Luciano Arruga: Entre la impunidad y el silencio estatal. Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas Se cumplieron hoy cinco años desde aquella madrugada donde L...

Luciano Arruga: Entre la impunidad y el silencio estatal.

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Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas


Se cumplieron hoy cinco años desde aquella madrugada donde Luciano fuera secuestrado y desaparecido por 8 policías de la Bonaerense. Nos había llegado un mail a la Redacción de estudiantes de Ciencias Sociales de  la UBA en marzo de 2009. El mes anterior ya habíamos tomado conocimiento de rumores acerca del caso, pero preferimos la información certera a la versión de pasillo. Desde aquel entonces, nuestro medio y esta Dirección Editorial no dejó de informar sobre este caso que, aún hoy, sigue ninguneado por los medios de desinformación masiva o escondido en algún rincón de los matutinos porteños y del interior.

Como bien afirma CORREPI, no es un policía sino toda la institución. Con métodos heredados de la dictadura, la Bonaerense continúa operando con total impunidad y con 10.000 efectivos que trabajaron en el período más oscuro de nuestra historia (1).

Esos 8 uniformados todavía revisten en la institución. Nadie y nada los molesta. Ni siquiera están imputados en la causa. Tan sólo fueron separados de sus cargos (1).

Al igual que en muchos otros casos, la impunidad parece eterna, de la mano de una justicia y de un gobierno que pretende seguir con ella. Solamente la lucha de los Familiares y Amigos pudo lograr que la causa pasara a la Justicia Federal, como ocurriera con la causa por la segunda desaparición de Jorge Julio López.

El silencio o la nota escondida en los pliegues de los multimedios fue la constante durante el día de hoy. La clase dominante necesita seguir reprimiendo para sostener sus privilegios de clase; más aún, cuando con aumento, reprimen más contentos. Pero de igual o mayor gravedad, tal vez, es el ninguneo estatal. Nunca lo mencionó la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ni su extinto esposo y apenas el Gobernador Scioli recibió a la familia luego de 3 años y 8 meses.

Martín Fresneda, actual Secretario de Derechos Humanos de la Nación, le había prometido a Vanesa, la hermana del joven desaparecido que "iba a haber novedades". 68 días de vigilia tuvieron que hacer para lograr que la causa judicial avance con las pericias del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Hoy, tan sólo declaró en Página 12 que  "mientras no aparezca, habrá una causa y una deuda moral pendiente". Pero el relato presidencial sigue afirmando que "nadie puede desaparecer hoy en la Argentina", cuando dos de las desapariciones tuvieron lugar durante la década kirchnerista.

Como es habitual, silencio de radio en la Gobernación provincial acerca del caso mientras se espera que la Legislatura apruebe la expropiación del inmueble de Indart 106 para ser destinado al Espacio de Memoria "Luciano Arruga", cuyo comodato fue firmado este mes.

Impunidad y silencio siguen rodeando a este caso emblemático, que solamente es roto por la lucha y la organización de los familiares y amigos del joven desaparecido que, a la vez, son acompañados por numerosas organizaciones políticas, estudiantiles, sociales y sindicales, y cuyos pormenores son amplificados por los medios alternativos, comunitarios y populares; entre ellos, este humilde medio.

Sin dudas, sigue existiendo un Estado dentro del Estado. Donde la policía sigue haciendo de las suyas sin control civil, con "cajas propias" que son incontrolables y que cuentan con el aval de las jerarquías de la fuerza. En este sentido, resulta indudable que ello sea así. La escuela de Camps y Etchecolatz sigue vigente, a pesar de los 30 años de democracia.

El desafío actual es romper la inercia, el círculo vicioso existente por el cual las y los policías se escapan de todo control. Y ello resulta necesario para cuidar a nuestras y nuestros pibes. "No necesitamos a policías en los barrios", denuncia Vanesa Orieta. Y es cierto. Necesitamos más tizas y menos balas. Más contención y menos represión.

Pero resulta imprescindible, tal como se charló en la jornada del pasado sábado, de armar una resistencia sin fisuras y sin egoísmos. Una construcción colectiva que permita romper la impunidad y el silencio. Será cuestión de poner manos a la obra y comenzar a edificar una alternativa para "que no nos sigan matando a los pibes".


NOTAS:

(1) Documento de los Familiares y Amigos de Luciano Arruga, a 5 años de su desaparición.

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