Hasta siempre la victoria (APE)     Hasta siempre la victoria (APE) Por Alfredo Grande     “en una cultura no represora, el orden de los factores siempre altera el product...

Hasta siempre la victoria (APE)

 


 


Hasta siempre la victoria (APE)




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Por Alfredo Grande    





“en una cultura no represora, el orden de los factores siempre altera el producto”
(aforismo implicado)



“Más temprano, Aníbal Fernández insistió con que punteros del ex presidente estuvieron detrás de los disturbios, el bonaerense apeló a la ironía para tomar distancia de las acusaciones de la Casa Rosada respecto de que el fue quien "apadrinó" los últimos episodios de violencia."No creo en las casualidades, creo en las causalidades", planteó el jefe de Gabinete en declaraciones a radio Mitre. "Yo digo que todo está armado, provocado. Hay dirigentes de mi partido que están detrás de este tema, punteros reconocidos, hay partidos como el PO y otros trotskistas que son funcionales. Lo que estoy notando es que las actitudes del Partido Obrero terminan siendo funcionales a Eduardo Duhalde. El PO parece el Partido Obrero duhaldista", arremetió. El ataque contra el PO no terminó allí. El partido fue señalado en las últimas horas por el Gobierno como parte de un complot contra la administración de Cristina Kirchner, del que también acusó a Duhalde y a algunos medios de comunicación. "De hecho, hay dos personas del Partido Obrero detenidas", apuntó Fernández en alusión a los militantes apresados ayer. "El PO juega con determinadas acciones que son solamente motivadas por determinados punteros ligados a Duhalde", completó Fernández. La nacion.com.29/12/10”


(APe).- Es importante intentar encontrar el núcleo de verdad de ese delirio sistematizado que es el pensamiento de derecha. Quizá tarea de otros y otras con mas talento y mejor formación. Sin embargo la crítica social no es un tema de especialistas. Y el pensamiento crítico lo tenemos todos y todas, con diferentes niveles de sistematización.

Lo que siempre conviene criticar es el discurso del Poder. O discurso del Amo, para algunas vertientes del psicoanálisis. O al decir del psicoanálisis implicado, el imaginario que construye sin prisa y sin pausa la cultura represora. Hablar entonces de hegemonía, de pensamiento único, de sermones sin montaña, de insoportables encíclicas laicas, de crear todo el tiempo chivos y chivas expiatorios, cultivar hasta la hediondez la descalificación de todo aquello que no sea Razón de Estado.

En otros tiempos, muchos y muchas de los que hoy sostienen de una manera sofisticada, incluso académica, una versión del “le pertenezco”, sostenían utopías libertarias y se orgasmeaban con “Sea realista: pida lo imposible”. Es decir: no confundían táctica con estrategia, ni coyuntura con estructura, ni la alianza de clases para enfrentar al fascismo, con la desaparición del clasismo como horizonte político.

Para todas y todas los que insisten con que el discurso es preformativo y que los medios de comunicación son garantes de un orden simbólico represor, las declaraciones de la flamante ministra de seguridad y del no flamante jefe de gabinete, deberían ser un alerta roja. Aunque en realidad las declaraciones urbi et orbi de esos funcionarios, y también de las repetidoras en redes sociales, periódicos, programas de televisión, decretan el ALERTA A LOS ROJOS. No tiene sentido cuando el Titanic se hunde, alertar sobre el tamaño del iceberg. Las declaraciones de esos funcionarios y de todas y todos los que callaron otorgando, avalando, aplaudiendo, etc, hunden en las aguas congeladas del macartismo la escencia de una democracia donde el nunca más también era el nunca más a las estrategias de exterminio (simbólico o real, que empezamos con uno y terminamos con otro) de las izquierdas.


