Córdoba: Finalizó el conflicto con las estaciones de servicio en Laboulaye (Agencia FETERA)     Gran triunfo de los compañeros de FeTERA en Laboulaye (FeTERA SEMANAL N° 577 19.10.10). En siete días de conflicto se obtuvo como princi...

Córdoba: Finalizó el conflicto con las estaciones de servicio en Laboulaye (Agencia FETERA)

 


 




Gran triunfo de los compañeros de FeTERA en Laboulaye

(FeTERA SEMANAL N° 577 19.10.10). En siete días de conflicto se obtuvo como principal logro, la reinstalación del compañero Walter al lugar de trabajo. La relación de fuerzas que se ha construido, seguramente producirá cambios importantes en los derechos de los trabajadores que viven en Laboulaye. La CTA, ha dado un enorme salto y la FeTERA – CTA ha respaldado a su gremio adherido, AGTPAC, demostrando que hay un sindicalismo que no se corrompe, al tiempo que se fortalece peleando por los derechos de los trabajadores.

El escenario del conflicto:

Laboulaye es una ciudad situada al sur de la provincia de Córdoba, en la República Argentina, lindante con las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y La Pampa. Laboulaye es un lugar de paso, cruce de rutas perpendiculares y lugar de intercambio. El traslado de mercancías y el comercio le dan prosperidad a una urbanización que conserva, en su organización, valores tradicionales que afectan fuertemente la relación diaria de las personas.

Las estaciones de servicio, en particular las de la firma Risatti, atienden una importantísima cantidad de camiones. El modelo neoliberal que mató al ferrocarril dio auge a una firma que sabe de estrategia. Dos estaciones de servicio, situadas una frente a las vías del ferrocarril, la otra junto a un importante cruce de rutas, satisfacen el hambre del camión y proveen el gasoil para el campo, trascendental demandante de la zona.

Los trabajadores se acostumbran al trato paternal, tutean al dueño, y a los demás socios de una empresa familiar.

Un conflicto de una semana de extensión, en una empresa con sesenta años de antigüedad, sin antecedentes de huelga, y que además se da en una ciudad donde nunca había sucedido algo así, es decididamente insólito y hasta parece desmedido.

Si a esto le sumamos que varios de los trabajadores en huelga, y hasta el mismo compañero despedido, cuentan con antigüedades de más de diez años en la empresa, todo esto pide a gritos una aclaración.

Durante años, muchos trabajadores perdieron su puesto de trabajo, sin motivo aparente, o en medio de discusiones sobre denuncias de deslealtades, todo el mundo sabe que hay que portarse bien. Solo algunos tienen permiso para contestarle al patrón, pero esto sin abusar.

Los derechos de los trabajadores están resguardados por el Convenio Colectivo de Trabajo, cuyo signatario, un gremio provincial, se esmera en cobrar aportes, tanto a patrones como empleados, pero nadie conoce el total de sus derechos, aunque muchos sospecharon durante años, que había beneficios que no se disfrutaban.

Hace menos de un año, los fallos de la Corte Suprema de Justicia, legalizaron el camino de la libertad sindical, que se construía desde la CTA. Ese camino llevó a la fundación de AGTPAC, que a partir de su primera organización en Río Cuarto, se sumó a la construcción de la FeTERA, y recorrió las localidades más cercanas, como La Carlota y Laboulaye, para consolidar su padrón de afiliados.

En Laboulaye, la iniciativa fue tomada con entusiasmo, se produjo la afiliación, se eligió delegado y comenzó un exhaustivo y democrático estudio del Convenio Colectivo.

El conocimiento de los derechos comenzó a cambiar la vida de estos compañeros que pasaron de la etapa paternal a la institucional; ya no hablaba el obrero con su patrón, ahora el diálogo era entre un sindicato y una empresa.

La evolución de esta situación llevó a los trabajadores a reclamar 18 puntos de discusión sobre las condiciones de trabajo. Esto fue en agosto de este año. Este índice de reclamos se presentó a la delegación del Ministerio de Trabajo y a la empresa. La respuesta fue de dos despidos. Walter Alvarez y Maura Guardatti.

