No hay peor locura que la del poder.   Por el Prof. Juan Carlos Sánchez La Reina del Plata se ha visto sacudida por la inusitada represión en el Hospital Borda, el mismo que,...

No hay peor locura que la del poder.

 

Prof. Juan Carlos Sánchez

Por el Prof. Juan Carlos Sánchez

La Reina del Plata se ha visto sacudida por la inusitada represión en el Hospital Borda, el mismo que, desde hace ya tres años, se encuentra sin gas y que ahora es objeto del capricho del poder político en su afán de “descentralización”. Eso sí, de desmanicomialización ni hablar… De talleres protegidos de producción como una terapéutica destinada a quienes tienen una discapacidad mental, con el objeto de favorecer su autonomía, mucho menos…

Pero ocurre que es solamente una parte de la irracionalidad en el ejercicio del poder. Guillermo Pacagnini, de la CTA, lo definía claramente: los locos son los de afuera… Y ello, además de aplicarse a lo sucedido en el barrio de Barracas, puede extenderse a otras conductas políticas lindantes con los barras de fútbol. No por casualidad, el extinto Alberto Lapolla definió a Macri como el “barra brava de Barrio Parque”-

La violencia es impulsada desde el mismo Estado. Las instituciones que debiesen preservar la vida se han convertido en instrumentos de muerte, de torturas, de desapariciones. Pero ya no es solamente patrimonio de Buenos Aires sino también de Córdoba, con su gatillo fácil y su Código de Faltas; de Formosa, donde el pueblo qom sigue sumando penurias y se pretende acallar la voz de Félix Díaz, el Qarashe de la Comunidad La Primavera, paradójicamente a través del mismo Defensor del Pueblo de la provincia; de Catamarca y La Rioja, con la represión a los ambientalistas; en suma, de buena parte de la Argentina.

Pero hay otras formas que violentan a los seres humanos. La pobreza sigue siendo una asignatura pendiente, más allá de la Asignación Universal por Hijo, al igual que una verdadera reforma tributaria destinada a garantizar una progresiva redistribución del ingreso. Hospitales y escuelas con una infraestructura deficiente; médicos, enfermeros y docentes mal pagos, y una verdadera inaccesibilidad a la justicia también forman parte del entorno violento en el cual estamos inmersos.

Y el responsable es el poder. El político. El que prefiere tirar afuera la pelota, tras las dudas en la cantidad de muertos por las inundaciones en La Plata o victimizarse ante la falta de asistencia del Gobierno Nacional para emprender las obras hidráulicas necesarias para evitar las consecuencias de un clima cada vez más tropical, gracias al cambio climático impuesto por el imperialismo.

Es el mismo que mira para otro lado, cada vez que un joven es asesinado por las balas policiales o es utilizado para robar para beneficio de los uniformes.

En el poder impera la locura. Los que estamos afuera de él, podemos ufanarnos de estar cuerdos frente a tanta insensatez pero tampoco debemos olvidar nuestra responsabilidad ciudadana porque quienes habitan ese mundo surgieron de nuestras propias entrañas en mayor o menor medida.

Pero resulta indispensable, hoy más que nunca, parar ese ímpetu represivo y por eso hay que seguir en la calle. Movilizaciones, piquetes, barricadas… Todo sirve. Porque si no se limitan estas barbaridades, los próximos que las sufriremos seremos nosotros…

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