El presidio político en Estados Unidos XI y XII (ALAI) Por Salvador Capote Víctimas del gran jurado En 2008 un artefacto explosivo de fabricación casera estalló junto a un centro de reclutamie...

El presidio político en Estados Unidos XI y XII (ALAI)

Salvador Capote

Por Salvador Capote


Víctimas del gran jurado


En 2008 un artefacto explosivo de fabricación casera estalló junto a un centro de reclutamiento del Ejército en Times Square. Las cámaras de vigilancia revelaron que había sido colocado a las 3:30 de la madrugada por un ciclista encapuchado, lo que impidió apreciar su edad, sexo, color de la piel u otras características físicas. El artefacto causó daños de poca consideración en la puerta del edificio.
 
En 2009, Gerald (Jerry) Koch, de 19 años entonces, residente en Brooklyn, New York, recibió una “subpoena” (orden de comparecencia obligatoria) ante un gran jurado. Se supo más tarde que la citación se basaba en que -según el FBI- Gerald había estado presente en un lugar público donde alguien -no se sabe quién- habló algo -no se sabe qué- sobre el incidente. Se trataba, evidentemente, de una típica “fishing expedition” (expedición de pesca) en que se utiliza el gran jurado para obtener, coercitivamente, información sobre activistas sociales y movimientos contestatarios del “establishment”. Se lanzan las redes al azar a ver qué se pesca.
 
¿Por qué escogieron a Gerald Koch para obligarlo a comparecer ante el gran jurado? -Porque Koch, a pesar de su juventud, se había dedicado durante varios años a la labor de ayudar a numerosos presos políticos, sin tener en cuenta su ideología ni la organización a que estaban afiliados. Koch alegó no saber absolutamente nada del incidente del 2008 y se negó a cooperar. Debido seguramente a lo endeble del caso, no fue encarcelado en esta ocasión.
 
Sin embargo, dos años más tarde, Koch tuvo una participación relevante en recaudar fondos y en recabar ayuda legal y apoyo moral para los participantes en las protestas del movimiento “Occupy Wall Street” (más de 2,600 fueron arrestados en New York, 700 de ellos en la redada masiva del Puente del Brooklyn). El 21 de mayo de 2011 Koch fue de nuevo obligado a comparecer ante el gran jurado y de nuevo se negó a cooperar, permaneciendo en silencio todo el tiempo. Esta vez fue declarado en “contempt” (en rebeldía) y fue conducido a la cárcel entre los gritos de protesta de cientos de sus compañeros. Vestía traje negro y corbata negra como expresión de su pertenencia a una comunidad anarquista.
 
El anarquismo, como se sabe, tiene en Estados Unidos una larga tradición. El Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, se conmemora en todos los países, excepto Estados Unidos, la injusta condena en 1866 de ocho anarquistas (cinco de ellos a muerte) conocidos como los mártires de Chicago.
 
En la década de 1990 se produjo un resurgir del anarquismo en Estados Unidos; se formaron numerosos grupos y aumentó extraordinariamente su participación en protestas. En 1999, durante la conferencia de la WTU, en lo que se conoce como la Batalla de Seattle y, recientemente, en las manifestaciones del movimiento Occupy, tuvieron una participación notable. Es importante destacar que estos grupos anarquistas son muy heterogéneos, sobre todo desde el punto de vista de los métodos de lucha, que pueden ser violentos o pacíficos, aunque la violencia generalmente se utiliza sólo contra símbolos del poder político, no contra personas, salvo como autodefensa frente a la represión policíaca.
 
Aunque el viejo estereotipo del anarquista se asocia con la violencia, las tendencias nihilistas y la ilegalidad, la realidad es que la mayoría de los anarquistas actuales en Estados Unidos se oponen al capitalismo y a la opresión por medios no violentos.

La “Anarchist Black Cross Federation” (ABCF) [Federación de la Cruz Negra Anarquista], con un fuerte núcleo en Brooklyn, tiene como objetivo principal el apoyo y la defensa de los presos políticos. La Federación, que aspira a cambios en la sociedad, se siente obligada a brindar ayuda a los que están en prisión como resultado de su lucha por transformarla. La Federación se comunica con el mayor número posible de presos políticos, averigua sus necesidades y determina que apoyo práctico puede brindarle. Con este fin contacta con las organizaciones a las que el preso político pertenece. Un aspecto importante es la divulgación de información sobre el preso, las luchas en que tomó parte y el movimiento que representa. De los fondos que recauda, la Federación envía dinero mensualmente a los que no reciben ayuda por otras vías. Con frecuencia, siempre que resulta posible, los visitan.
 

