ASAMBLEA: reelección, represión y después…
Hay un acto de violencia en la fría madrugada, que no escapa en la conciencia del que pega sin razón. Vuelan palos por el cielo y en el suelo buena gente que aterrada por el miedo va perdiendo el corazón. Otra vez la misma historia y en las paginas de un diario aparecen muy contentos los que no dejaron ser.
LA VELA PUERCA
Hace 3 años, después de 5 intentos fallidos, con grandes movilizaciones y un repudio generalizado a la estructura antidemocrática que gobierna la Universidad, fue elegido Hallú como rector de la UBA, en el Congreso Nacional, con un fuerte operativo policial que terminó en una represión sobre quienes nos manifestamos para denunciar esa elección ilegítima.
Aquello que quisieron presentar como un “último recurso” para garantizar la institucionalidad de la UBA, fue esta vez el primero. Violando todos los principios de autonomía y el carácter público de las instancias del co-gobierno, la Asamblea universitaria volvió a sesionar en el Congreso de la Nación, a puertas cerradas (cerradísimas) en pleno receso del ciclo lectivo, de espalda a la comunidad académica en su conjunto, con una fuerte represión policial a estudiantes y docentes.
Mientras la policía reprimía con gases, hidrantes y balas de goma a los que intentamos enfrentar una nueva maniobra de quienes siguen vaciando nuestra Universidad, los representantes estudiantiles (consejeros directivos y superiores) éramos demorados en nuestro ingreso. Tanto la infantería, en los diferentes vallados montados en cada una de las esquinas, como la “seguridad” del Congreso en el hall de ingreso al mismo, insultaron y golpearon a los asambleistas estudiantiles para intentar que no ingresáramos. No fue casualidad y tampoco un exceso. Mucho menos una respuesta a “actos violentos”. La represión, las apretadas, los golpes, el silenciamiento de nuestras voces son lo que ellos necesitan para mantenerse en el gobierno de la UBA y desde ahí seguir sosteniendo sus negocios.
Mientras tanto, en un subsuelo del anexo de la Cámara de Diputados, con sólo 144 votos -sobre un total de 236 asambleístas- con 92 asambleistas que no participaron, entre los que se encontraban representados diferentes sectores políticos de los 3 claustros -ya que tampoco ingresaron a la Asamblea, profesores y graduados de Medicina, Ingeniería, Sociales, Arquitectura y Filosofía y Letras- fue reelecto Rubén Hallú.
Horas después, con una gran muestra de cinismo, el rector dijo sentirse legitimado, y el Jefe de Gabinete del Gobierno Nacional, Aníbal Fernández se (auto)felicitó por el operativo policial y el accionar de la infantería. Una muestra clara de a quiénes beneficia el mantenimiento de este modelo de universidad alejado de los sectores populares.
En su interior, la asamblea no sólo careció de legitimidad, sino también de debates. El único punto en la orden del día era la elección del rector, violando también de esta forma el Estatuto Universitario, que da la potestad de incorporar un amplio temario. Pero quienes gobiernan la universidad demostraron una vez más que tienen un acuerdo firme que no requiere debate: seguir profundizando el vaciamiento de la universidad y alentando la adaptación del conocimiento que en ella se produce a las necesidades del mercado. Una vez más quedó claro que, para llevar adelante ese proyecto, necesitan callar a toda voz que se oponga y que son capaces de recurrir a cualquier método para hacerlo.
Así, tanto afuera como adentro, estudiantes y docentes expresábamos (como podíamos!) la defensa de otro modelo de universidad. Una universidad pública, gratuita, autónoma, con gobierno democrático, una universidad productora de conocimiento crítico, al servicio de las necesidades del pueblo oprimido.
Estos dos modelos de universidad antagónicos, mantienen abierto un panorama de disputa, en el cual no nos faltan razones para luchar y construir.
Desde la Corriente Universitaria Rebelión estamos convencidos que la batalla al modelo universitario que el neoliberalismo nos impuso ha empezado, pero no está ganada. Sigue quedando pendiente el construir un proyecto alternativo de universidad, sobre la base de nuestros principios irrenunciables.
La disputa por otra forma de estudiar, investigar y formarnos y la lucha por la democratización siguen en pie. Dependerá de quienes estamos de este lado de la trinchera avanzar en la profundización de ciertos debates, masificarlos, incorporar a más compañeros estudiantes y docentes a la misma para que, de una vez por todas, pasemos a la ofensiva. Es responsabilidad de todos nosotros sumergirnos de lleno a construir un modelo alternativo de universidad, desde el campo popular, sin vanguardismos, un nuevo modelo universitario para las mayorías, de cara al pueblo. Eso es lo que queremos construir, nuestro compromiso es el de aportar todas nuestras fuerzas en ese sentido, y en eso estamos.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario