Un bicentenario digitalizado (Contrapuntos / Argenpress) Un bicentenario digitalizado   Por Andrés Sarlengo (Contrapuntos) A fines de diciembre de 2009 el Ministerio de Educación de la Nación lanz...

Un bicentenario digitalizado (Contrapuntos / Argenpress)

Un bicentenario digitalizado


 


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Por Andrés Sarlengo (Contrapuntos)



A fines de diciembre de 2009 el Ministerio de Educación de la Nación lanzó el plan “Un alumno, una computadora”. Son casi 323 millones de pesos (250.000 netbooks) a invertir en el 2010 para digitalizar las escuelas del Bicentenario (1).

Conviene citar a Armand Mattelart: “Ahora bien, la noción de sociedad global de la información es el resultado de una construcción geopolítica. La efervescencia de la ininterrumpida expansión de las innovaciones técnicas contribuye a que esto se olvide (2)”.

Más claro: al Plan “Un alumno, una computadora” hay que interpretarlo política y éticamente.

Juan Carlos Tedesco, ex Ministro de Educación de la Nación, es autor de “Educar en la Sociedad del Conocimiento”. María de Pauli asevera: “Una vez proclamado el lugar fundamental del conocimiento y la información, como variables del poder económico, político y social, la propuesta de Tedesco para lograr una sociedad justa o un orden social sustentable es ofrecerles a los desposeídos más afecto que conocimientos y a las universidades del Tercer Mundo el uso del conocimiento disponible a la par que la renuncia a la pretensión de soberanía en la producción de conocimientos (…) En esta última década, hemos visto con cierta desazón a las universidades argentinas realizando recortes importantes en sus carreras de grado, en los tiempos y en los contenidos, quizás impulsadas por cumplir la meta que le dictan las empresas, formar individuos con competencias más amplias que profundas, capacitados (..) para recibir un “acabado” a gusto de la empresa (3)”.

Al Programa “Un alumno, una computadora” –cabe persistir- hay que interpretarlo primeramente desde lo ético-político antes que tecnológico.

Informó La Capital el 26 de diciembre de 2009: “Con la premisa de superar la brecha digital e incorporar masivamente las nuevas tecnologías de la información en las aulas, para fines de 2010 todos los estudiantes de cuarto a sexto de las escuelas técnicas públicas tendrán una computadora portátil en sus manos (1)”.

Y sí en setiembre de 2004 el entonces Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología Daniel Filmus, la Directora del Instituto Nacional de Educación Técnica María Rosa Almándoz y el Presidente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) Luis Pagani (Arcor) se reunieron para evaluar el Programa Vinculación Empresa-Escuela aplicado en Capital Federal, Buenos Aires y Córdoba… nadie debería creer que la “digitalización” de las escuelas técnicas del país tiene otro objetivo que el aconsejado por Pagani: “La educación técnica no puede estar separada del mundo de las empresas; la economía y la educación deben recorrer caminos paralelos (4)”. “Las empresas que desarrollan actividades de vinculación con escuelas técnicas son: Acindar, Aguas Argentinas, Ángel Estrada y Cía., Arcor, BGH, Bridgestone/Firestone, Cencosud, Cliba, Daimler-Chrysler, Dow Química de Argentina, Edenor, Ferrero, Fiat Argentina, Gas Natural Ban, Grupo Clarín, IBM Argentina, La Nación, Laboratorios Bagó, Los Grobo, Mastellone Hnos., Molinos Ríos de La Plata, Petrobras Energía, Praxair, Repsol YPF, Coto, Telecom, Telefónica, Tenaris Siderca, Unilever, Volkswagen Argentina”, detalla el artículo de Educ.ar (4).

“Individuos con competencias más amplias que profundas y terminados a gusto de las empresas”. Ese el propósito de la digitalización educativa del Bicentenario.

La alianza educación, conocimiento, tecnología y empresa de la Argentina del Bicentenario tiene un origen que los educadores jamás debemos olvidar. “Las fuerzas armadas y de seguridad; títeres macabros del poder económico, los verdaderos tirititeros; desaparecieron 30.000 personas en la Argentina. La mayoría de ellos –en casi un 80 %- trabajadores; la mayoría de ellos –en casi un 70 %- jóvenes menores de 30 años. Las cifras son claras. Mataron para robar. Aniquilaron para construir una sociedad obediente que no discutiera los deseos de la empresa y la propiedad privada. Sangre y dinero, la síntesis del sistema”, subraya Carlos Del Frade (5).

Verdaderamente pedagógico resultaría que “Un alumno, una computadora” trajera CDs educativos con archivos Microsoft PowerPoint narrando la historia de Acindar y José Martínez de Hoz: modelos de industria y empresario de la plutocracia Argentina.


