El sábado pasado tuve el honor de compartir unas horas con los hermanos Qom. Los acampantes tuvieron visitantes de todas las edades pero primaban los jóvenes en un noventa y siete por ciento. En el tres por ciento restante me incluyo yo, de la tercera edad.
La aceitada labor de varios jóvenes del colectivo de televisión por aire “Antena Negra” que documentaron en directo la actividad, permitió la difusión que los grandes medios no están dispuestos a dar.
Gentileza: Agencia Walsh
El micrófono estuvo abierto a todas las expresiones y propuestas poéticas y políticas y me permitieron usarlo.
Además de declamar la poesía “La Tonada” referida a la pérdida de los idiomas originarios por obra del invasor español, de autoría del puntano Antonio Esteban Agüero, me animé a contarle a los presentes que también yo estaba allí representando a otra tribu injustamente atacada, vilipendiada, odiada pero que supo resistir cincuenta años de agresiones y bloqueo, aclaré que era la “Tribu cubana” revolucionaria y amante de los niños, que había logrado el cuatro por mil de mortalidad infantil en la isla, mientras que Canadá y Estados Unidos van a la zaga con cinco por mil de niños muertos en el primer año de vida.
El Museo Ernesto Che Guevara, al que represento, pudo entregar en esa actividad dos enormes bolsas repletas de excelentes prendas de vestir en calidad de donación para con los hermanos acampantes. Esas prendas nos fueron entregadas para ese exclusivo fin por damas sensibles y generosas que no desean ser mencionadas.
Adolescentes porteñas voluntarias, sentadas o de rodillas, entre una docena de niños Qom los acompañaban, asombrándose de las creaciones pictóricas de los infantes.
Otras jugaron con los niños al salto de la cuerda, una media docena de adolescentes anarquistas sentados como yo en el piso miraban, y cuando otros jóvenes se animaron a volver a ser niños por un rato y saltaron con los niños en la soga, habrán dudado en imitarlos creyendo que Bakunín nunca fue niño.
Un perro negro mediana estatura circuló horas entre los presentes con una bandera indígena colgando del cuello, sin ladrar ni tampoco morder.
Hombres y mujeres preparando el fuego y la olla popular, pelando papas, cortando zanahorias, cortando maderas para leña.
Se proyectaron documentales al caer el sol porque “Cine Libre, Parque Abierto” estaba también presente con su propuesta solidaria.
Fue una fiesta especial en esa isla, en el medio de la avenida 9 de Julio y Avda. de Mayo. Las modernas carpas donde pernoctan los hermanos bordean el lugar y se recuestan contra la reja que rodean el alto pedestal blanco, que soporta una versión ecuestre del hidalgo Quijote de la Mancha, ciudadano de esa España colonialista que masacró, esclavizó y robó las tierras pertenecientes a los pueblos americanos originarios; entre ellos, las que ocupaban ancestralmente los hermanos Qom y de las que son desalojados hoy, como si no hubieran transcurrido quinientos años ya de oprobio.
Un integrante de la tribu de La Primavera no pudo venir. Es que lo asesinó la policía formoseña.
El Museo Ernesto Che Guevara apoya y difunde los justos reclamos de los hermanos Qom.
Eladio González - Toto
Director Museo Ernesto Che Guevara
No hay comentarios. :
Publicar un comentario