Diez años sin Iván: María, mucha madre (APE). Por Claudia Rafael   (APe).- “Estoy muerta en vida ¿sabe? Ya no tengo más fiestas, más navidades, más años nuevos, más cumpleaños, más día...

Diez años sin Iván: María, mucha madre (APE).

Claudia Rafael

Por Claudia Rafael  

Maria Millacura - Ivan Torres(APe).- “Estoy muerta en vida ¿sabe? Ya no tengo más fiestas, más navidades, más años nuevos, más cumpleaños, más días de la madre… pero a Iván lo sigo esperando. Y sé que si yo tuviera plata, a mi hijo nunca le hubiera pasado lo que le está pasando. Yo sé que él está secuestrado. Y al que me diga que Iván está muerto, lo denuncio. Por inacción. Por cómplice. Por haberse callado la boca. O, simplemente, porque sabe dónde está mi hijo y no hace nada para que lo liberen”. Esa es María Leontina Millacura Llaipen. Cumplirá 60 años en breve. Y es la mamá de Iván Eladio Torres.

Fue exactamente un día como el de hoy, diez años atrás, en que su Iván salió de la casa para el potrero. Eran las tres y media de la tarde. “Ese día los patrones le habían dicho que no había trabajo y se fue. Yo lo esperé con la cena lista. A las diez no llegó. Ni a las once. Tampoco a las doce ni a la una. Amanecí sentada. Y a las 6 y media de la mañana llamé a la comisaría primera. Suelten a mi hijo, les dije. Porque ellos lo paraban todo el tiempo. Lo veían en la calle y le gritaban eh, Torres…qué linda campera. ¿De dónde la sacaste? O le decían qué lindas esas zapatillas. Iván les contestaba siempre son mías, me las compré porque yo laburo. Entonces ese día, por teléfono se los pregunté directamente. Y quiero que usted me disculpe pero le tengo que decir exactamente las mismas palabras con las que ellos me contestaron: vieja de mierda… para qué mierda que querés a tu hijo. El se fue de viaje… Ahí mismo, ese 2 de octubre de 2003 empezó mi lucha”.

María Millacura está cansada de que le mientan. De que intenten torcerle los rumbos tercos de esta historia larga de luchas. El diálogo telefónico con Agencia de Noticias Pelota de Trapo no es fácil al inicio. Y si bien María se suelta y cuenta de sus días felices, de ese trabajo a pulmón y contra todos los relojes de la tierra para mantener sola a sus niños, de Iván bolseando cemento, de Marcos -el mayor- llevando a su hermano a las empresas en que lo contrataban o de Valeria (la única de sus tres hijos que nació en Argentina), después aclara: ojalá sea cierto que usted es periodista. Y la bendigo por esta charla que tuvimos pero sabe qué ocurre… que estoy tan cansada de que me llamen las mujeres de los policías, las madres de los policías, que me busquen para que les diga qué voy a hacer o qué cosa no voy a hacer… y sabe además… que esta conversación que usted y yo tenemos la escuchan los policías, la escucha la jueza, la escuchan todos ellos…

María se casó muy jovencita. Del otro lado de la cordillera le quedó su mamá y por eso tuvo a sus dos niños más grandes en Chile. Porque allá estaba esa mujer que aún hoy vive más allá de los Andes. Iván tenía cinco meses cuando, después de haber ido a parir, llegó a la Argentina. A esa Comodoro Rivadavia de cerros y laderas entremezclados con los llanos y penetrándose en el frío más cruel en los días de inviernos largos.

CR: -Quisiera que me cuente, María, cómo era su vida…

MM: -¿En estos diez años?

CR: -No, María. Quisiera que me hable de antes… de los tiempos en que Iván todavía estaba con usted…

MM: -Uy…cómo vivía yo… Reía ¿sabe?. Había fiestas. Iván es cariñoso. Mamero. Muy solidario. Entonces la vida con él era una fiesta. Era muy solidario con los chicos de la calle. Acá en Comodoro hay mucha impunidad ¿sabe? Acá los nenes de la calle son violados. Los policías los maltratan. Los llevan a los cerros como me lo llevaron después a Iván y jugaron con él al juego del gatillo fácil. Justamente por esa actitud que él tenía de proteger a los chiquitos de la calle la policía le gritaba ¿qué te creés vos? ¿te creés que sos Papá Noel? Pero bueno… mi vida… nuestra vida, fue feliz hasta las tres y media de la tarde del 2 de octubre de 2003. Después arrancó el calvario. Y por dentro estoy muerta. Es así como le digo.

CR: -La de ustedes ha sido una vida muy difícil… ¿siempre fue así?

