Un milagro para Cristina (segunda parte) (APE).   Un milagro para Cristina (segunda parte) (APE)       Por Alfredo Grande        (APe).- Cuentan que en una entrevista, un periodista le pre...

Un milagro para Cristina (segunda parte) (APE).

 


Un milagro para Cristina (segunda parte) (APE)


 


 


 


AlfredoGrande


Por Alfredo Grande     


 


(APe).- Cuentan que en una entrevista, un periodista le pregunta al general Perón como se distribuían las simpatías partidarias en la Argentina. Bueno, es simple, contestó: alrededor del 30% son radicales, más o menos igual son conservadores y alrededor del 30 % son socialistas. -Pero General: ¿y peronistas? -Ah no -contestó - peronistas son todos. Años más, porcentajes menos, la historia se repite. Al menos, la historia repite la mitad de la historia. -Ah no: kirchneristas son la mitad de todos. O quizá deberíamos decir: “cristinistas”. Aunque sea lo mismo, de todos modos no es igual.


La política como mercado no ofrece mercancías idénticas, porque sabemos que el fundamento de la persistencia en la demanda es la variación de la oferta. La crispación dio paso a la felicitación, y no fue un nuevo paso de baile, sino directamente otra forma de bailar. Como todos sabemos, no es difícil bailar con la más linda. Y nadie erra un penal cuando patea sin arquero. O con varios arqueros de la dimensión de liliputiensis psicofísicos. Por las dudas que hubiera alguna sorpresa, la cláusula gatillo del 1,5% fusiló por las urnas y por las dudas varios intentos de oposición salvaje.


Nos quedamos con la civilización de la democracia representativa y nos alejamos de los bárbaros que sólo se representan a sí mismos, y a veces, ni siquiera. Un compañero en medio de esas charlas que doy donde suelo hablar de aquello que ignoro, me dijo: “no sé si soy uno de los míos”. En fin, que a ningún oficialista le hizo pregunta, y mucho menos le dio asquete, que por el modelo K (si escribo la modelo K me deportan) votarán desde los salvajes macristas de la ciudad de Buenos Aires, hasta los oligarcas del campo, o al menos, los medianos y no tan medianos productores. Por algo la Mesa de Enlace admitió haber recibido una cachetada, versión light del escarmiento que no truena.  Así que tengo un terrible problema, además de las expensas de mi modesto departamento.



La lucha contra toda hegemonía, el pensamiento único, el culto a la personalidad, la idealización, la verdad revelada, la condena al consumismo, el odio visceral a la banca financiera, a la casta sacerdotal y la jerarquía militar, la convicción profunda de que el maquillaje peronista le ha servido a miserables represores, torturadores y desaparecedores para hacer cosmética democrática, la convicción de que no hay capitalismo que no se sustente en la explotación del trabajador, sea por desempleo, sea por salarios retrasados en relación al costo de vida, la idea de que todo Estado es la forma jurídica de la clase dominante y por lo tanto es benefactor como el lobo cuando no tiene tanta hambre, o cuando está adobando el próximo festín. Todo eso tambalea, deja de ser consistente, las elecciones son algo así como una herida, aunque no demasiado absurda.


Hay cuestiones en que nuestro Estado debe intervenir y que no se han planteado en las campañas para las jefaturas de ciudades y provincias. Planteo sólo dos, porque la conciencia plena de la impotencia para enfrentarlos me obliga a ser prudente. La despenalización del aborto, la lucha integral contra la trata y la despenalización de la tenencia de drogas. Creo que puse tres, de optimista nomás. Pero en esas tres cuestiones, es justamente el Estado copartícipe necesario para que las tres tragedias se continúen en el tiempo. Y en estos tres casos, LO ÚNICO que importa son las víctimas. Por cientos de miles. Y además el hambre, una forma nada sutil de terrorismo de estado, porque la desnutrición crónica es el terror de la infancia.


Por eso sólo le pido a la Presidenta, que “se la crea”. Ella está en el lugar en que nadie más está, y mucho menos ningún partido político. Y eso en una democracia representativa, es mucho decir. No es un moco, no es un pavo. Es haber condensado hasta el extremo límite de una persona, la formidable tarea política de varias generaciones. Por eso, y haciendo caso omiso a los aumentos de patrimonios y a las denuncias nunca investigadas de enriquecimiento ilícito, porque siempre me preocupó más el empobrecimiento lícito, me parece necesario insistir con la importancia de abandonar el “no me la creo”. La humildad, cuando exagerada, es apenas soberbia contrariada. Lo importante es que el 50%, poco más, poco menos, sirva en los tres meses posteriores al juramento, a terminar con esas 4 lacras de la democracia.


Hay muchos monopolios además de Clarín y no es bueno que todo termine en un pacto perverso entre monopolios deportivos, económicos, productivos, camperos, mineros, petroleros, sojeros, y demases. La “Red Federal de Familias” debe ser denunciada como organización fascista, los crímenes de la trata caratulados todos como de lesa humanidad, porque a Candela nadie tiene derecho a apagarla, recordemos que una madre tuvo más poder que todas las fuerzas de seguridad juntas para rescatar secuestradas y esclavizadas, y la desnutrición y el hambre que sea condena perpetua para aquellos que miran sólo para sus bolsillos y los vaivenes de la bolsa. Pero naturalmente, nada de esto será un milagro.


Y de la misma manera que jamás podría brindar con el Chiche, sé que más temprano que tarde el pueblo unido será el  milagro laico que todos construiremos. Y entonces, cuando la tortilla se vuelva, brindaremos por los ausentes y por los presentes que siempre sostuvieron las mismas banderas de la emancipación.

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