Por Carlos Aznárez, Director de Resumen Latinoamericano
"El presidente Martelly es un neoliberal con tendencias fascistas"
Se podría decir que Henry Boisrolin vive los graves problemas de su pueblo con extraordinaria pasión pero también con una dosis alta de dolor. Afincado a medias en Argentina, donde ejerce como profesor universitario, la combina con largos períodos de permanencia en Haití, buscando fórmulas colectivas para que la emancipación lograda en 1804, vuelva a ser una realidad. Figura de consulta obligada a la hora de hablar de qué significan las tropas de ocupación de las Naciones Unidas y la intermitente presencia de militares de EE. UU., Boisrolin apunta directamente a estos elementos, a la hora de marcar a un culpable de la tragedia de su pueblo.
Resumen Latinoamericano habló con Boisrolín justamente ahora que se recuerdan diez años del desembarco más que polémico de la soldadesca internacional en la nación haitiana.
RL: -Este pasado primero de junio se han cumplido 10 años de la presencia de la "Misión de las Naciones Unidas para la estabilización" (Minustah) en Haití. ¿En qué han perjudicado y en qué han favorecido estas tropas al pueblo haitiano. Obviamente es importante saberlo, debido a la polémica instalada en todos nuestros países por la fuerte presencia latinoamericana en la Minustah?
HB: -Esos 10 años han servido de alguna forma para corroborar, lo que las organizaciones populares haitianas veníamos diciendo desde el principio, que no se trataba de una misión de estabilización ni de ayuda humanitaria sino de ocupación del país cumpliendo un rol fundamental para responder y favorecer los intereses imperialistas y no los intereses del pueblo haitiano.
Durante esos 10 años, han cometido aberraciones, violación de derechos humanos de todo tipo: violaciones de niñas, de mujeres haitianas, de jóvenes haitianos, represión a movilizaciones populares contra el hambre o a favor de aumentos salariales. Han reprimido en barriadas populares masacrando a los pobladores.
Inclusive, se ha dado una abierta injerencia en los asuntos internos del país, como ocurriera en las últimas elecciones de 2010 - 2011. Hace falta ver solamente la entrevista del profesor brasilero Ricardo Seitenfus, quien fuera representante de la OEA en Haití, para darse una idea sobre lo que es el intervencionismo que sufre nuestro pueblo. Seitenfus denuncia lo que había pasado durante esas elecciones donde el representante del Secretario General de la ONU, jefe político de la Minustah, había decidido que iba a fletar un avión para enviar al presidente Préval al exilio.
RL: -Volvamos a las tropas de Naciones Unidas: Organizaciones haitianas denuncian que soldados de ese contingente fueron los culpables de la epidemia de cólera.
HB: -Después del terrible terremoto que nos costó centenares de miles de muertos, 300 mil según datos oficiales, han introducido el cólera, no hay dudas. Según investigaciones científicas la epidemia de cólera se ha producido a través de las tropas de Nepal, miembros de la Minustah, y ya hay más de 10 mil muertos, más 600 mil personas infectadas.
Entonces, esos 10 años representan para nosotros no solamente violación a nuestra soberanía, a nuestro derecho a la autodeterminación, sino fundamentalmente un genocidio que se está cometiendo y no hay forma de que ellos puedan explicar en este momento o justificar lo que se está haciendo porque desde el principio lo hemos dicho.
Hay problemas, pero los problemas nuestros tienen que ser resueltos por el pueblo haitiano. No estamos diciendo que no hace falta ayuda pero la ayuda tiene que ser en función de lo que decida el pueblo haitiano, sus organizaciones legalmente constituidas sin injerencia externa. Eso estamos pidiendo.
Entonces, el retiro de la Minustah se ha transformado en el eje fundamental de las movilizaciones en estos momentos. Ahora hay otro balance que hace falta hacer, ¿por qué durante esos diez años las organizaciones populares haitianas no pudimos resolver este tema? Evidentemente hay autocriticas que hacer, hay que revisar nuestras tácticas, hasta nuestros reservorios de movilizaciones, etcétera, para ver realmente como podamos realizar o lograr el final de esta ocupación que nos impide absolutamente todo.
Hay un replanteo que nosotros necesitamos hacer de manera interna y también con los que nos ayudaron durante estos 10 años. Porque tengo que reconocer la ayuda que nos brinda la Coordinadora en Uruguay,o los Comites en Brasil y en Argentina, por ejemplo. Entonces, tenemos que redoblar los esfuerzos para poder avanzar y terminar con la presencia de la Minustah.
RL: -¿Cómo caracterizarías el actual gobierno haitiano? Sobre todo, a esa figura tan controvertida que es el presidente Ricardo Martelly, que por un lado actúa de una manera francamente represiva contra su población y por otro lado tiene relaciones en el campo latinoamericano con países como Venezuela, Cuba y el resto de los países progresistas.