MM: -Me casé muy jovencita yo. Y bueno, el padre era mucho mayor que yo y me separé. Por eso yo solita crié a Marcos, el mayor; a Iván, el del medio y a Valeria. ¿Sabe que a los dos mayores me fui a tenerlos a Chile?

CR: -¿Y eso por qué?

MM: -Y bueno… es que allá está mi mamá. Y yo quería estar con ella en ese momento. Fíjese incluso que cuando a Iván me lo traje a la Argentina, ya había cumplido cinco meses… Criar a los chicos sola no era fácil. Entonces limpiaba patios, era mesera, hacía de todo para criarlos. Pero además, ellos desde muy chicos tuvieron que ayudarme.

CR: -¿Qué edad tenía Iván cuando empezó a trabajar?

MM: -Tenía once años. Y empezó repartiendo materiales de construcción en una empresa de ramos generales. Empezó con un sueldo muy bajo. Ahí estaba Marcos y se lo llevó a Iván que lo que hacía era cargar bolsas de cemento. Por eso mismo es que cuando tenía 18 ó 20 años era muy grandote y con el cuerpo muy formado.

CR: -¿Qué ocurrió después? ¿Cómo empezaron las persecuciones constantes de la policía a Iván?

MM: -Yo pude comprar un terrenito en el centro para edificarnos la casa. Ahí enfrente, había un lugar medio abandonado al que iban los chicos que andaban en la calle. Que estaban todo el tiempo con la bolsita, con poxiram. Que vivían en la pobreza y la orfandad. Chicos apaleados, violados. Entonces Iván los empezó a traer a casa. A bañarlos. A que se quedaran a dormir calentitos. Yo al principio me oponía. Y él me decía es que son hijos de las mujeres de la noche, son los chicos de la pobreza… La policía, cuando los encontraba por ahí, los llevaba del cuellito. Los trataba con brutalidad. Son tan audaces estos impunes. Y la Justicia los usa. Acá en Comodoro la droga corre por todos lados, hay un tráfico tremendo de personas y todos lo callan. Si se tomara conciencia… ¡ ay ! ¡ Si tanta gente no se callara la boca ante todo eso que pasa !

CR: -Cuénteme María… ¿De dónde saca fuerzas para estar en pie?

MM: -Soy hija de Dios. Soy cristiana evangélica. Y tengo la fuerza de un búfalo y la juventud de un águila. Y el cristianismo me da fuerzas a pesar del cáncer que me quiso voltear. Yo a mi hijo no lo voy a dejar de buscar ni de reclamar nunca. Lucho para que me lo devuelvan. Para que lo liberen.

CR: -¿Cómo pudo reconstruir aquel 2 de octubre de 2003?

MM: -Salió de casa a las tres y media de la tarde. Se iba a jugar al fútbol con los chicos a los que él ayudaba y protegía. No eran amigotes que andaban en cosas raras. Eran chicos. El no iba a fiestas. Yo no los crié para eso. Siempre quise que mis hijos fueran trabajadores. No hemos podido estudiar mucho pero había que trabajar. Ese día lo que había ocurrido era que los patrones no andaban con mucho trabajo y como era jueves, le dijeron que no volviera el resto de la semana. El era el sostén de familia. Ahí empezó mi lucha. Que tuvo momentos muy duros. Una de tantas veces que fui a la comisaría primera y escuché su voz que me gritaba acá me tienen mamá… Fue unos diez días después de ese jueves 2 de octubre. Salieron con una nueve milímetros de la comisaría y me apuntaron, y me dijeron que me deje de joder. Hubo un testigo que contó que estuvo tres meses con Iván… Por eso me sostengo tanto en Cristo Jesús, que es mi auxilio en la desesperación. El amor de nuestros hijos nos hace tan pero tan fuertes…

El habeas

Iván Eladio Torres cumplirá 36 años dentro de 22 días. En algún lugar de sí, María Leontina Millacura Llaipen deseará poner la mesa especialmente. Hornear una torta. Esperarlo como lo viene esperando desde hacen hoy 3650 días. “Han dicho tantas cosas en estos diez años… que le quemaron las huellas digitales, entre tantas. Yo he sido muy prudente en estos años. Cuando la Corte determinó que la de mi hijo era una desaparición forzada, fue el Estado aceptando la responsabilidad sobre lo que habían hecho con Iván. Entonces le dije a Verónica (Heredia) pongamos un habeas corpus para que me lo entreguen”, relató María a APe.

CR: -¿Qué cree que han hecho con Iván?

MM: -Lo deben de tener en un penal, con otra identidad. O en un campo. Yo no acepto que esté muerto. Mi hijo está vivo. Y le vuelvo a repetir: el que dice que mi hijo está muerto, miente.

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