El crimen educativo El crimen educativo Por Andrés Sarlengo (Contrapuntos) Es imprescindible y urgente discutir y problematizar sobre políticas educativas en es...

El crimen educativo

El crimen educativo


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Por Andrés Sarlengo (Contrapuntos)


Es imprescindible y urgente discutir y problematizar sobre políticas educativas en este Bicentenario.

Paulo Freire acierta: “No se trata de enseñar sino de aprender con reciprocidad (1)”.

Sonará anacrónico pero mientras eduque el Estado todo recaerá en ficciones para controlar que pensamos y sentimos.

En el 47 º Curso de Rectores del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec) la diatriba confesional fue contundente: de los 5.200.000 jóvenes de 13 a 19 años que viven en la Argentina; 900.000 no estudian ni trabajan. “Nos hallamos ante una profunda emergencia educativa, que en caso de no revertirse con inteligencia y celeridad gravitará negativamente en el porvenir de las jóvenes generaciones” se atrevió a exclamar Monseñor Aguer, presidente de la Comisión de Educación Católica del Episcopado argentino (2).

Es más, desde el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires se creó el proyecto “Envión” para asistir a 500.000 chicos que no trabajan ni estudian (3).

Conviene citar a Bernardo Klisberg: “La tasa de desempleo juvenil promedio dobla la de desempleo general, uno de cada cinco jóvenes está desempleado en América Latina. (…) Solo uno de cada dos chicos termina la escuela secundaria y uno de cada 100 termina la universidad en América Latina (4)”.

Un estudio del Instituto Superior de Ciencias de la Salud indica que el consumo de drogas ilegales entre los estudiantes secundarios de Capital Federal y el Gran Buenos Aires aumento un 62 %. Del 8,98 % de adolescentes que reconocían el uso de narcóticos ilegales en 1999 se elevó al 14, 60 % en el 2009 (5).

Me parece que es claro el contexto que rodea a los jóvenes argentinos del Bicentenario. Empobrecidos –la mayoría- desde que nacen no les queda otra que pugnar por encontrarle sentido a sus vidas.

Silvana Melo es terminante: “La escuela se transforma en un espacio vacío de contenido donde las clases carecen de todo interés, los edificios expulsan por deterioro, la convivencia es sólo un enunciado y los docentes desaparecen con demasiada frecuencia. Entonces, los alumnos se van: sienten que no tienen nada que hacer allí. La escuela ensaya un estruendoso fracaso. Y los deja en la banquina de la vida. La escuela se desertiza (6)”.

Por más que el gobierno nacional anuncie la construcción de 200 escuelas, la refacción de otras 1000 y la edificación de 16.000 aulas para la educación secundaria obligatoria (7)… no habrá transformación verdadera si la Argentina sobrevive bajo las órdenes de la plutocracia.

Ya lo sentenció Simón Rodríguez en el siglo XIX: ante un pedido de las colonias españolas “Carlos IV no disimuló su pensamiento: “Su majestad –escribió- no considera conveniente que se haga general la instrucción (8)”. Compréndase que otrora el analfabetismo era servil a la Corona.

En definitiva: la decisión clave es político económica y no pedagógica. La actual obligatoriedad del nivel secundario huele a neocontrol social para bien de ingentes intereses.

Carlos Marx es aleccionador: “Al capital le horroriza la falta de beneficio.  Cuando presiente un beneficio razonable, se envalentona. Al 20 % se entusiasma. Al 50 % es temerario. Al 100 % arrasa todas las leyes humanas, y al 300 % no se detiene ante ningún crimen (9)”.

Pensemos –entonces- cómo actúan los criminales…

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que de los 104 millones de jóvenes que viven en América Latina y el Caribe, 7 millones están desocupados (10)*. Según Antonio Prado, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “mientras más bajo sea el nivel educativo de los jóvenes, menor será su acceso a los empleos de calidad y alta productividad, particularmente entre las mujeres (11)”. Y desde el II Foro América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UC) “sugirieron priorizar la capacitación laboral de los jóvenes, y que los Estados deben ampliar la matrícula, la cobertura preescolar y los esquemas de transferencias condicionadas (11)”.

