Por Carlos Del Frade
(APe).- La guerra contra los pibes no se detiene.
Los primeros días de 2015 generaron una discusión política y mediática importante en la zona del Gran Rosario luego del repliegue de la gendarmería que había llegado con gran estrépito el miércoles 9 de abril de 2014.
Sin embargo, más allá de la primera sensación de seguridad en los barrios, los números finales tanto en la disminución del negocio del narcotráfico como en el descenso de los homicidios demostraron resultados anoréxicos.
Pero es un año político donde la totalidad de las autoridades provinciales, municipales y comunales se elegirán a fines de junio. Semejante velocidad en el calendario exacerba esas discusiones entre los que son convocados a hablar por los grandes medios de comunicación que nunca son todos sino, casi siempre, los dueños de las grandes billeteras políticas.
Lo cierto es que los pibes piantan muy antes de tiempo para la pampa de arriba.
Dicen las crónicas policiales que “Mario Brest tenía 15 años y vivía, hasta el viernes 9 de enero a las 4.30 de la mañana, en el humilde y conflictivo barrio Santa Lucía, en el extremo oeste de la ciudad. A esa hora el chico salió de la casa de su abuela, en Pasaje 1756 al 2200, y se cruzó con un integrante de una banda que atemoriza al barrio desde hace muchos años. Sin más ambos pibes comenzaron los gritos y de pronto se escucharon disparos.
Mario recibió tres tiros en el tórax y en su auxilio salio su tío Brian T., de 23 años. El resultado fue trágico: Mario murió cuando iba camino al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez y Brian está internado en el mismo centro asistencial con un tiro en el cráneo y peleando minuto a minuto por el aire que respira. En tanto Norma P., abuela de Mario y madre de Brian, también tuvo que ser internada después de haber sido rozada por una bala en el cráneo y un feroz piedrazo, aunque ayer estaba fuera de peligro”, apuntaban los diarios.
-El que mató a Marito fue Leonel, el hijo de Salvador C. Eso lo sabemos todos y que ahora no quieran estos criminales que se haga cargo de la muerte un menor. Mataron a mi pariente y nos tienen locos hace tiempo. ¿Que más nos pueden hacer?" - dijo un familiar de las víctimas.
Para los medios, “hace unos de cinco años que los enfrentamientos armados y las denuncias cruzadas por amenazas comenzaron entre familias de la zona del Pasaje 1752, acusadas de conformar la banda denominada "Los Cachones", y de otras bandas del barrio, entre ellas la comandada por Salvador C., de la zona de pasaje Aguilar al 7300. Y la fatal pelea de la madrugada de ayer se enmarca de lleno en esta disputa según dijeron los policías. Varios de los detenidos conformaron estas bandas y actualmente se disputan el territorio, algunos dicen que para robar y otros para vender drogas. Una vecina contó por lo bajo que "Salvador tiene un búnker en el que venden merca, en Ricardo Rojas y Cerrito. Y ellos, su bandita, robaron una armería del centro de la ciudad hace pocos días y le repartieron los fierros a los soldaditos"”, remarcan las muy buenas notas que aparecen en los diarios rosarinos.
El miércoles 7 de enero, en la puerta de la fiscalía de Homicidios, en los tribunales provinciales rosarinos, la familia de Jonathan Ezequiel Herrera pedía alguna explicación sobre por qué fueron balas policiales las que arrancaron la vida del muchacho de 22 años.
“Jonathan fue asesinado mientras intentaba refugiarse de un tiroteo entre un delincuente contra cuatro integrantes del Comando que realizaban la persecución, y cinco de la PAT que bajaron de un colectivo y se plegaron al operativo. El joven lavaba su auto cuando intentó refugiarse detrás de un árbol donde cayó mortalmente herido al recibir tres disparos de pistolas calibre 9 milímetros, compatibles con las armas oficiales, de donde partieron al menos 20 disparos. El delincuente, en tanto, cayó herido en la puerta de la casa de la víctima. "Estábamos comiendo un asado en la casa de mi abuela. Y lo esperábamos a él (Jonathan) porque estaba lavando su auto. Pero yo tuve un presentimiento... yo soy el hermano mellizo", dijo Nahuel, el hermano mellizo de Jonathan.
-Cuando fui (a su casa) ya había pasado todo, no me dejaban pasar. La rubia (una mujer policía) me apuntaba con un arma, y me decía «quedate acá porque sino a vos también te mato». Le pregunté cómo estaba mi hermano y un milico me dijo que bien, que lo habían llevado al Heca. Me tranquilicé pero resultó que mi hermano ya estaba muerto. Faltaba poco para nuestro cumpleaños– rememoró mientras lloraba y hablaba con el cronista.
Postales de una guerra contra los pibes que continúa. Tal como sigue el negocio impune de las armas que siempre están a poca distancia de la pibada en cualquier lugar del país, tal como siguen los negocios que hacen los nichos corruptos de las fuerzas de seguridad, nacionales y provinciales y también las áreas mafiosas de los diferentes gobiernos.
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