Por Edmundo García
Foto: Virgilio Ponce
Como ya se conoce, el pasado viernes 10 de enero llegó a Miami una comitiva de “becarios”. La llamada Radio Martí habló de “un grupo de nueve jóvenes activistas”; pero en la noticia se incluyó una grabación de la “becaria” Lienys Caridad Moya Soler, hija de Berta Soler y Ángel Moya, quien dijo que además de ella venían unos 14 o 15 más. Finalmente la cifra se ha establecido en 16, y se esperan otros dos. Aunque según el propio Jorge Mas Santos, Presidente de la Junta Directiva de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), este proyecto de entregas de becas continuará.
Desde el primer momento se ha tratado de disimular el carácter político de estas “becas”. Percy Alvarado citaba recientemente unas declaraciones de Rolando Montoya, Rector (Provost) del Miami Dade College (MDC), institución que los recibe, donde se aprecia el deseo de solapar la verdad: “Yo no le podría decir si hay estudiantes disidentes dentro del grupo… Yo los veo como extranjeros que tienen visa de estudiantes, que vienen a tomar cursos de inglés y cuatro materias, y desde el punto de vista del MDC este no es un evento político sino académico”.
Sin embargo hay suficientes elementos para demostrar el carácter contrarrevolucionario de esas dádivas propagandizadas como si fueran un gesto altruista; entre ellos, declaraciones posteriores del mismo Rolando Montoya a la televisión de Miami.
Una de las pruebas más contundentes de la manipulación política de estas becas es su financiamiento, que procede en su mayor parte de una organización titulada The Foundation for Human Rights in Cuba (Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, FDHC). ¿De dónde saca esta Fundación los recursos para otorgar las “becas” y desarrollar otros proyectos contra la revolución cubana? Pues los obtiene de la USAID, una agencia del gobierno de los Estados Unidos. En la propia página oficial de la USAID (http://www.usaid.gov/where-we-work/latin-american-and-caribbean/cuba/our-work) se reconoce que entregó a su “partner” la Foundation for Human Rights in Cuba 3.4 millones de dólares para gastar entre septiembre del 2011 y septiembre de este 2014.
Todo Miami sabe que esta Fundación para los Derechos Humanos en Cuba depende políticamente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), una organización vinculada desde sus inicios con terroristas de la extrema derecha cubanoamericana como Luis Posada Carriles, quien en su libro “Los caminos del guerrero” agradece a su creador Jorge Mas Canosa la ayuda económica para sus fechorías. Entre otras cosas.
Pero además de esto, en la propia dirección de la Fundación Nacional Cubano Americana hay personas como Pepe Hernández, quien ofreció recursos y armas para que se atentara contra la vida de un jefe de estado, en este caso del entonces Presidente de Cuba Fidel Castro.
En un artículo publicado por el actual Presidente de la Junta Directiva de la Fundación Nacional Cubano Americana Jorge Mas Santos en El Nuevo Herald el lunes 8 de abril del 2013, este reconoce que dicha Fundación para los Derechos Humanos en Cuba fue “fundada por mi padre (Jorge Mas Canosa) junto a Clara y Mario del Valle, y otros, en 1992”.
Revelando su total control sobre esta organización, Jorge Mas Santos determina su política y estrategia en el artículo señalando que “En la FDHC continuaremos proveyendo un sustancial apoyo financiero, material y tecnológico” para un cambio de régimen en la isla.
Sin embargo, la prensa de Miami ha hecho todo lo posible por encubrir los nexos entre ambas organizaciones. ¿Por qué? Pues porque saben que para el pueblo cubano y una buena parte de la opinión pública internacional, incluyendo la norteamericana, todo lo que huela a vínculos con extremistas y terroristas carece totalmente de crédito.
El periodista de El Nuevo Herald Juan Tamayo reaccionó con bastante enojo cuando Emilio Ichikawa escribió en su blog algo ya sabido: que al reconocer que la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba financiaba a esos “becarios”, se aceptaba de hecho que lo hacía la propia Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA).
Tamayo, que reclamó con insistencia que él no había afirmado esa relación, escribió el martes 14 de enero en El Nuevo Herald que “… la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, pagará el costo estimado entre $12.000 y $15.000 de transporte, hospedaje y comida para cada estudiante”; añadiendo que “La fundación ganó una subvención de $ 3.4 millones del gobierno de Estados Unidos en el 2011 para ayudar a grupos de la sociedad civil en Cuba…”, y al parecer pretendía camuflar a los lectores el importante dato de que esa FDHC es parte del proyecto general de la Fundación Nacional Cubano Americana.
