Entrevista a sobreviviente del combate de Monte Chingolo, por Marcela Santucho. Entrevista a sobreviviente del combate de Monte Chingolo     Por Marcela Santucho * En 2003, cuando me dieron los restos de mi esposa Lilian...

Entrevista a sobreviviente del combate de Monte Chingolo, por Marcela Santucho.

Entrevista a sobreviviente del combate de Monte Chingolo


 


 


Por Marcela Santucho *



En 2003, cuando me dieron los restos de mi esposa Liliana Sofía Barrios, sentí la rabia de querer luchar y no poder… Ella fue localizada por antropólogos, en el cementerio de Córdoba, estaba como NN, fue asesinada en abril del 76, Liliana tenía 21 años y estaba embarazada de 4 meses…


MS: - ¿Cómo empezaste la militancia?


S: - Desde mis 15 años me inquiete por ayudar en lo social, comencé a militar en Córdoba, yo era miembro de la acción católica y con los padres tercermundistas, con el obispo Enrique Angelelli que después fue asesinado en la Rioja y en ese momento ejercía en Villa Libertador de Córdoba. con ellos repartíamos ropa, atendíamos los pobres que venían, etc.


Corría el año 73, los compañeros del ERP llevaban camiones de leche o de comida a las villas y los repartían, yo plantee a los compañeros de la juventud trabajadora peronista hacer lo mismo, era una rama de los montoneros, y ahí un compañero me contesto que ellos no estaban en esa línea armada pero si el ERP. Y como el tenia conocidos, me contacto… además yo ya empezaba a tener una posición diferente a los Montos.


Cuando entré en el PRT empecé repartiendo el diario partidario; “El Combatiente” pero como yo venía de la acción católica, un dia me llamaron para hacerme una evaluación política. Les dije que era cristiano pero que estaba de acuerdo con la lucha armada. Después de la evaluación me dicen que no podía estar en el PRT, la cosa es que si podía ser combatiente del E.R.P., yo por supuesto acepte y primero entre en la parte de propaganda, me acuerdo que en el 74 nosotros podíamos aun pegar estrellas rojas en la moto… un tiempo en el 75 yo ni dormía porque por razones de seguridad tenía que repartir de noche y de día seguía militando…


Es en Diciembre del 75, cuando me proponen el operativo, así que con Ramón (que no lo vi más), y con el sargento Ernesto viajamos a Buenos. Aires. Fuimos en tren los 3, cuando llegamos a Buenos Aires fuimos a una iglesia en Morón, el padre de la iglesia nos recibió y de ahí nos llevaron tabicados a una casa grande.


MS: - ¿Y al padre que los recibió, supiste algo más después?


S: - No, pero cuando salí del combate de monte Chingolo pase por la iglesia, porque no sabía dónde ir, pero estaba toda cerrada y me fui.


En esa casa grande, éramos más de 60 y había un portón, nos pidieron que hablemos despacio, susurrando porque éramos muchos, así que mucho no podíamos hablar. Cuando me toco estar de guardia me acuerdo que me dieron un magnum 44 muy bonito, tenía que mirar permanentemente afuera y, éramos tantos que con una hora de guardia llegábamos a cubrir.


MS: - Contame de cuando fue el Robi a hablarles antes del operativo.


S: - El día que vino a vernos el Comandante Santucho, hubo un compañero que lo presento a él. Eso fue en la primera casa que estuvimos antes que nos congregaran en la otra, ahí éramos unos 20 o 30 compañeros, cuando supimos quien llegaba nos pusimos en alerta y redoblamos las guardias, el entro con una compañera, alta parece que era como la guardia de él, no me acuerdo de su apodo. Hicimos la orden cerrada que es un saludo que se hace cuando llegó y cuando se fue. Algunos oficiales estaban a su lado y nosotros al costado parados, nos miro con curiosidad como escudriñándonos… El me miró y yo … (llora). Cuando comenzó a hablar con tanta sencillez, pausadamente ahí lo vi como alguien más, como nosotros y no como algo del otro mundo…


El preguntó si había alguna pregunta sobre los valores de la patria y un compañero, tímidamente dijo: - es Navidad, Comandante… pero no se expreso más.


Santucho contestó que para salvar a la patria habrán muchas navidades, como diciendo que salvar la patria era mucho más importante que la Navidad.


‘Luchemos ahora para que después podamos festejar navidad en una patria libre’, dijo.


Previo al copamiento, un grupo debía tomar un motel y es ahí donde nos reparten las armas a cada uno, pero habían escopetitas muy chiquitas o revólveres, que no servían mucho, los mejores armados eran los del grupo de asalto. Llegamos al motel y tomamos los autos de los clientes, una mujer gritaba que no le lleven el auto para que el marido no se dé cuenta que ella estaba ahí engañándolo... Yo me reía solo… Era un Peugeot celeste que cuando entramos al arsenal Domingo Viejobueno, iba delante del auto de nosotros.