“Las verdaderas comunidades anarquistas -explica el sociólogo Heather Gautney (1), profesor de la Universidad de Fordham- operan de acuerdo a principios democráticos radicales. Ellos teorizan, e incluso se organizan, de acuerdo a las visiones de igualdad política y social que tienen en mente. […] Los anarquistas prefiguran, dentro de sus comunidades, las sociedades igualitarias que se esfuerzan por crear.”
 
El FBI sabe que Gerald Koch no tiene relación con el incidente del 2008 y sabe igualmente que Koch no dará información sobre el movimiento a que pertenece porque ésta serviría para infiltrar y reprimir a las comunidades anarquistas. Su encarcelamiento sin acusación, sin cargos, sin juicio y sin que el gran jurado tenga posibilidad de obtener información alguna sobre el caso que investiga, se convierte de coercitiva en punitiva, los cual es ilegal y está prohibido por la Constitución.
 
Durante décadas el gran jurado ha sido el arma favorita en contra del movimiento obrero y contra todo tipo de organizaciones progresistas (2). Una de sus funciones es destruir, antes de que cobren fuerza, los movimientos políticos que representen algún peligro para el sistema, amedrentar a los activistas y encarcelar a sus líderes.
 
Con posterioridad a septiembre 11 de 2001 y bajo el amparo de la Ley Patriota, el gran jurado se convierte cada vez más en apéndice y herramienta política del Ejecutivo. Es en realidad un institución política subordinada a la administración. Frente al gran jurado el testigo no tiene derecho a saber por qué ha sido citado, su abogado no puede estar presente, no se permiten periodistas ni público, no se producen transcripciones de las actas y el fiscal puede preguntar todo lo que se le antoje (y el testigo está obligado a contestar) tenga o no que ver con la investigación en curso.
 
Cuando alguien -como Jerry- es citado como testigo, y rehúsa cooperar, puede ser encarcelado durante 18 meses pero en casos especiales el castigo se extiende a otro período igual. Cumplido éste, el fiscal tiene cinco años para decidir si presenta o no cargos por “criminal contempt” (rebeldía criminal) y no existe sentencia maxima para este “delito” por lo que, un testigo encontrado culpable -aunque no existe jurisprudencia al respecto- podría enfrentar una sentencia de por vida en prisión sin siquiera haber sido acusado de cometer un crimen. (3)
 
Todo parece indicar que el encarcelamiento de Jerry no es un caso aislado. En el Noroeste de Estados Unidos varios anarquistas han sido obligados a comparecer ante un gran jurado y enviados a prisión posteriormente. Todo el que ha tomado parte en manifestaciones de protesta, pertenece a organizaciones de izquierda o forma parte de redes sociales anarquistas, vive con el temor de recibir una “subpoena” de un gran jurado inquisitorial, privado de sus derechos constitucionales y encarcelado por delitos que no ha cometido. El FBI ha convertido el activismo político de los ciudadanos estadounidenses en amenaza terrorista y, apoyándose en el gran jurado, continúa su campaña de intimidación y su cacería de brujas.
 
“Este asalto legal -afirma Jerry en una declaración escrita desde su celda- ha privado ya de libertad a muchos anarquistas, pero nos mantendremos luchando. Seguiré luchando. Mi política, mis principios y mi ética permanecen en oposición directa a este instrumento legal [el gran jurado] que es utilizado para dar más poder al gobierno en su ataque contra los anarquistas, y no le voy a reconocer ninguna legitimidad, no voy a ceder en forma alguna”.
 
Jerry se ocupó siempre de que ningún preso político -anarquista o no- quedase completamente aislado, por eso recibe ahora la solidaridad de miles de activistas que abarcan un amplio espectro ideológico. Una nutrida lista de personalidades, encabezada por Noam Chomsky, exige su libertad inmediata.

