El goteo rosarino (APE) Por Carlos del Frade (APe).- “Sobre la medianoche del miércoles, Brian Eduardo Martínez estaba sentado junto a dos amigos sobre un tronco...

El goteo rosarino (APE)

Zapa-Rosario

Carlos Del Frade

Por Carlos del Frade

(APe).- “Sobre la medianoche del miércoles, Brian Eduardo Martínez estaba sentado junto a dos amigos sobre un tronco, a escasos metros de su casa de Lavalle entre Centeno y Cisnero, en el barrio Alvear. Entonces, según contaron sus familiares, una moto estacionó frente al grupo. El acompañante bajó, caminó dos pasos y con una pistola calibre 22 disparó directamente al rostro de Brian, de 18 años. Así de simple y sencillo, sin decir una sola palabra, como si en algunos barrios de Rosario las ejecuciones a sangre fría fueran hechos comunes y repetidos. El proyectil dio en el parietal derecho del muchacho sin orificio de salida. Y mientras el pibe se desangraba, el ejecutor se dio media vuelta y, sin prestarle atención alguna a los amigos de la víctima, subió a la moto que lo esperaba y se fue. Martínez fue trasladado al Hospital de Emergencias (Heca) donde murió una hora después”, decían los portales de noticias rosarinas en la mañana del viernes 5 de agosto de 2016.

Cuando termine el año, las cifras hablarán de más de doscientos homicidios en la ex ciudad obrera abrazada por las aguas marrones del río Paraná.

La mayoría de ellas, repetirán las estadísticas, serán menores de treinta años.

¿Quiénes protegen a las pibas y los pibes en estos arrabales del mundo?

Quizás un acercamiento a la respuesta esté en la distancia que existe entre lo que se dice y lo que se hace.

Una reciente investigación pone el eje en el llamado Instituto de Recuperación del Adolescente Rosario (IRAR).

De acuerdo a ese relevamiento, en los últimos cinco años, 55 muchachos fueron asesinados al salir del IRAR.

El denominado Colectivo de Investigación Militante sobre los Jóvenes y el Poder Punitivo (Cimjpp), integrado por trabajadores del Irar y de otros organismos que se ocupan de niñez y la adolescencia, es el encargado del trabajo desde el año 2010.

“El promedio según nuestro relevamiento son entre diez y doce chicos asesinados por año, pero pueden ser más pasa que no tenemos la forma de saberlo”, señala Mauro Testa, quien se desempeña como acompañante juvenil en el Irar e integra este colectivo de trabajo. “Nadie sabe qué pasa con los chicos una vez que se van del sistema penal juvenil. Es preocupante”, sostiene.

-Se encierra a estos chicos para que no estén afuera. Hace años que este lugar perdió ese ideal resociabilizador. Pasan un tiempo acá dentro y después, más allá de lo que pasa en este establecimiento, vuelven a la misma situación. Nadie se pone a discutir el fondo de la cuestión, qué es el encierro y por qué encerramos. Ese es el problema. No pasa por si hay una cama más o una menos – agrega Testa.

El Irar mantiene un promedio histórico de 60 jóvenes de entre 16 a 18 años detenidos de forma permanente. Hoy en día, sin embargo, el número se redujo a 28 debido a que el inmueble está en reforma. Durante 2015, los cuatro jueces de menores de los Tribunales de Rosario ordenaron un traslado masivo por las pésimas condiciones en la que vivían los jóvenes.

El eje teórico del relevamiento del Colectivo de Investigación Militante sobre los Jóvenes y el Poder Punitivo gira en torno al concepto de “masacre por goteo”, acuñado por Eugenio Zaffaroni, ex juez de la Corte Suprema de la Nación, para poder analizar las muertes violentas en las calles de América Latina.

“Por un lado vemos con preocupación el incremento de jóvenes ejecutados por la policía, y por el otro vemos que si estos jóvenes se “matan entre ellos”, como suele decirse, es porque el Estado está totalmente ausente”, concluye Testa.

Allí están muchos de los pibes rosarinos, en el corazón de las noticias policiales, muy lejos de la fiesta de la vida que alguna vez fue imaginada para ellos.

Es necesario parar esa masacre por goteo, por ellos, por nosotros.

Fuente: “Rosario Plus”, 7 de julio de 2016, nota realizada por el periodista Andrés Actis; Diario “La Capital”, viernes 5 de agosto de 2016.

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