Te lo dice tu padre, te lo dice un amigo (APE) Te lo dice tu padre, te lo dice un amigo 15/10/09   Por Alfredo Grande Los estudiantes del Nacional Buenos Aires anunciaron que levantan la ...

Te lo dice tu padre, te lo dice un amigo (APE)

Te lo dice tu padre, te lo dice un amigo



15/10/09


 




Por Alfredo Grande

Los estudiantes del Nacional Buenos Aires anunciaron que levantan la toma

Explicaron que una comisión limpiará el edificio y que se reunirán con las autoridades para ultimar los detalles del acuerdo. Por su parte, la rectora le dijo a Clarín.com que las sanciones, que originaron el conflicto, "no se van a rever".

Tras una extensa asamblea, los estudiantes del Nacional Buenos Aires resolvieron levantar hoy la toma que venían realizando hace nueve días, en rechazo a las sanciones aplicadas a 12 alumnos que habían dejado el establecimiento para participar de la marcha por el aniversario de "La Noche de los Lápices". La rectora Virginia González Gass le explicó a Clarín.com que los chicos "levantaron la medida de fuerza sin condiciones " y remarcó que recién "una vez entregado el colegio" se sentará a dialogar con los alumnos "algunos puntos acordados días atrás".

"Vamos a hacer una comisión entre las autoridades y el Centro de estudiantes y van a funcionar todos los organismos como corresponden" para tratar el tema, dijo.

Sobre las sanciones que originaron el conflicto y los nueve días de protesta (...), la rectora aseguró que "no se van a rever". "Van a ser analizadas en el Consejo de Convivencia, dijo y aclaró que este es el ámbito donde estaban siendo evaluadas cuando los estudiantes iniciaron la toma.

(Diario Clarín 08/10/09)

(APe).- La cultura represora proclama el amor mientras tiene una consistente militancia en la crueldad. Uno de los objetivos permanentes de esa crueldad son los jóvenes. La adolescencia, además de ser una etapa vital, es una forma de pensamiento. Y el pensamiento joven es, en su nivel fundante, instituyente y creador. El significante “destituyente” ha sido utilizado como sinónimo de pensamiento reaccionario y conservador. Sin embargo, es necesario rescatar la dimensión de la potencia instituyente. En diferentes momentos de la historia, el pensamiento joven ha sido motor de la historia, porque es donde la lucha de clases encuentra el terreno de mayor fertilidad. La reforma universitaria de 1918 es ignorado por la mayoría del estudiantado, incluso de los sectores progresistas. Sin embargo, el espíritu de esa reforma sigue presente. Y aunque no sea invocado con palabras, es convocado con los hechos. El problema no es si pidieron permiso, si dieron presente y se fueron, si se fueron y no volvieron. El problema es y será poder separar lo fundante de lo convencional.



El Aniversario de la masacre de los lápices, porque aún la denominación “noche” tiene un aroma encubridor, debería ser una jornada de reflexión nacional. Y un feriado que no sea capturado por ningún fin de semana largo. Responder con una masacre que administró la crueldad de la tortura y la desaparición de personas al reclamo del boleto estudiantil, es una evidencia muy perturbadora para los que todavía tienen la idea aggiornada de la tradición, la familia y la propiedad. O sea: la tradición, especialmente la que sostiene el discurso represor de los ancestros, de los dadores de subjetividad ciudadana; la familia, pero solamente la patriarcal, aquella que somete a la mujer y a los hijos; la propiedad, pero solamente la privada, aquella que garantiza la explotación de los trabajadores. Además de la doctrina de seguridad nacional, fue una forma especial de pensar la tradición, la familia y la propiedad, que decantó en el terrorismo de estado. Incluyendo la cría del proceso, cría que ha podido crecer en algunas nurserys habilitadas en pleno estado de derecho. La represión a los trabajadores del Casino, la matanza de los pueblos originarios y no tan originarios, las patoteadas a los trabajadores del subte, etc, incluyendo la barbarie en la empresa Kraft (¿deberíamos decir MEIN KRAFT?)son evidencias de que las crías han crecido lo suficiente.

Por eso la Toma del Colegio Nacional sostiene un espíritu libertario tanto en su forma como en su contenido. La Toma es la apropiación deseante de una realidad. Es la evidencia que solamente la imaginación puede transformar al poder en un dispositivo creador y sacarlo de su captura como máquina de aniquilar. Cuando el Poder sea Poder Crear, la vida seguirá siendo algo digno de ser vivido. Un estudiante que Toma lo que es suyo tiene una dignidad diferente a aquel que permite que le roben lo que ni siquiera sabe que es suyo. Por eso la cuestión fundante trasciende el marco del Nacional Buenos Aires, para instalar el jamás saldado debate entre autoridad, autoritarismo, libertad y libertinaje.

Escuché parte de un diálogo entre la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú y el Ministro de Educación de la Nación. Lamento no haberlo escuchado en su profundidad, pero uno de los temas cuestionados es la autoridad de los padres sobre los hijos.

Estaban ambos dos de acuerdo en que el padre no podía ser amigo de su hijo. Resonaron las palabras de monseñor Aguer, alarmado por la existencia de padres más adolescentes que sus hijos. O sea: la familia como institución tiene que seguir o volver a ser tomada por un Padre Represor.

El pensamiento reaccionario, que todo lo prostituye, hace una equivalencia delirante entre “amistad” y “complicidad”. O sea: un padre amigo sería cómplice de las fechorías de su hijo. Con el remanido lamento borincano de que “ellos hacen lo que quieren”, la derecha sigue asimilando deseo con maldad.

Al Bien hay que imponerlo, porque la espontaneidad solamente conduce al Mal. Por eso en la Toma se discute algo mucho más profundo que poder asistir a la necesaria conmemoración de la masacre de los lápices. Lo que se sigue discutiendo, y espero que se discuta mucho tiempo más, es qué se entiende por ejercicio de lo paterno.

Si hay una relación de subordinación sin valor entre padre e hijo, los cimientos de la sociedad patriarcal son nuevamente consolidados. Entonces la diatriba reaccionaria contra el padre amigo es una forma de restaurar la figura del padre padrone, padre represor, padre castigador, padre sometedor. Y de paso, algún cañazo. La mujer es nuevamente relegada a un plano que recuerda la célebre frase: “detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer”. Lo lamentable es que detrás de cada mediocre hombre también hay una gran mujer, opacada y ninguneada por la sociedad patriarcal.

Ya no se trata solamente de discutir si el padre amigo es preferible al amigo padre, sino de limitar el debate a una supuesta ley del padre, fuente de toda razón y justicia. O sea: la limitación teórica y política de considerar que la autoridad solamente se encarna en el padre. O en todo caso, en una mujer asimilada al discurso represor del patriarca.

Si pensamos al hogar como el espacio donde se sostienen los vínculos amorosos, la Toma del Colegio es a mi criterio un acto de amor. De amor por aquellos que fueron masacrados, de amor por los que podrán serlo en tanto el fascismo siga siendo lo único verdaderamente transversal, de amor por la dignidad colectiva. Pero la derecha, más allá de la piel de cordero progre que se ponga, odia el amor. Lo impone, pero no lo reconoce allí donde nace en forma silvestre y espontánea. Y si bien es cierto que amar al amor puede parecer una abstracción, no lo es tanto cuando ese amor que amamos es el de los colectivos de la autogestión, del coraje y de la libertad. Quizá esta nota sea un diálogo imaginario, que por lo tanto puede llegar al poder, con cada uno de mis hijos. Para poder decirles: “te lo dice tu padre; te lo dice un amigo”.


 

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