A pesar también de que el sábado 19 de octubre de 2013 el mismo Juan Tamayo se había referido a Omar López Montenegro, una especie de correveidile de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, como alguien que “maneja los asuntos de derechos humanos para la FNCA” (Fundación Nacional Cubano Americana).
Pero no solo Juan Tamayo mantuvo “discreción” al respecto, ese mismo día 14 de enero en Radio Mambí, Ninoska Lucrecia Pérez Castellón estuvo toda la mañana toreando a los oyentes del programa “En caliente” con el paño de que la Fundación Nacional Cubano Americana no tenía que ver con la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba. Juraba y perjuraba la locutora que se había creado con fondos privados de Jorge Mas Canosa; y cuando después de casi una hora no pudo ocultar más la verdad, reconoció que era cierto que la FDHC estaba ligada a la FNCA, agregando con disgusto que de todas formas era mejor que lo gastaran en becas y no en otras cosas, evidenciando la amarga enemistad que todavía mantiene con Jorge Mas Santos.
Este lavado de cara de las citadas “becas” se acabó de ir por el piso cuando Rolando Montoya, Rector del Miami Dade College, reconoció antier miércoles 15 en el programa de Pedro Sevcec en el Canal 41 de Miami que “La Fundación a través de su red de activistas en Cuba eligió a estos estudiantes y les ayudó a preparar sus papeles…”, los cuales fueron presentados en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, siendo aprobados y autorizados de forma expedita para viajar con una visa I-20.
Contradiciendo algo que se ha dicho en Miami respecto a que estos “becarios” no podían estudiar en Cuba por sus ideas políticas o las de sus padres, el Rolando Montoya dijo en el referido programa que “Todos ellos tienen diplomas de estudiantes de bachillerato, y algunos hasta de universitarios”. Pero como los medios de Miami solo poseen interés en la propaganda, aún habiéndose aclarado esto, el presentador Pedro Sevcec se hizo el sordo y siguió insistiendo en que “Están interesados en aprender y ser libres… Varios de ellos han sido corridos de centros estudiantiles en Cuba”.
En los últimos tiempos el Miami Dade College, una de las instituciones universitarias de mayor matrícula en los Estados Unidos, ha sido llevado por su Presidente Eduardo Padrón por un rumbo que se separa riesgosamente de lo académico para meterse en los remolinos de la política.
La derecha latinoamericana ha ganado importantes espacios en el Miami Dade College. Por ejemplo, el pasado año Henrique Capriles fue invitado a la institución prácticamente para hacer campaña electoral, y luego para justiciar su derrota política.
En Miami la gente le ha quitado el título a Rafael Leónidas Trujillo y le ha empezado a decir “chapita” o “medallita” a Padrón, porque no hay derechista que pase por esta ciudad de Miami que él no condecore.
En el programa La Tarde se Mueve de ayer jueves 16 de enero el director del sitio Progreso Semanal Álvaro Fernández contaba algo irregular sobre estos “becarios”. La joven periodista Yadira Escobar, que reporta para el medio que él dirige, había conversado telefónicamente con dos de los visitantes, quienes accedieron a darle una entrevista. Sin embargo, cuando la periodista acudió a la cita esas personas no aparecían, recibiendo algunas explicaciones poco convincentes. El “departamento” que se ocupa de ellos, un llamado Centro para Iniciativas en Latinoamérica y el Caribe dirigido Juan Antonio Blanco, hasta hace poco un comunista bastante extremista en Cuba, está funcionando como una especie de escuela de cuadros en Miami de la contrarrevolución cubana.
No parece que vayan a aprender cosas útiles sino formas de calumniar y desestabilizar a su país. Vamos a ver si al graffitero nombrado El Sexto, que viene en calidad de “artista relevante”, se le ocurre pintar un edificio en Miami, que va a acabar apaleado por la policía o pagando las cuentas de la gracia, él o sus patrocinadores.
Es realmente muy difícil que los “becarios” que no se queden por Miami y decidan regresar a Cuba puedan ciertamente poner en práctica los métodos de subversión aprendidos.
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