Es en el seno de la Asamblea, y no en otro, donde se discuten todas las acciones y medidas contra la pastera Botnia, simplemente porque la Asamblea nos convocó y nos unió cuando muchos de nosotros no teníamos idea del desastre ecológico que provocaría la misma.. Allí aprendimos el funcionamiento de la democracia directa, y llevamos el emblema de la lucha ambiental más grande de la historia. Con errores y aciertos, pero con mucha garra. Haciendo frente a largas horas de debate (sobre todo cuando en los comienzos, las decisiones se tomaban por consenso) para decidir cada paso. Por aquel entonces, a las dos reuniones semanales, se sumaban las específicas para ver como llevar a cabo alguna acción votada por mayoría. Y después, todos, sin excepción, trabajamos en conjunto para construir la lucha que hoy es conocida en el mundo entero.
Por eso, cuando se habla de Botnia, inevitablemente se habla de su enemigo implacable, la Asamblea, y cuando se habla de la Asamblea se habla en realidad de toda la ciudadanía, también de los que quizás no participan asiduamente pero sin embargo consolidan las decisiones con su presencia cada vez que son convocados: es que en Gualeguaychú ocurre un fenómeno nunca antes visto: una comunidad entera se movilizó ANTES que el daño estuviera hecho, para reclamar la supremacía del derecho a la vida por sobre los intereses económicos. Única por su esencia, única por su valentía, única por las renuncias que implicó e implica estar comprometido con una lucha tan desigual.
En este andar tan dispar, que lleva seis largos años de entrega personal en pos de un beneficio comunitario, y para las generaciones venideras, quienes a conciencia llevamos el escudo de la asamblea con el orgullo intacto y la cabeza en alto, sabemos que para lograr cambios tan profundos debemos enfrentar al enemigo mas grande de la humanidad, que disfrazado de mentiras y alentado por los gobiernos de turno, atenta minuto a minuto contra la pureza de intención y de criterio… Sin embargo, este poder ha sido resistido hasta el momento por una comunidad que no vacila en sus convicciones, y que no se prostituye aunque los vientos de las contradicciones la flagelen.
Por estas cuestiones resulta contradictorio escuchar que “las partes” deban llegar “a acuerdos conciliadores” buscando mediadores, o poniendo al frente del debate a cualquier autoridad política, e incluso religiosa… Para intentar socavar una medida que no fue tomada por ninguno de estos estamentos, sino por una auténtica asamblea multitudinaria: por la construcción democrática de un pueblo que se constituyó, en ausencia de los poderes políticos, que se supone, tiene la representatividad de gobernarlo… para defensa de los intereses de todos, garantizando vivir en un medio ambiente sano.
Quizás se deba a que este siglo se caracteriza por el relativismo en el que todo puede ajustarse según el poder económico del grupo que detente tal o cual teoría… Pero Gualeguaychú ya tomo su camino.
Aquel histórico 19 de noviembre de 2006, a conciencia y de manera unánime, sobre el Puente Gral. San Martín, LA CIUDADANIA DE GUALEGUAYCHU, CONSTITUIDA EN ASAMBLEA, aprobó el corte de la ruta 136, a la altura del km 28, en el que hoy es Paraje Histórico y Cultural de Arroyo Verde.
Este es el único lugar legítimo y natural donde se lucha contra Botnia, porque así hemos sabido construirlo, desde las primeras reuniones hasta la actualidad, porque allí hemos defendido con la propia vida y las acciones lo que pronunciamos con nuestras voces. Porque allí hemos dicho NO al intento de cooptarnos, disolvernos, dividirnos.
Hoy, a tres años de corte ininterrumpido, de llevar a cabo esta medida difícil pero ejemplar para todas las otras organizaciones sociales, (quienes nos ven como ejemplo y nos admiran por nuestra fortaleza), seguimos defendiendo la SOBERANIA NACIONAL, nuestros recursos naturales, la calidad de vida de las generaciones venideras, el futuro sustentable de la región… para toda la región, y como ejemplo para el país entero.
Ni antes, ni ahora, nos subordinaremos a los intereses económicos de un pequeño sector particular, y continuamos priorizando los derechos esenciales del hombre, aún en ausencia de los legisladores y representantes, que parecieran tan movilizados por la consecuencia del corte, como nunca lo han estado por la presencia de Botnia en la región.
La Asamblea Ciudadana Ambiental nos convoca a todos, para que una vez más renunciemos a intereses mezquinos y particulares a favor del bien común, conscientes de que las renuncias y dificultades presentes, son una pequeña piedra que debemos soportar, como lo hemos hecho siempre, infinitamente insignificantes si logramos el fruto del esfuerzo compartido: el desmantelamiento de Botnia, y su erradicación de la cuenca del Río Uruguay.
Por el bienestar de las generaciones venideras, seamos coherentes demostrando que el enemigo en común es demasiado poderoso como para enfrentarlo separados: hagamos un voto por la coherencia, por la verdad y la justicia. Hoy más que nunca, reafirmemos que cuando Botnia se vaya, se abrirá el corte de la ruta 136. Nuestras convicciones así lo declaran.
Prof. María Alejandra Crimella
Asambleísta, desde el 30 de abril de 2005.
"Cuando la Patria esta en peligro todo esta permitido, menos no defenderla" (Gral. José de San Martín)
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