HB: -En primer lugar queda claro que Martelly es una recuperación del duvalierismo, del apoderamiento del poder por los sectores más retrógrados de la sociedad haitiana. El gobierno de Martelly es un neo duvalierismo. Por ende, pertenece al campo más reaccionario de la sociedad haitiana, eso queda clarito. Además, desde hace tres años que él asumió el poder por decisión de la llamada "comunidad internacional", ellos han determinado esto, han impuesto a Martelly como presidente. Día tras día, mes tras mes, este hombre ha estado violando sistemáticamente la Constitución haitiana. Las conquistas democráticas alcanzadas desde la caída del régimen han sido violentadas por este señor: arrestos arbitrarios de dirigentes de la oposición, represión permanente a las movilizaciones. Inclusive, ahora determina que el Campo de Marte, que es la plaza pública más importante de la capital, puede haber ninguna movilización popular en contra de su régimen, supuestamente porque la están reparando. Ahora resulta que para conmemorar y festejar sus tres años él sí hizo un acto con sus partidarios en el Campo de Marte, y les niega esa posibilidad a quienes, por miles, se le oponen. Realmente es un absurdo.
En cuanto a sus relaciones amistosas con Cuba y Venezuela, es simple oportunismo por su parte. Él entiende que hoy por hoy, el apoyo de Venezuela, es fundamental para la energía en el país, para los medios de trasporte, la gasolina y el petróleo que puede recibir.
En segundo lugar, la ayuda de Cuba es inestimable porque Cuba no apoyó a Haití sólo después del terremoto, sino que desde el año 1998 hay brigadas de médicos cubanos. Realmente si no fuera por la presencia de ellos no sé qué hubiese pasado con la salud del país en este momento.
Entonces, Martelly lleva adelante una política neoliberal. La consigna más importante de su gobierno es: “Haití is open for business”, es decir, “Haití abierto a los negocios”, esa es la consigna y lema de su gobierno. Pero sabiendo muy bien que las grandes potencias capitalistas están haciendo negocios importantes con la reconstrucción del país a través de las ONGs, pero los dos países que realmente brindan ayuda concreta son Cuba y Venezuela. De allí, sus permanentes viajes, sus elogios a esos gobiernos latinoamericanos. No se trata de un planteo ideológico y político para tratar de imitar lo que se está haciendo en Venezuela o en Cuba. Al contrario, totalmente al revés, es un neoliberal y con tendencias fascistas.
RL: -En ese marco que describes ¿Cuál es la situación del campo popular? ¿La izquierda haitiana está en resistencia?, ¿Hay posibilidades de construir una alternativa popular para salir de este largo periodo de ocupación y de desestructuración de la sociedad haitiana? ¿Hay conciencia de que esto ocurre por culpa de los diversos invasores que azotaron al país, y sobre todo por culpa de los Estados Unidos que desde hace centenares de años vienen generando allí una política de intervención y de injerencia?
HB: -La situación del campo popular puede dividirse en dos grandes ejes. Sigue habiendo resistencia, cada vez mayor, lo que significa que hay una buena inserción a nivel de masas. Existe una manifestación de un alto nivel de conciencia en cuanto a las causas de los problemas del país y del hambre, del empobrecimiento cada vez mayor de la inmensa mayoría del pueblo haitiano.
También hay una visión antiimperialista cada vez más clara y una visión de liberación. Es interesante ver que se ha dado una resolución del Senado haitiano, que no es un Senado revolucionario ni nada por el estilo, que plantea el retiro gradual de la Minustah. Habían previsto el 28 de mayo como último día para que esa gente se fuera del país. Eso, por presión de la calle, por presión de las masas.
Pero como dije al principio, tenemos que hacer una autocrítica porque fueron insuficientes las movilizaciones, fueron insuficientes los discursos, los contactos internacionales, las presiones. Nosotros creemos que hay que redoblar esfuerzos, hay que replantear ciertas formas de lucha y estamos ante una situación donde el imperialismo desde 2004 al imponer la Minustah ha hecho una especie de tercerización del imperialismo, a través de tropas de Argentina, de Brasil, Uruguay, Paraguay, etcétera. Por ejemplo, la Minustah está bajo comandancia militar de Brasil pero los verdaderos dueños de la situación siguen siendo los imperialistas norteamericanas, Francia y Canadá. Ellos son los que deciden realmente lo que hay que hacer en el país.
La lucha por sacar a la Minustah, también es una lucha antiimperialista.
RL: -¿Los yanquis tienen fuerte presencia?
