SUMARIO
1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - EL MAESTRO: HOMENAJE A HORACIO GIBERTI, POR EDUARDO SARTELLI (RAZÓN Y REVOLUCIÓN).
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From: Prensa Razón y Revolución
Sent: Monday, July 27, 2009 2:48 PM
To: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN
Subject: EL MAESTRO: HOMENAJE A HORACIO GIBERTI, POR EDUARDO SARTELLI (RAZÓN Y REVOLUCIÓN)
Fallecimiento de Horacio Giberti
Profesor honorario de la facultad de Filosofía y Letras (UBA), especialista en política agropecuaria, ex presidente del INTA (1958-1961), ex secretario de Agricultura y Ganadería de la Nación (1973/74)
El maestro
Por Eduardo Sartelli, en homenaje a Horacio Giberti
Conocí a Horacio Giberti en una de las primeras jornadas de investigación a las que asistí en mi vida como ponente. Presenté, junto con Adrián Ascolani, un trabajo sobre las “estrategias de la lucha sindical rural”, uno de los tanteos iniciales de la que es, por estos días, mi “casi” tesis doctoral. Estaba, en la misma mesa, Sergio Maluendres, también especialista en historia agraria, en su caso, de su provincia, La Pampa. Recuerdo que me llamó mucho la atención porque era sobre dos pueblos pampeanos de nombres rarísimos, de obvia raíz indígena: Guatraché y Alpachiri. Comentaba las presentaciones Hilda Sabato, junto con quien, hasta ese momento era, para mí, alguien casi mítico, autor de uno de esos libros que “hay que leer sí o sí” en estos temas. “Así que este era Horacio Giberti”, pensé ni bien empezó a hablar. Descubrí inmediatamente que tenía el mismo tono didáctico y la misma claridad que me habían agradado tanto en su famosa Historia de la ganadería argentina. A diferencia de Hilda, que nos garroteó un poco, Horacio se explayó en consejos de todo tipo. Lo más sorprendente fue cuando comentó la ponencia de Sergio, que hablaba, si mal no recuerdo, de la evolución productiva de ambos pueblos hasta los años ’30. Giberti comenzó su comentario diciendo algo así como “cuando yo fui a Guatraché en los años…” No sólo me asusté, porque después me tocaba a mí, sino que pensé que iba a resultar muy difícil discutir con alguien que no sólo estudió sino que protagonizó esa historia que yo pretendía explicar. Me equivoqué: su enorme modestia hacía más que llevadero el peso de su enorme erudición.
A partir de allí, y con el paso del tiempo todavía más, me dí cuenta de que estaba frente a alguien que merecía más que nadie la categoría de maestro. En su doble significado profundo: por su conocimiento; por su don pedagógico. Pocas personas conocían tanto el agro argentino como Horacio Giberti. Menos todavía son aquellos capaces de estimular el conocimiento y enseñarlo, con la habilidad y la modestia personal de Don Horacio. Para mí fue siempre un referente, una consulta obligada. Cada vez que se me ocurría algo que me parecía extraño y que me ofrecía dudas siempre pensaba lo mismo: “voy a ver qué dice El Viejo”. Horacio Giberti fue, además de un técnico que supo aportar sus esfuerzos a la economía nacional a través de su tarea en el INTA, un ejemplo de intelectual comprometido con su tiempo. Con posiciones ideológicas y políticas que no eran las mías, pero eso no tiene importancia. Afrontó con honestidad y con altura las vicisitudes desagradables que ese compromiso le acarreó a lo largo de su carrera como intelectual y como funcionario. Lo que no es poco, teniendo en cuenta que fue el último (y uno de los pocos) que, en esa doble función, desafió en serio a la Sociedad Rural.
En esa cualidad extraña de maestro y protagonista, lo invité hace un par de meses al ciclo de charlas que organizamos en la cátedra de Historia Argentina que presido en Filosofía y Letras de la UBA. Ciclo este año dedicado a los “clásicos”. Fue así que desfilaron allí Abelardo Castillo, Beba Balvé y Osvaldo Bayer. No podía faltar, como exponente de esa categoría en su campo de estudios, Horacio Giberti. Estuvo como siempre: didáctico, claro, interesante, útil. Tenía guardada una sorpresa, que pensaba entregársela a comienzos del año que viene: un ejemplar de mi tesis transformada en libro, en el que figura primero entre los agradecimientos. Allí dice: “A Horacio Giberti, por el ejemplo”. Me apena profundamente que se haya ido. Me hubiera gustado, para cerrar ese círculo que empezó hace veinte años, llevarle el libro, estrecharle la mano y decirle: ¡Gracias, Maestro! La historia quiso que no. Vaya como imposible reparación este modestísimo homenaje.
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Para leer la Entrevista realizada por Eduardo Sartelli a Horacio Giberti en el marco del Ciclo de Charlas oganizado por la Cátedra Historia Argentina III B (UBA) el pasado 9 de mayo:
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