O-22 y las vidas robadas


Este 22 de octubre, por décimoctavo año consecutivo, el conjunto de organizaciones que integran la “Coalición 22 de octubre para detener la brutalidad policíaca, la represión y la crimininalización de una generación” (4) conocida como “O-22”, produjo manifestaciones en medio centenar de grandes ciudades norteamericanas.
 
El primer Día Nacional de Protesta tuvo lugar el 22 de octubre de 1996. La fecha no tenía una significación especial. Se escogió de común acuerdo entre los líderes porque era importante realizar manifestaciones masivas antes de las elecciones de noviembre y porque, además, era necesario contar con la participación de los estudiantes, que estarían ya de regreso a clases.
 
La Coalición se formó con organizaciones que han hecho historia en las luchas sociales norteamericanas y con dirigentes legendarios, como Pam Africa (Jeanette Knighton), mujer frágil y de pequeña estatura pero de enorme coraje y discursos encendidos, que desempeñó un papel protagónico en el movimiento de masas que logró en 2012 la conmutación de la pena de muerte que pesaba sobre Mumia Abu-Jamal y ha participado en la lucha contra todas las formas de injusticia nacionales e internacionales.
 
Akil Al-Jundi (Herbert Scott Dean), del “Community Self Defense Program” (Programa Comunitario de Autodefensa) es uno de los casos, no raros, de dirigentes o integrantes de movimientos sociales estadounidenses que, con un pasado delincuencial, experimentan en la cárcel un proceso de concientización, rectifican y se convierten en modelo a seguir para sus comunidades. El caso más conocido es el de Malcolm X pero hay otros muchos.
 
Akil cumplió 15 años de prisión pero en ese tiempo abrazó las ideas del nacionalismo negro, se convirtió al Islam y dedicó todo su tiempo al estudio. Participó en la rebelión de la prisión de Attica, situada cerca de Búfalo, que terminó el 13 de septiembre de 1971 cuando policías estatales, a las órdenes del gobernador Nelson Rockefeller, la sofocaron a sangre y fuego, matando a 10 rehenes y a 39 presos, y dejando cientos de heridos.
 
Cuando recibió la libertad condicional en 1975, Akil había realizado ya estudios secundarios y superiores y se dedicó a la defensa legal de los negros y pobres acusados de crímenes. Al-Jundi fue la voz principal en la demanda conjunta interpuesta en nombre de más de 1.200 presos golpeados, torturados y privados de asistencia médica en ocasión del asalto a la prisión de Attica. Trabajando con el “Attica Brothers Legal Fund” contribuyó sustancialmente a lograr un veredicto en 1992 que hizo responsable al Estado por las atrocidades cometidas. Al-Jundi murió el 13 de agosto de 1997 en Nueva York.
 
Carl Dix, otro de los cofundadores de O-22 fue en 1970 uno de los seis reclutas que se negó a marchar a la guerra de Vietnam. Por esta causa sufrió dos años de prisión en la penitenciaría militar de Leavenworth, donde se transformó en revolucionario. De regreso a Baltimore, Maryland, fue miembro activo del “African Liberation Support Committee” y del “Black Workers Congress”. En 1975 fundó con Bob Avakian el “Revolutionary Communist Party”.
 
En las elecciones presidenciales de 1984, Dix recorrió las universidades presentándose como “anticandidato”, manifestándose “contra la noción de que algo fundamentalmente bueno para el pueblo oprimido pueda obtenerse en la arena electoral”. Desde “Revolution”, el periódico del partido, libró muchas campañas revolucionarias, como las denuncias por el trato a la población negra de New Orleans tras el paso del huracán Katrina en 2005. En las elecciones de 2008, Dix advirtió a los ilusos que veían en Obama la oportunidad para hacer avanzar una agenda progresista, que se trataba de una trampa del sistema para recuperar el apoyo de las masas descontentas.
 
Recientemente, Dix dio impulso a la creación de una red social contra el encarcelamiento masivo (“Stop Mass Incarceration Network”) y a una campaña (“Stop-Stop & Frisk”), contra el programa de detenciones arbitrarias “Stop & Frisk” (Detén y Cachea) de la policía neoyorquina, que servía para acosar a los afroamericanos y a otras minorías. El 21 de octubre de 2011 fue arrestado junto con otras 30 personas por participar en un acto no violento de desobediencia civil.
 
