EE. UU. en fatídicos aniversarios Por Manuel E. Yepe El once de septiembre coinciden los aniversarios de múltiples fechorías del gobierno de Estados Unidos en años recient...

EE. UU. en fatídicos aniversarios

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Manuel Yepe

Por Manuel E. Yepe

El once de septiembre coinciden los aniversarios de múltiples fechorías del gobierno de Estados Unidos en años recientes.

En esa fecha de 1973 ocurrió en Chile, organizado, financiado y dirigido por el Pentágono y la CIA de Estados Unidos, en conjura con los peores elementos de las fuerzas armadas chilenas, el golpe de estado contra el gobierno constitucional de Salvador Allende. Entre esa fatídica fecha y marzo de 1990, Chile vivió una horrible dictadura encabezada por el General Augusto Pinochet Ugarte (1915 - 2006), quien dirigió el golpe de estado contra el gobierno legítimo de Allende y se convirtió en jefe de la junta militar que gobernó al país. Pinochet fue proclamado presidente de la república en 1974 y en 1981 fue confirmado en ese cargo por la pseudoconstitución diseñada por el tirano. En 1988, después de un plebiscito de signo contrario, Pinochet anunció que conservaría la presidencia hasta 1990. Aunque las elecciones de 1989 le obligaron a ceder el cargo, el dictador se mantuvo como jefe supremo del ejército. En 1998 fue reclamado por la justicia española por sus crímenes.

Entre 1973 y 1990, en Chile los derechos humanos fueron sistemáticamente violados por la dictadura militar de corte fascista, con apoyo de las clases acomodadas del país. La represión incluyó detenciones arbitrarias, secuestros, prisiones, asesinatos, desapariciones forzosas, exilio y cementerios clandestinos. Las torturas eran tanto físicas como psicológicas, mediante la aplicación de descargas eléctricas, violencia sexual, golpes, aplicación de drogas, quemaduras, inmersión en líquidos e incluso violaciones de mujeres realizadas por perros entrenados.

Entre 1973 y 1975 hubo unas 42.500 detenciones políticas a las que se sumaron 12.100 detenciones individuales y 26.400 detenciones masivas entre 1976 - 88, así como más de 4.000 situaciones de amedrentamiento entre 1977 - 88 con 1.000 detenidos desaparecidos y 2.100 muertos por causas políticas.

Unas 3.200 personas murieron o desaparecieron entre 1973 y 1990 a manos de agentes represivos del Estado. De estas, unas 1.100 personas se consideran desaparecidas al margen de las antes citadas 2.100 fallecidas.

El propio 11 de septiembre pero de 1980, en la ciudad de Nueva York fue ametrallado en plena calle por un pistolero miembro de un grupo de los exilados cubanos organizados, financiados y dirigidos por la CIA, el diplomático cubano Félix García Rodríguez, acreditado en la Misión de su país ante la ONU.

El diplomático cubano se convirtió en el primer representante extranjero acreditado en las Naciones Unidas asesinado en Estados Unidos.

De acuerdo con un informe del FBI, horas después del crimen el contrarrevolucionario de origen cubano Pedro Remón hizo una llamada telefónica a los medios noticiosos de Nueva York en la que reclamó la responsabilidad del asesinato en nombre de “Omega 7”, una de las organizaciones terroristas de exiliados cubanos que opera en Estados Unidos bajo la sombrilla de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). No obstante su extenso expediente terrorista, el asesino no fue encausado hasta mediados de la década de 1980, en tanto que la misión cubana en la ONU, sus funcionarios y familiares, siguieron siendo hostilizados sistemáticamente.

Pero para el pueblo estadounidense el aniversario más divulgado y el más doloroso ocurrido un 11 de septiembre es el que produjo el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, que dejó un saldo de unas 3.000 víctimas mortales, incluyendo a bomberos y demás personas participantes en labores inmediatas de rescate, afectadas por los gases tóxicos.

Permanece en espera de definición el carácter de este acto, dada la imposibilidad de calificar la acción como atentado terrorista clásico por la abundancia de pruebas que la presentan como una autoagresión oficial. Son inobjetables la evidencias que desmienten la versión oficial que se ofreció para justificar la proclamación de la llamada Ley Patriótica de Estados Unidos que ha sido vista como el proyecto terrorista estatal que derivó de este evento con horribles consecuencias que llegan hasta el presente en todo el mundo.

Finalmente, como acertadamente señala Néstor García Iturbe, periodista cubano experto en temas de la lucha contra el terrorismo, el gobierno de Estados Unidos pareció interesado en contribuir a la identificación de la fecha del 11 de septiembre con la ignominia cuando el Presidente Barack Obama escogió ese día de 2015 para renovar la inclusión de Cuba en la lista de naciones que sanciona la Ley de Comercio con el Enemigo -promulgada por Washington en 1917- como sanción a países con relaciones incompatibles con la política exterior de Estados Unidos. Este absurdo listado tiene hasta hoy un solo sancionado a nivel global: Cuba.

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