Por Salvador Capote
Julio de 1960. Campamento Dos Arroyos, Guaniquical, Sierra del Escambray. El Batallón Universitario “José Antonio Echeverría” ocupa este lugar estratégico y, al mismo tiempo que desarrolla una intensa labor social entre los campesinos sirve como punta de vanguardia de las milicias revolucionarias contra los bandidos que infestan las montañas del centro de la isla. Las bandas armadas de Sinesio Walsh y de Plinio Prieto merodean por la zona.
Tres jóvenes de la Universidad de La Habana: Lecsy Fernández, Yolanda Padilla y Mercedes Mendiola, muy jóvenes las tres, han atravesado a pie las montañas para llegar al campamento y ahora se presentan ante el jefe del batallón. Visten el uniforme de las milicias universitarias; en el hombro la insignia del buho con el fusil sobre el ala izquierda, símbolo de la sabiduría armada.
-¿Y ustedes qué hacen aquí? ¡ Este no es un lugar para mujeres !
Lecsy responde a nombre de las tres: -Estamos aquí porque queremos hacer lo mismo que ustedes, defender a la Revolución.
-Pero aquí se viene a combatir. Esto no es una excursión campestre y no hay condiciones para albergar mujeres.
L: -De eso estamos conscientes y es precisamente por eso que hemos venido. Y de crear condiciones de albergue nos ocuparemos nosotras.
-Si se quedan tendrán las mismas tareas que los hombres.
L: -¡ De acuerdo !
-¡ Y no habrá privilegios !
L: -¡Ni los queremos!
Menos de una semana después, en las noches del 26 y del 27 de julio, la banda de Sinesio atacó el campamento de Dos Arroyos. Lecsy, Yolanda y Mercedes salieron a combatir hombro con hombro con sus compañeros y escribieron con su ejemplo y su valor una nueva página brillante en la tradición de lucha revolucionaria de los estudiantes universitarios cubanos.
Las tres recibirían años más tarde la medalla de “Lucha contra Bandidos”.
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