No a la baja de la edad de imputabilidad (CADH Rosario)

Estamos en peligro

“¿Quién lo puso allí, qué ángel del destino lo puso en esa situación de espanto? Por qué no pensamos lo que hay que hacer con tantos niños en situación de peligro. Si alguien cree que por llevar preso a un niño de doce años se soluciona lo que estamos viviendo, o es un necio o le falta información o simplemente esta desnudando su vocación autoritaria”.

Vicente Zito Lema

Alfredo Grande con su implicancia nos jeteó cuando dijo: “el Macrismo, etapa superior del Kirchenismo”... en balas, en represión, en criminalización… No se horroricen iluminados K… ¡ Pero qué espanto ! Disimulan su rabia con mitos, con ritos complicados; para retrasar el arreglo final de cuentas y la hora de la verdad, nos han puesto de cabeza  para practicar a cualquier precio la oscuridad, con ustedes no se terminaron las desapariciones forzadas (Condena de la Corte IDH caso Iván Torres, para dar un ejemplo) ni las torturas ni los apremios, ustedes practicaron el terrorismo de Estado con un toque nacional y popular, el de las burguesías locales, del aparato represivo para domesticar a los cuerpos, lo mismo que hace el macrismo, ustedes rompieron cabezas por doce años, arrojaron a la basura a los pibes que también fueron con sus políticas blanco de criminalización, quisieron bajar la edad de imputabilidad, pero claro, los de 14 o 12 de hoy no son los mismos que los 14 o 12 de un año atrás.. Crearon monstruos para las viejas chetas, para los boludos mediocres que se cuidan el culo y el acceso a las cuotas de mierda que fomentaron… mientras los pibes se llenan la panza de paco, y la cana los alimenta con balas, ustedes que se jactan del desendeudamiento… nos condenaron con todos los instrumentos ilegales y fraudulentos, hoy como ayer nos siguen nominando con desprecio, con la bota pasada por el código de barra de la democracia. Y la bota, las balas atraviesan esos sujetos  sujetados al margen del sistema que se alimenta con la sangre de una niñez que les duele a estos hijos de puta, una niñez a la que temen  y encierran, que adormecen con la tinta negra de las sentencias de los jueces y las jueces que tienen críos de bien.. de las minusválidas sociales que hacen los informes del pibe que muestra “signos de recuperación”, del fiscal que compra la versión policial, el juez que la reproduce, el pibe que tiene como 25 años y no fue escuchado. Los pibes en un estadío de indefensión extrema del sujeto de la pobreza (un sujeto nacido ya en un escenario de desgracia y portavoz desgraciado de la herencia sin derecho a inventario de la pobreza como diría Vicente Zito Lema), los pibes que según los portadores de la verdad, agudizan el conflicto, que entran y salen según los medios, pero lo que entra y sale con la marca de fuego y sangre es la pena de dolor al que someten una y otra vez, y así el crimen se comete, pero en los juzgados, en los institutos, en los pasillos con los guardias y las esposas apretadas,  el lenguaje del poder hace mella en la cabeza para dominar lo que es “peligroso”… pero cosa rara de  humanistas tienen estos turros funcionales al estado de cosas que hacen ley…  los pretenden universales, pero sus prácticas los particularizan y demonizan en el afán de ensamblar la maquinaria del control social que una clase impone a otra, que come a raíz de que otro escupa sangre..

“¿Se busca que el niño pague por el hombre al que mató… Quién pagará por el niño que matando ya murió?…”

Imputabilidad penal de menores: El “derecho” a ser condenados (CORREPI)

No a la baja

Cada vez que un adolescente aparece involucrado en un delito grave, especialmente en años electorales, vuelve a la tapa de los diarios el “debate sobre la imputabilidad penal” de los menores de edad. Políticos oficialistas (hoy, el mismísimo presidente Macri), opositores, opinadores profesionales, en fin, todos, claman por cambios en las leyes o en la forma de aplicarlas. Unos piden represión explícita a los gritos. Encerrarlos y tirar la llave, matarlos o esperar que se mueran. Otros son más sutiles, hablan de un “abordaje integral de la problemática (¿?)” y mechan en su discurso palabras como reinserción, resocialización, garantías y derechos. Pero marchen presos.

Paralelamente, jamás escuchamos a esos que salen a los gritos contra los “menores criminales” sugerir siquiera que haya mano dura y tolerancia cero para la infinidad delitos, muy superior en cantidad y calidad, que diariamente protagonizan policías, gendarmes, prefectos, guardiacárceles o militares, ni para los crímenes de la burocracia sindical, de los empresarios y funcionarios.

Nos saturan desde los medios hegemónicos con afirmaciones como que, en Argentina, ser menor de 16 años es tener licencia para matar. Silencian que, con las actuales leyes vigentes, ningún pibe, culpable o inocente, es impune si es pobre. Si tiene más de 16 años, va a juicio como cualquiera, sólo que lo juzga un tribunal que tiene un cartelito en la puerta que dice “Menores”, y, en lugar de ir a una cárcel, va a un instituto, como el Rocca, el San Martín o el Belgrano, donde el mismo cartelito es la única diferencia.

Y si tiene 13, 14 o 15 años, es todavía peor. Es cierto que no se lo juzga ni se le aplica una pena, porque es “inimputable”, pero el juez tiene la potestad de decidir que debe ser internado en algún instituto, o, si tiene suerte, es adicto y hay cupo, en alguna comunidad terapéutica. En uno u otro caso, en algún momento va a salir, abusado, violado, embrutecido, mucho más adicto de lo que entró, y listo para que lo fusile el primer policía con el que se cruce en el barrio.

