Por Leandro Albani
La frontera entre Líbano e Israel en los últimos días se convirtió en territorio de tensiones y máxima fragilidad, luego que el 18 de enero pasado las tropas de Tel Aviv bombardearan un convoy del movimiento político-militar Hezbolá que se desplazaba por la ciudad siria de Quneitra, fronteriza con los Altos del Golán, territorio sirio ocupado ilegalmente por Israel entre 1967 y 1973. Durante el ataque israelí, seis miembros de Hezbolá y el brigadier general iraní, Mohammad Alí Allahdadí fueron asesinados. Entre los miembros del movimiento libanés ultimados se encontraban el comandante Mohamad Issa, y Yihad Moughniyah, hijo del fallecido líder militar del grupo, Imad Moughniyah.
Como respuesta a este ataque, Hezbolá confirmó una operación realizada el miércoles a la mañana contra tropas israelíes en las granjas de Shebba, ocupadas por Tel Aviv. En un comunicado, el movimiento chiita describió que un convoy, “que incluía varios vehículos, oficiales y soldados, fue atacado por misiles apropiados y armas que condujeron a la destrucción de varios vehículos”. En el comunicado confirmaron que la operación “ha dejado a varios soldados israelíes muertos y heridos”.
Desde hace varios meses Israel viene incrementando la presencia de tropas en las fronteras con Líbano, sobre todo en la última semana.
Luego de la operación de Hezbolá, el gobierno de Tel Aviv confirmó que cuatro de sus soldados cayeron abatidos por el impacto de un misil antitanque, aunque se estima que murieron siete uniformados israelíes.
Como respuesta, Israel disparó treinta proyectiles de artillería, indicaron medios libaneses. Al mismo tiempo, la agencia AFP informó que tanques comenzaron a disparar contra el territorio libanés. La cadena Telesur también difundió que aviones militares israelíes atacaron objetivos militares en las localidades sirias de El Rom y el Neve Ativ, además de otras aldeas en los Altos de Golán. Israel además desató bombardeos contra la sede de la Brigada 90 del ejército sirio, sin causar víctimas ni daños de consideración.
Desde hace varios años, en los Altos del Golán se encuentran desplegadas Las Fuerzas Interinas de la ONU para El Líbano (Finul). Una víctima más de los ataques de Tel Aviv fue el cabo español y miembro de las Finul, Francisco Javier Soria Toledo, que se encontraba en un puesto de vigilancia en la aldea de Ghayar, en la zona fronteriza entre Israel y Líbano, cuando fue alcanzado por las balas israelíes.
Ayer también se conoció que milicianos de Hezbolá repelieron un intento de infiltración de grupos del Estado Islámico (EI) y el Frente Al Nusra por la zona desértica de Nahle, en el noreste de El Líbano, donde prevalece un fuerte despliegue de tropas gubernamentales. Según lo difundido, varios terroristas fueron ultimados cuando intentaba ingresar desde territorio sirio.
Declaraciones cruzadas
En referencia al ataque de Hezbolá, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró que “quien juega con fuego se quema”. Netanyahu afirmó que su ejército “considera al gobierno sirio como responsable de lo que ocurre en su territorio y continuará operando como lo considere oportuno para defender a los ciudadanos del Estado de Israel”.
Quien también se pronunció fue el primer ministro libanés, Tammam Salam, quien reclamó a la comunidad internacional detener la agresividad de Israel. El gobernante criticó la postura de Tel Aviv de buscar “jugar con la estabilidad y la paz de la región”. Salam alertó que “la escalada israelí en el área de la frontera ocupada de Shebaa abrirá la puerta a posibilidades peligrosas que no servirán a la paz y la estabilidad”. El premier libanés denunció que Israel está violando la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, emitida en 2006, que estipula el alto el fuego entre ambas naciones.
“Líbano reitera su compromiso con la resolución del Consejo de Seguridad 1701″, ha afirmado Salam en un comunicado publicado por la agencia nacional libanesa NNA.
Como era de esperarse, Estados Unidos se apresuró en respaldar a su principal aliado y ni siquiera atinó a deslizar una crítica contra Israel, acusado infinidad de veces por sus actos de guerra y represivos en Palestina, Líbano y Siria. La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, expresó que el gobierno de Barack Obama aprueba el “derecho” de Tel Aviv a la “autodefensa” tras el “acto de violencia” de Hezbolá. La funcionaria pidió a las dos partes que respeten la “línea azul” establecida por la ONU en el límite entre Líbano e Israel.
Ante el rápido aumento de los combates y bombardeos, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a sus miembros a una reunión de urgencia para tratar la situación.
Diálogo y atentado en Moscú
Los actuales enfrentamientos generados luego del ataque israelí del 18 de enero, se producen cuando en Moscú finalizaron las reuniones entre el gobierno del presidente Bashar Al Assad y sectores de la oposición siria. En la jornada de ayer, la representante del partido opositor Al Watan, Majd Niazi, anunció que se alcanzó un acuerdo de diez puntos para resolver el conflicto interno en Siria. Naizi detalló que entre los puntos están “la liberación de presos políticos, sobre todo mujeres y niños, la liberación de secuestrados, así como de prisioneros, el acceso de productos alimenticios a todas las regiones de Siria sin excepciones”.
Entre 2013 y 2014, el gobierno de Al Assad liberó a miles de presos que pertenecían a grupos terroristas, tras desarrollar un proceso de diálogo nacional en Siria, que finalizó con la aprobación, vía referéndum, de una nueva Constitución.
Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, expresó que las reuniones en Moscú son consecuencias “de la confianza que los sirios, independientemente de sus posturas políticas, sienten hacia Rusia”. Lavrov dejó en claro que el conflicto sirio no se resolverá con la imposición desde el exterior, porque representan “aspiraciones geopolíticas ajenas”.
Al mismo tiempo que finalizaba la ronda de reuniones, en la que participaron 32 representantes de la oposición siria y representantes del gobierno de Al Assad, la agencia de noticias Sana informó que la embajada rusa en Damasco fue “blanco de un ataque terrorista con mortero”, causando “daños materiales leves sin ocasionar víctimas”. No es la primera vez que la sede diplomática de Moscú sufre atentados de grupos extremistas, el último de ellos ocurrido en noviembre de 2013.
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