Otros líderes y organizaciones cofundadoras de O-22 fueron Angel Cervantes (“Four Winds Student Movement”), Omowale Clay (“December 12th Movement”), Keith McHenry (“Food Not Bombs”), Robert Rockwell (“Refuse and Resist) y Jim Lafferty (“National Lawyers Guild”). Con posterioridad se unieron otras muchas organizaciones e importantes dirigentes comunitarios.
 
La Coalición Octubre 22 tiene a su cargo también el “Stolen Lives Project” (Proyecto Vidas Robadas) que documenta los casos de homicidios por uso indebido y letal de la fuerza por agentes de las fuerzas represivas. En su segunda edición, el libro “Stolen Lives” documenta más de 2,000 casos ocurridos durante la década del 90 y está en preparación un segundo volumen con las muertes ocurridas posteriormente. La cifra de los casos publicados hasta ahora y las circunstancias de prepotencia y desprecio por la vida humana que los rodearon es impresionante. No es posible a las autoridades justificar una cifra tan alta de homicidios ni tampoco su claro perfil clasista y racista, pues la mayoría de los muertos son negros e hispanos.
 
La Coalición exige la liberación inmediata de todos los presos políticos y, en especial, de los que están gravemente enfermos, como la abogada Lynn Stewart, Maumin Khabir (Melvin Mayes), y Mondo We Langa (David Rice).
 
Este año, las manifestaciones por el 18° Día Nacional de Protesta transcurrieron sin que se reportasen incidentes de importancia y la repercusión mediática fue escasa. Una extraña paradoja ocurre con los medios y las manifestaciones: si transcurren pacíficamente y no ocurren choques con la policía, la cobertura es muy pobre o nula; si, por el contrario, tienen lugar incidentes graves, la cobertura es total y se pone énfasis no en la brutalidad de la policía sino en el supuesto carácter violento de los manifestantes. En otras palabras: si se comportan pacíficamente los ignoran, y si se defienden de la violencia policíaca los denigran.
 
Se estima que hay en estos momentos seis millones de jóvenes estadounidenses, entre 16 y 24 años de edad, que ni trabajan, porque no hay empleos para ellos; ni estudian, porque no pueden costear sus estudios (5). En Chicago, Houston, Dallas, Miami, Filadelfia, Nueva York, Los Angeles, Atlanta, Riverside y otras ciudades, hay en cada una de ellas más de 100.000 jóvenes ociosos, de acuerdo a un informe de “Oportunity Nation”.
 
Aunque algunos analistas, sin tener en cuenta cifras como éstas, estiman que los movimientos de protesta han ido perdiendo fuerza desde las grandes jornadas de “Occupy Wall Street” en 2011, pienso, por el contrario, que estos movimientos se encuentran actualmente en un periodo de reorganización, de revisión de las estrategias y métodos de lucha, de perfeccionamiento de las comunicaciones entre las redes sociales, de fortalecimiento de las alianzas y de precisión de objetivos comunes como puentes entre las organizaciones y que, no importa con que nombre, grandes masas, principalmente de jóvenes, saldrán a las calles, probablemente antes de las elecciones de 2014, a expresar su voluntad de barrer con la corrupción y los abusos del sistema.
 
Se percibe en el aire el desencanto, frustración y alienación de la juventud estadounidense. Un “ethos anti-establishment” que pronto habrá de exigir profundos cambios sociales.
 

NOTAS:
 
(1) Heather Gautney: “The tea party is giving anarchism a bad name”, The Washington Post, Oct. 11, 2013.
 
(2) Salvador Capote: “El sistema de justicia que condenó a los Cinco: El Gran Jurado” (Séptima Parte), El Blog de la Polilla Cubana, Julio 7, 2011.
 
(3) Anna Simonton: “How the FBI Manipulates Grand Juries to Intimidate Political Dissidents and Radicals”, Dissident Voice Newsletter, Oct. 18, 2013.

(4) “October 22 Coalition to Stop Police Brutality, Repression and the Criminalization of a Generation”
 
(5) Press TV: “Massive riots, huge crimes expected in many US cities”, Oct. 22, 2013.

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