O no va a salir nunca, como Ariel Llanos, Marcelo Zafatle, Néstor Salto, Germán Medina, Rodolfo Arancibia, María del Carmen Venencio, Marcos Dunda, Maximiliano Rodríguez, Luis Ordóñez, Fabián Lucero, Jonathan Retamoso, Marcelo López Pavón, Santiago Romano, Juan David Fernández, Santiago Romano, Guillermo Palleres, Micaela Romero, Diego Borjas, Maximiliano Graziano, Lucas Simone y muchos otros pibes y pibas muertos en alguno de esos lugares “de protección y contención” en todo el país. Dicho sea de paso, ninguno de ellos había cometido un hecho de sangre. Muchos, como Germán Medina, ni siquiera habían sido acusados por un delito, sino que estaban internados por razones “asistenciales”, para satisfacer “necesidades morales y materiales” que sus familias no podían proveer, y que el Estado resolvió matándolos.

El gatillo fácil como política de Estado

Correpi - Basta de Gatillo Facil 2

Por el Prof. Juan Carlos Sánchez

El 2016 se despidió con una ola de gatillo fácil, según denunció CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) en la siguiente cronología (1):

- 16/12. Córdoba. Érica Cortez, de 23 años, se “suicidó” en el penal de Bauer. Faltaban cinco meses para que cumpliera su condena y ya contaba con salidas transitorias.

- 17/12. Buenos Aires, Almirante Brown. Un teniente 1º del Comando Patrullas Lomas de Zamora dijo que “se vio obligado a disparar” cuando dos personas le quisieron robar el auto. Un joven de 22 años murió después de recibir dos disparos, el otro escapó.

- 19/12. Penal de Villa Las Rosas, Salta. Un preso de 47 años murió acuchillado. Las autoridades del Penal no dejaron trascender ni el nombre del muerto.

- 21/12. Lanús Oeste. Dos chicos intentaron robar un colectivo de la Línea 9. Un policía de civil les vació el cargador a los dos, ahora están internados. Uno de los chicos tiene 17 años y 6 balazos.

- 21/12. CABA, San Cristóbal. Un chico, del que todavía no tenemos nombre ni pudimos contactar a la familia, fue perseguido durante una cuadra por un policía. En el cruce de Jujuy y Carlos Calvo, el policía apuntó y gatilló. La bala fue directo a la cabeza. Muchas personas que circulaban o viven ahí vieron cómo el policía disparaba y escucharon un solo tiro. Pero después aparecieron doce vainas en la misma escena. Intentaron armarlo, pero no hubo enfrentamiento.

- 22/12. CABA, Caballito. Dos personas fueron perseguidas por una mujer policía cuando escapaban. Ariel Martín Santo murió, acribillado en la cabeza. Aunque quisieron justificar el fusilamiento con un enfrentamiento, sólo hay evidencia de balas de la policía, que fue detenida.

- 22/12. Córdoba. Lucas Leones Ruschi, 13 años, cruzaba el patio de la parroquia cuando fue fusilado con un tiro en la cabeza de parte del sargento Armando Murúa. Según él, disparó porque el chico intentó robar una motoguadaña.  La familia contó que Lucas atravesaba el patio para cortar camino hacia el potrero del barrio.

- 22/12. Trujui, Moreno. Manuel, de 17 años, fue acribillado por la espalda, para luego ser rematado en el piso por un policía local de civil. Su amigo estuvo detenido y para estos momentos ya fue liberado. ¿La excusa del policía? Pensó que iban a robarle.

Ellas y ellos forman parte de los 264 casos que registra la organización antirrepresiva desde la asunción del gobierno macrista. Y así lo sintetiza: "en siete días (del 16/12 hasta el 22/12) dispararon contra ocho personas, mataron a cuatro, enviaron a dos al hospital y dos personas murieron encerradas en los penales del Estado".

Las fuerzas represivas siempre estuvieron al servicio de la burguesía. Como bien afirma la organización, cuyo mayor referente es la Dra. María del Carmen Verdú, los casos fueron variando a lo largo del tiempo; a veces, más y en otras, menos, pero sus consecuencias son las mismas: tortura y muerte de personas jóvenes.

Y resulta evidente que constituye una política de Estado. Los medios hegemónicos agitan sobre la inseguridad y los "pibes chorros", provocando la reacción de los sectores medios y altos que piden mano dura que es aprovechada por este gobierno y el resto de la dirigencia política burguesa.

El caso Soriano

No obstante, los fusilamientos son moneda corriente. El pasado 21 de diciembre, Nicolás Álvaro Soriano, de 36 años, fue fusilado por el Sargento PFA Sergio Damián Lucero en la intersección de la Avda. Jujuy y Carlos Calvo, pleno barrio de San Cristóbal de esta Capital. "Lo persiguió por más de una cuadra. El pibe se entregó, levantó las manos, desarmado. Pero cuando se dio vuelta le dieron una sola explicación: un sólo tiro, en la frente" (2).

Pronto armaron la escena del enfrentamiento, ante la llegada de los medios de comunicación, para justificar semejante aberración. Pero como informó la organización antirrepresiva, "Los vecinos y vecinas escucharon, todos sin excepción, un sólo tiro. Sin embargo, al momento de la reconstrucción, se encontraron 12 vainas dispersas junto al cuerpo. Es indudable que apuntaron a simular un tiroteo. Pero no alcanzó, lo había visto mucha gente. Demasiada". Muchas y muchos testigos para un fusilamiento clarísimo por parte de un efectivo policial.