Hay que ser exageradamente oficialista para no advertir que hay una diferencia sustancial entre acusar al PO y acusar a Eduardo Duhalde. En el primer caso es a un partido, a una ideología política, a una trayectoria militante. En el segundo es a una persona, un ser humano, demasiado humano, que fuera nada menos que el gestor del gran acuerdo nacional para que nunca mas se escuchara el “que se vayan todos” en estas tierras de las provincias unidas. (referencia a que algunas provincias siguen con sus prácticas feudales y fascistoides, mas allá del bicentenario)

Si en vez de decir “Eduardo Duhalde” el jefazo de gabinete hubiera dicho “el partido justicialista” o en vez de decir “Luis Barrionuevo” (entre paréntesis, de hecho puse paréntesis, no olvidemos que es un filósofo que nada tiene que envidiar a Eduardo Feinman o Alejandro Rozitchner), hubiera dicho (el jefazo) “la podrida burocracia sindical”, creo que el escándalo llegaba hasta 678 y 9 también.

Es típico de la cultura represora señalar en forma individual a sus agentes reproductores, incluso para cuestionarlos, atacarlos o eliminarlos, y los que enfrentan esos mandatos represores, señalarlos genéricamente. Sin que eso haya propiciado que los defensores de la violencia de género se hayan pronunciado ante la obvia discriminación negativa que supone. Un significante se ha impuesto en estos días: “el trosko”. Y sesudas elucubraciones psicológicas sobre el genotipo, el fenotipo y las evidencias de una degeneración de la noble raza democrática, republicana, nacional, popular, militante y algunas cosas más. Aparece otro enemigo interior y quizá un esbozo de una doctrina de seguridad nacional aggiornada y legitimada desde la misma democracia.

“El trosko” es aquel portador enfermo de mas troskismo del necesario, el que arruinó las asambleas populares, el instigador del contubernio con el campo de los hacendados, el que se alía a lo peor para buscar el mal mayor. Ahora todo será más difícil porque tendré que aclarar que no soy gorila, no soy troskista, y quizá en poco tiempo no seré nada. Por las dudas. Apenas podré decir que soy anarcopsicoanalista, aunque el anarquismo está primero en la lista de espera de defenestraciones próximas.

Este es el mejor fin de año para la cultura represora. El parque está en orden, ahora el Club Albariño también, la revolución ha nacido en un pesebre pero morirá en un edificio torre, la historia comienza con la dictadura militar y hace un per saltum retrógado hasta Roca, la impunidad por la masacre de Cromagnon continúa, el jefe de gobierno destituído por inepto, incapaz e irresponsable (seguro que hubo troskos en la legislatura para sacarlo) vuelve a participar en este chinchón de los votos en que ha devenido la democracia, las redes de la trata continúan secuestrando y esclavizando, bebés de bajísimo peso se mueren de un exceso de crecimiento económico, y el verano explota de turistas descerebrados que dejan atrás cortes de luz, falta de nafta, cajeros automáticos anoréxicos de efectivo.

Y el mas atroz de los oportunismos es recordar, con ese recuerdo falopa de los que hacen de la política una picadita para ir probando un poquito de todo, los asesinatos de Kosteki y Santillán, para aumentar las municiones contra el cabezón, a pesar de todos los años que nos olvidamos de Cabezas. Del 2003 al 2007 nadie se ocupó de esos asesinatos, y no es casual que Soria sea ahora candidato a gobernador. O algo por el estilo, porque no me agradan las picaditas de candidaturas off shore.

El mejor fin de año para la cultura represora. El partido de gobierno ahogó la transversalidad tan soñada, y ha sido la misma Presidenta que ha pedido un poco de espacio para los no PJ. O algo así, porque tampoco entiendo bien todo lo que se dice y bastante tengo con interpretar a mis pacientes, que al menos me pagan por eso.

La cultura represora le dice hasta siempre a la victoria. Desde ya, me refiero a la victoria de las izquierdas anticapitalistas y revolucionarias. No le importa el socialismo del siglo XXI, porque sigue apostando al capitalismo del siglo XVIII. Después de todo, la patria sojera es al socialismo lo que el dengue es a un pic nic al aire libre.

¿Podremos enfrentar ese mandato sosteniendo el nuestro, que a veces por repetido, por reiterado, por burocratizado, hemos dejado de creerlo? Solo entonces, la despedida cruel del Poder Burgués que dice “hasta siempre la victoria”, será enfrentado con nuestra convicción no renunciable: “hasta la victoria, siempre”.

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