La educación no necesita verdugos, por Ademys. La educación no necesita verdugos El viejo levanta la vista de vez en cuando para desafiar a un público que ha esperado por más de treinta ...

La educación no necesita verdugos, por Ademys.

La educación no necesita verdugos

El viejo levanta la vista de vez en cuando para desafiar a un público que ha esperado por más de treinta años este momento. Lee un discurso de espaldas a la historia. No se ha disculpado ni una sola vez y sabe que las condenas -aunque llegan tarde- lo alcanzan. Los tribunales de Córdoba están colmados por voces y presencias de hombres y mujeres que reclaman, que vienen reclamando, verdad y justicia. El viejo ha sido responsable de la tortura, del secuestro, la desaparición y la muerte de muchos hombres y mujeres. Luciano Benjamín Menéndez, la cara trasfigurada de tanto odio, levanta la vista para ver que sólo lo acompañan otros obedientes asesinos como él.  Vuelve a su discurso nutrido de mentiras y veneno, vuelve y lee: "Bien lo dijo Abel Posse: <<ningún país repudió a su Ejército por lo que le exigieron sus gobiernos>>"

Allí lo cita un asesino; aquí, en Buenos Aires, el Jefe de Gobierno lo hace Ministro de Educación. El panorama pinta bien negro. Las expresiones del nuevo ministro, que se expresa en los medios, no se hacen esperar. Pide la baja de imputabilidad hasta los 14, 13 o 12 años: para Posse un niño de séptimo grado puede ser un delincuente común. Defiende los castigos corporales: le cuenta a un periodista que “hay que darle un sopapo al hijo”. No se priva de decir mano dura y represión: las palabras que elige crecen como las flores de un cementerio discursivo. Para Posse el gran problema de la educación son las huelgas de los maestros. Ni de cerca están las causas de esas huelgas. Ni de cerca se anima a atacar los problemas de fondo que nos tienen a los maestros defendiendo con lo que podemos a la escuela de la destrucción del sistema público. Parece ser que con buen “cachetazo” se solucionará el problema de los edificios que se caen a pedazos, de las viandas raquíticas que reciben nuestros niños en los comedores escolares, de los subsidios millonarios que se destinan a la educación de unos pocos (mientras se recorta el presupuesto de la educación de todos), de los salarios por debajo de la canasta básica. Encerrando a los adolescentes, que según él, se “estupidizan con el rock”, la sociedad estará en orden.



Ayer nos enterábamos que el ministro saliente, Mariano Narodoski, había contratado para su cartera a un espía ex agente de la Policía Federal ; hoy tenemos a un flamante cavernícola (de los que estudian en la Sorbona , hacen carrera diplomática y crían gatos persas) a cargo de la educación de la ciudad.

Estamos profundamente preocupados. Los docentes, quienes tomamos partido por la palabra, la reflexión, la democracia y la verdad, no podemos más que repudiar con todas nuestras fuerzas la designación de Abel Posse. Repudiamos el orden que auguraban Videla y Lanusse (gobiernos dictatoriales para los que Posse trabajó); repudiamos a un gobierno que elige como ministro a un personaje oscurantista que pide amnistía para aquellos que robaban bebés y vendían niños. Nótese bien: que pide el perdón y el olvido para quienes quemaban libros y personas, pero que defiende el castigo para un niño de 12 años. No podemos aceptar que a cargo de los jardines de infantes se ponga a un personaje que brega por el “sopapo” y por darle más armas y “libertades” a la misma policía que mató a Rubén Carballo, el joven de 17 años que después de asistir a un recital fue apaleado por un numeroso grupo de oficiales del “orden”.     

El gobierno porteño de Macri ha decidido mostrar una vez más, tal vez de manera brutal, su rostro autoritario: el nuevo ministro de educación es quien no sólo defendió desde la diplomacia y el periodismo a los dictadores, sino quien hoy en día argumenta a favor de la represión policial como solución de los reclamos. Se está poniendo al frente del sistema educativo a alguien comprometido profundamente con la dictadura que asesinó y desapareció a más de 600 docentes, a más de 200 alumnos; quien -a la manera en que el nazismo niega los campos de concentración- arroja dudas sobre la desaparición de personas en nuestro país, quien pide olvido como otra manera de disfrazar el término impunidad. No se puede pensar en la formación de ciudadanos justos y de una sociedad plural con un discurso que atenta contra la vida de las personas.

Es preciso que todos los docentes, alumnos y padres nos unamos para reclamar la destitución inmediata de Abel Posse. No soportemos este insulto a la democracia. Nosotros que optamos por el libro, por la palabra, por la verdad y la justicia no podemos permitir que se elija al vocero de los verdugos, de los secuestradores, del terrorismo de estado como ministro de educación.

¡ Exigimos la renuncia o la destitución inmediata de Abel Posse !


 



Ademys

ASOCIACIÓN DOCENTE



Santiago del Estero 443 CABA - 4381 5400 - www.ademys.org.ar

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