A partir de abril de 2010 comenzaran a repartirse las 250.000 netbooks en las escuelas técnicas del país. 16.000 vendrán a la provincia de Santa Fe.

Con todo, nada ocurre al azar. Andrés Oppenheimer escribió: “La distribución masiva de computadoras gratuitas a los alumnos de varios países de América Latina, que empezó experimentalmente hace casi tres años en Uruguay, se ha disparado en toda la región y tendrá varios impactos en las futuras generaciones (6)”.

Perú entregará 590.000 laptops; Brasil aspira a comprar 1.500.000 netbooks y Mauricio Macri prometió adquirir 190.000 máquinas para su ciudad de Buenos Aires (6).

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los programas “Una computadora por niño” aumentarán el número de netbooks educativas en América Latina de 1.500.000 a 30 millones en 2015.

En definitiva: si el BID patrocina esta “tendencia imparable” de una computadora por alumno…ya podemos inferir qué intereses comprenden.

Minorías tramando el destino de los demás, exclamaría Darío Balvidares.

Andrés Oppenheimer sentenció: “(…) La avalancha de laptops es una de las mejores cosas que están pasando en América en este momento. Es un shock tecnológico que sacudirá los anticuados sistemas escolares de la región, y sus poderosos sindicatos de maestros, que constituyen uno de los principales motivos por los que la región se está quedando cada vez más atrás de Asia en la economía global. En el peor de los casos, este shock sacudirá la inercia educativa de la región y erosionará la convicción generalizada de que no se puede hacer nada par mejorar la calidad educativa latinoamericana (6)”.

Tal vez – en efecto- Opppenheimer exprese lo que Alberto Sileoni, Juan Carlos Tedesco, Elida Rasino y los K sientan y piensen pero callen…

La doctrina del shock siempre fue un instrumento de los poderosos. Shock represivo en los 70, shock neoliberal en los 90 y shock tecnológico en el Bicentenario.

Cristina Corea pareciera describir algunos “impactos en las futuras generaciones”digitalizadas: “La lectura estatal es una de las tantas operaciones de producción de la conciencia del ciudadano: mediante la paciente y repetitiva experiencia de leer y escribir, se traza la interioridad del sujeto de la razón. La lectura informacional es una experiencia de otro orden: es una operación de producción de imágenes y de desaceleración en el vértigo de las imágenes intermitentemente ofrecidas. Si la subjetividad estatal se constituye como interioridad (la conciencia, la memoria, el pensamiento), la subjetividad informacional se constituye como desaceleración. La subjetividad estatal se configura sobre la experiencia y los modos de relación con un territorio o un lugar; la subjetividad informacional se configura sobre la experiencia del tiempo. Habitar el espacio y habitar el tiempo son dos experiencias subjetivas radicalmente distintas (7)”.

De ciudadanos a usuarios. Con la informatización de los galpones del Bicentenario los pibes percibirán (sobrestimulados) dejando muy atrás a la conciencia. Frente a la netbook el alumno es un receptor hiperconectado no un lector. Como afirma Cristina Corea: “Hay que pensar cómo subjetivarse en el mercado, en un medio saturado”.

En resumen, quizás Armand Mattelart defina con verosimilitud la tecnocracia argentina del Bicentenario: “La alianza entre industriales y sabios positivos instaura un modo de gestión, orientado no ya hacia el “gobierno de los hombres” sino hacia la “administración de las cosas”. El auge de la élite técnica reduce el papel del Estado al de un mero “encargado de negocios (2)”.

Que las netbooks lleguen a las escuelas ya es un hecho inevitable. Pero que los pibes y alumnas piensen y no perciban solamente… es un desafío que debemos “subjetivar” los educadores.

Si la plutocracia pretende galpones digitalizados para formatear jóvenes obedientes: debemos responderle –me parece- con una práctica ética pedagógica que apueste a formar hombres libres y solidarios.

István Mészaros nos indica un camino: educar más allá del capital.

¿Qué le parece?


NOTAS:

(1) Entregarán 250 mil netbooks a chicos y docentes de escuelas técnicas. Matías Loja. La Capital. 26-12-2009

(2) Historia de la sociedad de la información. Armand Mattelart. Paidos comunicación. Junio 2002.

(3) La empresa educativa. María de Pauli. Jornadas de reflexión y debate en torno a la Ley Nacional de Educación. Rosario 28 al 30 se setiembre de 2006.

(4) Filmus se reunió con la Asociación Empresaria Argentina. Fuente: Ministerio de Educación, Ciencia y tecnología. Educ.ar.

(5) 24 de marzo. APE. Fuente: Argenpress.

(6) La avalancha de laptops en la región. Andrés Oppenheimer. La Nación. 23/03/2010

(7) Pedagogía del aburrido. Ignacio Lewkowicz. Cristina Corea. Paidós Educador. 2008

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