Como desde que entramos una balacera cayó sobre nosotros, contestamos y cuando disparé, herí uno en la pierna, y unos militares que estaban a la vista se esconden, veo que viene una tanqueta, y me doy cuenta que los compañeros habían entrado, supuse que aprovecharon que yo tiraba, para entrar y no los ví. Enseguida comienza otra balacera y un compañero a 1 metro de distancia de mí, lo hieren en la nariz casi se queda sin nariz y cae, a mi me pega una esquirla (que la tengo aún guardada) me desmayé, en ese momento creí que me mataron porque vi todo negro, quedo tras de la rueda de un Peugeot, cuando me despierto no recordaba que pasaba, fue horas después porque bajaba el sol, pero, como habíamos entrado de día, estaba confundido y escucho balacera pero también como cohetes de navidad, que venían dentro del cuartel, entonces agarro mi escopeta pero me doy cuenta que ya no tenía más balas, veo este compañero acostado que no sabía si estaba vivo o muerto y también varios otros cuerpos caídos… Entonces veo que del casino salen soldados bien armados para adentro del cuartel, ahí concluí que estaba todo mal y que tenía que retirarme, porque además no tenia balas... Escucho tiros hacia mí pero no me dan, sigo corriendo hacia la calle y veo un auto Fiat 600, el chofer me ve (sale del auto asustado porque me ve uniformado y con la escopeta) y me voy manejando por el costado del cuartel, por los nervios no me di cuenta, que tendría que haber salido para otro lado. Un soldado que estaba de guardia fuera del cuartel, me había visto en el Fiat y comienza a tirarme, una de las balas pega en el asfalto, rebota, atraviesa el asiento y me da en las nalgas…!!! Fue una trayectoria increíble de la bala que termina en mi cinturón, me descontrolé del dolor estaba herido en la nalga, espalda y en un brazo, dejo el auto y salto una tapia, llego a una casa y un hombre me dice:
“hermano, soy compañero, escóndete ahí que ya hay compañeros escondidos”


Pero no le presté atención, fue como una intuición y seguí, me metí en el baño de una casita, y cierro la puerta, escuchaba un helicóptero, había un tacho de 20 litros como inodoro, y lo corro pensando en esconderme ahí, rogaba que no fuese muy profundo sino me hundía... en la mierda… Tuve que esconderme en la letrina, no había comido porque nos dijeron que no lo hagamos antes del operativo, y nos habían dado una naranja a cada uno, esa la vomite ahí, por el olor a mierda…


Quedo en silencio y asqueado, hasta que escucho silbidos como de bala y de repente un silencio, y poco después ya era de noche, entran 3 milicos uno después del otro, porque era muy chico el baño pero como no ven a nadie, una mujer dice: “- yo lo ví entrar y no lo ví salir” luego escucho un milico que dice: - “no señora aquí no hay nadie ya se fue, quédese tranquila”


Después escucho una discusión entre el hombre y la mujer de la casa, hasta que entra alguien y corre la letrina, era el señor, no me ve pero me dice: - “yo sé que estas ahí, salí tranquilo”.


Yo dudaba, porque solo no podía salir porque era muy alto para saltar le digo: - “mira que estoy armado…”


El insiste y me da un palo para que pueda subir, salgo y me lleva adentro de la casa, estaban la señora y una chica me sacan toda la ropa sucia, y me lavan con una manguera, recuerdo que la chica se pone a lavar unos billetes que nos habían dado a cada uno y me curan las heridas, se portaron muy bien conmigo. Yo les digo que me quiero ir a Córdoba, ellos me piden que me quede más pero insisto y la chica me dice que me va a acompañar a la terminal.


Era la mañana siguiente, salimos juntos decidimos que yo fingiría un ACV, como había un retén en el barrio, le piden documentos a ella, y ella dice que soy enfermo y que me lleva al médico, le creyeron y nos dejan pasar…


Fuimos hasta Retiro, ella sacó un pasaje y esperó que salga el bus, la recuerdo con su manito saludándome con ganas de llorar… Nunca más supe de esta familia, y no recuerdo donde era su casa, tendría que ir a recorrer el lugar…


Tenía una cita de seguridad en Córdoba, ahí me explican que parece que desobedecí las órdenes abandonando el cuartel…


Lo que pasó fue que cuando el enemigo mata a la compañera Ana Lienzo, yo disparo al lugar de donde venían las balas y ahí los compañeros habían aprovechado para entrar, además habían 2 puertas por donde entramos y como yo me desmayé, quizás algún compañero me vió cuando me desperté, la cosa es que me dan un mes de arresto y me quitan el arma, pero de una parte era el tiempo que yo necesitaba para curarme y me quedo bajo arresto, en casa de mi hermana, era Enero del ' 76.


Desde que volví a Córdoba de Monte Chingolo, fuí a la casa de mi hermana, traté de contactarme con el partido pero los compañeros no venían a las citas, empezaban a caer muchos y sobretodo, después del golpe…


Eusebio Gómez Prat y otro compañero fueron secuestrados con mi esposa Liliana, yo me enteré por diario que habían matado a 3 guerrilleros en una casa, como era la dirección de mi compañera, fuí a la casa a buscar mis hijos y le pido a un vecino que vaya antes que yo, y me confirman que en ese momento no habían milicos, voy, entro en la casa y veo a mi hija Sarita que le daba la mamadera al bebé ¡ ella tenía solo 3 añitos !, agarré los chicos y me los llevé. Después tuve que dejarle mis 2 hijos a mi hermana.


Hay un testimonio de Feccia, un compañero secuestrado en La Perla, que cuenta que unos compañeros arengaban a los demás para dar fuerzas a los otros y que para ello cantaban la marcha del ERP, dicen los testigos que ella mi mujer, cantaba permanente a pesar de toda la tortura, estaban muy golpeados porque les pegaban para que no canten pero ellos seguían y cuentan que un día llega un milico y dice: - “ya terminamos con el cantor y con toda la orquesta”. Se refería a mi compañera, los dos que secuestraron con ella y otros que estuvieron secuestrados en el Campo de Concentración La Perla de Córdoba.


Me desahogué un poco nunca había hablado de esto… Desde 1976…


* Hermana del Comandante Mario Roberto Santucho.

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