencial de las traiciones a su propio pueblo. Somos el laboratorio de las Corporaciones que ensayan con nosotros sus semillas y sus alimentos genéticamente modificados. En algún observatorio de esas empresas transnacionales, con seguridad estará previsto investigar cómo será la próxima generación de argentinos, de la misma manera que se ensaya con la mosca de la fruta o los cobayos. Pero además de hacernos comer transgénicos sin que lo sepamos, con el simple recurso de que el grueso de nuestros alimentos son reelaborados por las cadenas agroalimentarias, además de eso, nos amontonan como en esos experimentos con monos, en que se meten muchos en una jaula, para medir su creciente agresividad… se vacía el campo y se nos concentra en megalópolis.

El territorio está destinado en exclusividad a los monocultivos y a las mineras, también y en menor escala, a plantaciones de árboles para pasta, incineradoras de residuos y basureros a cielo abierto. El modelo es absolutamente extractivo, y conduce inexorablemente a la catástrofe y al hambre. La capacidad de producción biológica de la Argentina aporta a otros centros de poder y esa dependencia, se incrementa debido a nuevos procesos tecnológicos de producción y apropiación transnacional, como la minería con cianuro, la biotecnología y otros recursos corporativos. De hecho, corremos graves riesgos de perder el capital biológico indispensable para nuestra propia supervivencia como pueblo, capital que está constituido por los suelos, el agua, los glaciares, los bosques y el petróleo. En la Argentina, hoy se vive en conurbanos y como el empleo no alcanza para todos, están los planes asistenciales, donde se derivan los ingentes dineros que dejan las exportaciones. Los planes asistenciales no son para salir de la pobreza sino para reproducirla. Es claro, entonces, que los discursos se distancian definitivamente de las cosas y debemos vivir en la esquizofrenia programada. La tercera generación de indigentes carece de conciencia de clase o de espíritu organizativo, son la masa de maniobras de la política venal o un problema que se resuelve con la policía. Los brotes histéricos de los que reclaman se mate a los que matan, son repetidos al infinito por la televisión y aportan a la estrategia de la tensión que nos enloquece, que nos fragmenta, que nos aísla en medio de una sociedad hostil compuesta de otros tantos individuos tan aislados como nosotros mismos, y que sospechan de sus prójimos, tal como nosotros sospechamos de ellos. Somos de esa manera, conducidos a votar chantajeados y a vivir reclamando reglas cada vez más duras, reglas que aplicarán los mismos que alimentaron la situación insostenible en que vivimos.

Frente a este panorama se requieren miradas nuevas. Pensar en términos de izquierdas y derechas resulta funcional al sistema. Es como aceptar debatir sobre un terreno plano y acotado, cuando debemos ser capaces de visualizar en profundidad y en altura, los modelos vigentes que determinan la dependencia colonial. Pensar que podríamos salir del encierro del capitalismo sin debatir sobre el sentido de las tecnologías y de las escalas, resulta ingenuo y presupone creer que estos patrones civilizatorios depredadores pueden continuar siendo soportados por el Planeta. Estamos convencidos que esta es una época decisiva, una época de inflexiones históricas, y que estamos obligados a tener el valor de pensar otro mundo. Esa es la tarea en la que estamos desde Horizonte Sur y celebramos hallarnos tan acompañados en la misión que no hemos dado, celebramos volver a dialogar con todos ustedes a los que debemos este espacio de reflexión y de construcción alternativa. Gracias, una vez más por marchar juntos en este camino que estamos recorriendo. Como diría el monje: el camino es el mismo de antes, el mismo de siempre, lo que ha cambiado es nuestro corazón.

Jorge Eduardo RULLI 11.08.07

Jorge Eduardo Rulli

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