Maura, acusada de pasear por la ciudad en horario de trabajo, pudo demostrar en el Ministerio de Trabajo, que había sido despedida por estar embarazada. De despido con causa, se pasó a un acuerdo económico, pago de indemnización y de multas. Ya no reclamó volver al trabajo.

Walter, fue inducido a firmar una renuncia antes de ser despedido. Como no lo hizo, se lo acusó de sobrefacturar, y se intentó despedirlo con causa. La lucha de sus compañeros y el apoyo de muchos vecinos de Laboulaye, lo devolvieron al trabajo.

Participantes de un conflicto histórico:

En una protesta que insumió, durante una semana, la participación de treinta trabajadores en huelga, encabezados por su delegado Marcelo Doroszczuk, la intervención de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina FeTERA – CTA, representada desde el inicio del conflicto por su Secretario de Organización, Gabriel Martínez, la movilización de distintas filiales de la Asociación Gremial de Trabajadores y Empleados del Petróleo y Afines de Córdoba, AGTPAC, liderada por Marcelo Espíndola y Ernesto Duco; la adhesión y solidaridad de decenas de organizaciones gremiales, entre las que destacamos la presencia física de representantes de UATRE, UEPC, Luz y Fuerza Mercedes y el Párroco de la Diócesis de Río Cuarto -que contribuyó con una misa, donde se pidió sensatez por parte de los empleadores-; esta lista también incluye organizaciones de Derechos Humanos, la policía y la Fiscalía locales, la CTA de la provincia de Córdoba, el Ministerio de Trabajo de Córdoba y su delegación local; la adhesión de centenares de vecinos de Laboulaye, organizaciones internacionales, la actuación de medios de comunicación de distintas características, la intervención de varios Diputados Nacionales y la pérdida de muchos días de facturación. Los trabajadores ganaron su disputa y el compañero Walter Álvarez dejó de estar despedido en la empresa Ricardo Risatti SACIF.

Los reflejos del sistema de control:

El sistema de control social de Laboulaye, incluye a la policía, a la justicia y al poder político. El desarrollo del conflicto sorprendió a estos actores, que conviven con la práctica habitual del despido sin causa, como un derecho natural del empleador, y no reconocen el conflicto que implica.

Solo la reacción que se produjo en esta oportunidad, dio lugar a la alarma y a la intervención a favor de la empresa abusadora. Recién cuando las distintas estrategias de disuasión y descalificación que intentaron, sin éxito, ilegalizar la protesta fracasaron, recurrieron a una instancia de mediación que puso blanco sobre negro la lucha de intereses e hizo vislumbrar un conflicto de plazos largos que perjudicaría enormemente a la empresa o llevaría a un escenario de violencia, que no podrían explicar sin exponer su propia tozudez como causante.

Habilitar la posibilidad de un acuerdo, puso una cuota de sensatez a la situación y demostró que aunque lentos, el grupo de control cuenta con reflejos para evitar desmadres en la comunidad de Laboulaye.

Una mediación con etapas:

En la tarde del viernes 15 de octubre, luego de una fracasada audiencia en el Ministerio de Trabajo y habiéndose abortado un intento de reanudar actividades en la sucursal del centro de la firma Risatti, los trabajadores en huelga se preparaban para afrontar un nuevo fin de semana de paro, al tiempo que se diseñaba la estrategia para participar en la capital cordobesa, el día lunes, de una audiencia convocada por el Ministerio de Trabajo de la Provincia.

El playón que ocupaban los huelguistas durante toda la jornada de paro, frente a la Ruta 7, estaba esa tarde visitado por delegaciones de trabajadores de La Carlota, Villa María y Río Cuarto; además, estaban dirigentes locales del sindicato de maestros UEPC y los compañeros Oscar “Cacho” Mengarelli, Secretario General de la CTA de Córdoba, Cecilia Pérez Correa, abogada laboralista, integrante del Observatorio Jurídico de la CTA, y el Secretario Gremial de la FeTERA, Oscar Lagos, quien había arribado la noche anterior.

