Entre Ríos - Colón: Caso Brem - Por PROFE no se atiende... Elbio José Brem (hijo) tiene ahora 24 años, padeciendo las secuelas de una meningitis que sufrió y que fuese mal atendida a los 8 meses de v...

Entre Ríos - Colón: Caso Brem - Por PROFE no se atiende...

andador nuevo 3Elbio José Brem (hijo) tiene ahora 24 años, padeciendo las secuelas de una meningitis que sufrió y que fuese mal atendida a los 8 meses de vida. Hoy tiene una parálisis cerebral con características espásticas y tiene un atraso intelectual moderado.


Desde hace tiempo, su padre, con el mismo nombre, está desocupado. Ex - obrero de un molino arrocero de la zona, donde fuera despedido sin causa justificada, actualmente vive de changas desde hace ya varios años, para mantener a su familia compuesta por su esposa, Juana Diega, su hija Ana María y su hijo con discapacidad.


Tiempo atrás, su esposa padecía una fobia social que le impedía salir del hogar e incluso separarse mucho tiempo de sus hijos.


El 6 de noviembre de 2009, Pepe Brem intentó suicidarse tirándose del puente que cruza el Arroyo de la Leche, cuya secuela fue una lesión medular, luego de haber sido informado que su hijo debía salir del Hospital San Benjamín para regresar a su casa. Tras este lamentable hecho, el Estado se acordó e intervino para internar a Josecito, su hijo, en un hogar con cobertura completa.


Ana María Martínez nos cuenta en su relato sobre "El Loco del Puente", como Pepe se autodenomina, el dramático pedido de ayuda que hacía: "- No doy más, necesito ayuda, fulano, mengano, nadie me escucha, el José está grande, la Negra y Anita no pueden con él, ya es un hombre… Usted no sabe hasta las cosas íntimas que tengo que hacerle pa´ que se quede tranquilo un tiempito…"


Elbio, era ese hombre rudo, gringo y bruto que se empecinaba en aplicar métodos convencionales en la rehabilitación de su hijo con parálisis cerebral que terminó internado en Paraná, mientras Josecito era internado en un geriátrico.


Al poco tiempo, Pepe advierte que no le daban agua a su hijo para que no mojara los pañales, como tampoco se le realizaban enemas para movilizar sus intestinos, al igual que una enorme infección en su dentadura que llevó a una intervención quirúrgica con anestesia general para poder extraerle las piezas dentales dañadas. No tuvo otro remedio que sacarlo de allí, aunque era pagado por el Área Social del Municipio de Colón, para volver a llevarlo al Hospital San Benjamín.


En dicha institución, tanto su Director como la asistente social comenzaron a buscar un hogar que tuviera la cobertura de PROFE (Programa Federal de Salud). Pero ninguna institución sanitaria -geriátricos u hogares- quiso albergarlo porque "nadie trabaja por PROFE". Sin suerte, hasta se buscó en la provincia de Santa Fé.


Nota Diario de Colón.Hace poco más de un mes, una discusión con su yerno lo llevó a Pepe a sacar un arma y empezar a los tiros en su casa. Con buen tino, la policía logró desarmarlo y por decisión judicial fue trasladado a la Sala de Neuropsiquiatría del Hospital Felipe Heras de Concordia, mientras su hijo era nuevamente internado en el hospital colonense. Una vez más, se cumplía lo que afirmó Luis Giuliani, de Mundo Discapacitado, en la entrevista que se le realizara en el programa Incluyendo, que se emite por Barricada TV: "Los medios solamente reflejan nuestras miserias". Un solo medio de prensa graficó el hecho, destacando la "locura" en lugar de indagar sobre las causas de lo sucedido.


Poco tiempo después, le daban el alta a Josecito porque la institución sanitaria colonense no tiene personal para cuidarlo. Pepe, otra vez, quedó a cargo de su cuidado...


Pese a todo, las soluciones no aparecen para un padre que no puede cuidar más a su hijo. La invisibilidad de este caso es absoluta, salvo la cobertura realizada por el programa televisivo que se emite por IMPA.


Ocurre que Josecito tampoco tiene una silla de ruedas adecuada para su patología, pese a los reiterados pedidos de su padre que fueron acompañados por la colega Ana María Martínez ante el Director del Hospital y la asistente social; quienes, aún hoy, siguen buscando ese hogar que tanto necesita.


El paradigma de la invisibilidad está más vigente que nunca y la mejor demostración es este caso que duele en el alma, mientras la sociedad y el Estado miran para otro lado.

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