Por la Prof. Teresa Orosa Fraíz *
Foto: Juventud Rebelde
Quien le escribe es una de las fundadoras del Programa de Universidades de Adultos Mayores en Cuba, el cual ya tiene 14 años de creado, con 562 aulas o universidades de mayores, gratuitas y accesibles en cada comunidad.
Con interés he leído su artículo denominado “Cuba reconoce por primera vez que tiene un problema con sus ancianos”.
Digo con interés, ya que efectivamente Usted ha publicado en forma de noticia preocupaciones y empeños priorizados a nivel de debate parlamentario, y del gobierno cubano.
Como soy una enamorada de la labor gerontológica me parece importante la existencia de noticias que aborden los esfuerzos en esta esfera, y más aún, procedentes de un pequeño país con pocos recursos económicos, pero con acciones que siempre alcancen cobertura nacional.
Lo que me llama la atención es su aseveración acerca de que es “ahora” que las autoridades empiezan a reconocerlo como importante.
Digo que me llama la atención pues desde hace décadas diversas instituciones nos hemos dedicado a la atención del tema acerca del proceso de envejecimiento poblacional, y fíjese que no digo problema, porque no puede ser un “problema” el que uno viva más años y tampoco es un proceso cubano, sino un proceso de carácter mundial.
A mi modesto entender, aun cuando en el artículo Usted coloca informaciones nobles en cuanto al carácter gratuito de nuestra atención a las personas mayores relacionadas con su total cobertura en salud, círculos de abuelos, universidades de mayores, entre otras, siento que el mensaje puede provocarle al lector una rara sensación de descredito cuando refiere que sus autoridades ahora es que empiezan a preocuparse. Y me pregunto: ¿Cuál es el objetivo de esa aseveración? ¿Bajo cuales intenciones y voluntad política entonces en Cuba se abrieron todos nuestros programas en el campo de la Geriatría y la Gerontología, desde hace varias décadas?
Por otra parte, es totalmente cierto que mucho nos falta para garantizar lo que entendemos como una vejez plena y con total bienestar. Por supuesto que requerimos de más instituciones, más programas y más posibilidades en la eliminación de barreras no solo arquitectónicas.
He podido admirar y conocer personalmente las acciones, que en esta área de trabajo, se vienen llevando a cabo también en países de Europa y en América Latina y el Caribe. Sin embargo, en muchas ocasiones he podido observar las preocupaciones de mis colegas de otros países cuando no logran posicionar sus programas desde una cobertura nacional, sino que quedan como proyectos que favorecen a grupos o pequeños sectores de la población adulta mayor, en sus respectivos países.
Si bien no soy asidua lectora de BBC Mundo he recibido mensajes de colegas extranjeros asombrados de la forma en que Usted expuso la noticia pues han estado aquí, compartido nuestras experiencias, logros, dificultades y retos.
* Presidenta Cátedra del Adulto Mayor - Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana (Cuba).
NOTA DE REDACCIÓN: De esta forma se respondió al artículo "Cuba reconoce por primera vez que tiene un problema con sus ancianos", de Fernando Ravsverg, de BBC Mundo, el cual también hemos leído y nos dejó la misma sensación que a la autora de esta clara y contundente respuesta. Por esto último, a pesar de haberlo recibido, no lo hemos publicado en este medio.
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