Romina De Luca  en su análisis del Congreso Pedagógico de 1984 como “cobertura ideológica de la reforma educativa menemista” quizás también describa las intenciones de la Ley de Educación Nacional Nº 26.206: “El aumento de la obligatoriedad escolar difícilmente responda a un aumento de la complejidad del mundo contemporáneo, acentuada en la última veintena de años. Tampoco se trata de que el tiempo de “aprendizaje”actual para desempeñarse en el mundo del trabajo (debido a las nuevas tecnologías) sea más largo. Los contenidos educativos de la reforma, que ya están presentes en el Congreso cuando habla de “preparar para la vida”, privilegian los aspectos actitudinales por sobre los cognitivos. Algo coherente con las tendencias propias del capitalismo a la descualificación del trabajo y a la creación de una vasta población sobrante. Que se porte bien, aunque no aprenda nada. Muy concientemente, los “congresistas” expresan la necesidad de retardar lo más posible el ingreso al “mercado” de una fuerza de trabajo sobrante a escalas gigantescas (12)”.

En síntesis: empobrecidos, vaciados, escolarizados, desempleados, narcotizados u explotados los jóvenes argentinos padecen los designios e intereses de la plutocracia dominante. Un crimen perfecto con arengas “progresistas”.

Y sobre ello hay que pensar cuando nos referimos a políticas educativas. ¿Acaso Stella Maldonado (Ctera), Sonia Alesso (Amsafe provincial) u Alberto Maurino (Amsafe Gral. López) se sienten inmunes a la opresión capitalista?

Que el Consudec en Salta organice un congreso de rectores me parece correcto… pero que se dignen a dar consejos presentándose como impolutos: me causa desagrado.

¿Acaso el Capitán Martín Rodríguez, Lic. En Ciencias Políticas, conspicuo represor y torturador en Campo de Mayo, no dirigió la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina (UCA) de Salta y fue profesor hasta horas antes de ser detenido el 12 de febrero de 2010 (13)?

Carlos Pérez Companc (fundador del grupo económico Pérez Companc) fue Presidente del Consejo de Administración de la UCA desde su creación hasta su muerte en 1978 (14).

Y hay mucho más…

Pero para otra oportunidad.

Ahora me quedo reflexionando en la definición de Francisco Isaura Arancibia: “No hay maestro cierto y auténtico si no trabaja por la liberación de los pueblos (14)”.

Mientras el Estado y/o el mercado nos eduquen… la democracia es una quimera.

A no resignarse que la plutocracia no es invencible.



Notas:

(1)   Pedagogía del Oprimido. Paulo Freire. Siglo XXI. 49 Edición. 1997.

(2)   Alerta de la iglesia por la educación. La crisis del secundario. Carlos Pastrana. La Nación. 11/02/10

(3)   Un programa busca insertar a 500 mil chicos que no trabajan ni van a la escuela. Rosario3.com. 29/01/10

(4)   Mano dura vs. inclusión social. Natalia Aruguete. Página 12. 17/09/08

(5)   En una década subió el 62 % el consumo de drogas en estudiantes secundarios. Rosario3.com. 28/01/10

(6)   El desierto escolar (y los desertores). Silvana Melo. APE. (Argenpress) 05/02/10.

(7)   La escuela secundaria se renueva. Página 12. Informe: Federico Poore. 15/02/10

(8)   El maestro de Bolívar. Simón Rodríguez, el utopista. Pedro Orgambide. Editorial Sudamericana. Mayo 2002.

(9)   Citado en Víctimas del libre comercio. Pedro Pablo Ramos. Argenpress. 05/02/10

(10)   Hay 7 millones de jóvenes desempleados en América Latina y el Caribe. Pulsar. 11/02/10 * Obsérvese también discrepancias con los datos brindados por Klisberg.

(11)   CEPAL destaca importancia de elevación del nivel educativo. Adital. 11/02/10

(12)    La cobertura ideológica de la reforma educativa menemista: el Congreso Pedagógico de 1984. Razón y Revolución, Nº13. Invierno 2004. Reedición electrónica

(13)    De torturador a profesor. Página 12. Diego Martínez. 13/02/10

(14)    La oruga sobre el pizarrón. Francisco Isaura Arancibia, Maestro. Eduardo Rosenzvaig. Ediciones del Pensamiento Nacional. 1993

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