En este marco, se produce la sorpresiva invitación de la fiscalía local, para llevar adelante una reunión que instantes después y durante su desarrollo nos enteramos que se trataba de un intento de mediación, por cierto muy valorado por todos los asistentes. Al finalizar el mismo, no se llegó a un acuerdo, y al mismo tiempo que teníamos la sensación que el conflicto podía extenderse muchos días, había quedado la esperanza de una solución acordada que incluyera la eliminación del despido de Walter Álvarez.

Apenas una hora después de haber salido de la comisaría, mediante un llamado telefónico, el empleador convocó a una reunión más privada, donde se terminó estableciendo el acuerdo final que sería firmado al día siguiente en el Ministerio de Trabajo en Laboulaye.

Este acuerdo final se pudo dar en virtud de los elementos que se fueron incorporando a la discusión y que incluían mecanismos de negociación distintos a los que se habían utilizado hasta ese momento. La idea del “mediador”, propuesta por la Abogada Pérez Correa, interpretaba la iniciativa de la fiscalía local, e incorporaba una autoridad ajena al conflicto, que sería definida al día siguiente en el Acta Final de Acuerdo.

En la última reunión del día, esta idea fue aceptada por el empleador, al mismo tiempo que cedió en su negativa de anular el despido de Walter Álvarez y cambiar esta situación por la de una suspensión, por tiempo determinado, hasta que un mediador definiera la validez de las acusaciones y castigos aplicados por la firma empleadora.

El final, una nueva relación de fuerzas:

En siete días de conflicto se obtuvo como principal logro, la reinstalación del compañero Walter al lugar de trabajo.


La comunidad, por lo menos la que constituyen todos los vecinos que apoyaron este conflicto, estableció una alianza que llamamos articulación social, fortaleciendo al grupo de trabajadores y a su organización.

El rol cumplido por los medios de comunicación, en algunos casos tomando un claro partido a favor o en contra de los trabajadores o de la empresa, rompió en la práctica con ese concepto imposible de demostrar que se llama objetividad y blanqueó su rol social en cuanto integrantes y protagonistas del conflicto.

Fue fundamental el apoyo de todos y cada uno de los compañeros y organizaciones que se acercaron al lugar del paro o se comunicaron telefónicamente o por internet, sosteniendo solidariamente lo que en Laboulaye sucedía.


Los Diputados Nacionales dieron una fuerza nacional a la lucha y contribuyeron grandemente al resultado final.

El grupo humano que conformaron los trabajadores en huelga, no tenía garantías antes de comenzar. La lealtad y el compromiso de casi todos ellos dio una fortaleza que no pudo debilitar, ni el apriete policial, ni las amenazas de la justicia. Ni el clima lluvioso y frío, sufrido a la intemperie, menguó la voluntad. Parece que las dificultades fortalecieron a los compañeros y el auge de las voluntades se dio a partir de los momentos de mayor inseguridad y temor.

Hoy ya no es posible despedir caprichosamente trabajadores en la firma Ricardo Risatti. Los compañeros han constituido una fortaleza gremial que sueña con crecer y expandirse.

La relación de fuerzas que se ha construido, seguramente producirá cambios importantes en los derechos de los trabajadores que viven en Laboulaye. La CTA, ha dado un enorme salto y la FeTERA – CTA ha respaldado a su gremio adherido, AGTPAC, demostrando que hay un sindicalismo que no se corrompe, al tiempo que se fortalece peleando por los derechos de los trabajadores.

GRACIAS A LAS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS QUE HICIERON LLEGAR SUS SOLIDARIDADES Y TAMBIÉN PELEARON ESTE HISTÓRICO CONFLICTO

La Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina, FeTERA – CTA, agradece el envío de correos electrónicos solidarizándose con la lucha que se desarrolló en la localidad cordobesa de Laboulaye y reproduce los siguientes, sin que ello constituya la totalidad de lo recibido.

Además agradecemos la enrome cantidad de llamados telefónicos recibidos desde distintos lugares del país y las incontables muestras de afecto ofrecidas en las calles, negocios y cafés de Laboulaye.

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