HB: -La injerencia norteamericana es permanente. Para dar un ejemplo, en las elecciones de noviembre de 2010 la embajada norteamericana sacó un comunicado diciendo que no estaba de acuerdo con el resultado del Consejo Electoral haitiano. La señora Clinton, que era Secretaria de Estado en aquel momento, viajó a Haití para poder presionar y determinar como el Consejo Electoral tenía que cambiar el resultado que había dado anteriormente y conforme a lo que la misión de expertos de la OEA había decidido. Entonces, si eso no es injerencia, si eso no es control, no sé cómo podría interpretarlo.
En el campo popular, que tiene fuerza e inserción a nivel de masas, tenemos que revisar nuestros métodos de lucha para poder concretar y mejorar nuestras relaciones internacionales, para mejorar también las condiciones de solidaridad con las gentes realmente revolucionarias y antiimperialistas que hay en este continente.
RL: -Recientemente tuvimos la posibilidad de ver una película sobre Haití, sobre la tragedia haitiana, que se llama “Asistencia mortal” del cineasta haitiano Raoul Peck, donde cuenta con mucho dolor el trabajo mezquino, y yo diría bochornoso, de algunas ONGs que concurrieron a Haití con la excusa de ayudar después del trágico terremoto. Ese film me recordó el trabajo de las ONGs y de la ayuda humanitaria en Iraq después de la destrucción que hizo la invasión norteamericana. ¿Cómo está realmente el pueblo haitiano, la gente que no recibe ayuda del gobierno ni de las ONGs? ¿Cómo vive lo cotidiano?
HB: -En primer lugar tendría que aclarar algo: el sistema de explotación y de dominación, que ha transformado a Haití en una especie de neo colonia no tiene solamente un solo componente, no es solamente la Minustah. Ese sistema se reproduce también a través de elementos o de aparatos, como las ONGs de distinta naturaleza, proveniente de varios países y con objetivos claros de hacer negocios.
En la reconstrucción de Haití después del terremoto fue el pretexto tomado por muchas ONGs para montar proyectos y hacer negocios. La prueba está en la cantidad de damnificados que provocó el terremoto, la enorme mayoría de esta gente no encontraron soluciones a sus problemas. Sí, no hay tantas carpas en las ciudades de Haití, pero uno tiene que preguntarse adónde se fue esa gente. Las casas que hicieron, realmente son bochornosas, representan una afrenta a la dignidad de un ser humano. Construir esas casas, trasladar a la gente a lugares donde el sol mata, donde no hay ni un solo árbol.
Para resolver esto tendría que haber un proyecto nacional elaborado por los haitianos, no proyectos elaborados alrededor de lindas mesas, con estupendas comidas, con vinos ricos y hablando de los pobres de Haití. Eso no se hace así.
Entonces, esta película muestra eso, enseña como realmente se negocia con el dolor y los padecimientos de los vulnerables, de los que sufren desastres. Esta película demuestra el nivel de injerencia internacional en los asuntos internos del país. Es un buen material capaz de ayudar a sacar a Haití de la invisibilización en que se encuentra el país, que es otra forma de dominar Haití. Porque al hacer invisible a Haití, al hablar de Haití a través de estereotipos, de clichés: país más pobre, gente muerta de hambre, huracanes, dictaduras, etc, pero sin hablar de la historia del país, de la brillante y gigantesca historia escrita por el pueblo haitiano en contra de la esclavitud. Porque un pueblo que fue capaz de hacer esto difícilmente vamos a ser derrotados al final.
Yo tengo confianza plena en las reservas del pueblo haitiano para poder superar esas adversidades. Y si los esclavos en condiciones infrahumanas pudieron hacer lo que hicieron, la primera y única revolución antiesclavista victoriosa en la historia de la humanidad, eso marca un camino a futuro.
La independencia de Haití fue un desafío a la modernidad y al sistema de poder impuesto en aquel momento basado en la esclavitud, al sistema de ideas que sustentaban esto.
Entonces, hoy por hoy estamos frente a un nuevo desafío histórico, donde hay que tener confianza en las masas haitianas para poder terminar con esto.
RL: -¿Cómo debería ser la solidaridad con el pueblo de Haití? ¿Cuáles son los déficits que notas de lo hecho hasta ahora y qué se podría modificar para que realmente la solidaridad sea efectiva y no solamente de palabra sino de hechos, de acción?
HB: -No hay que ir lejos. Hay un modelo claro: el modelo de Cuba y el modelo de Venezuela que no se quedan estas ayudas en el plano discursivo sino de hecho. Si hay luz ahora en Haití en muchas zonas es gracias a Venezuela, si hay un medio de transporte que puede seguir funcionando, eso es gracias a Venezuela. En materia de salud, ni hablar de la acción de los médicos cubanos y también la ayuda cubana en otros planos como la pesca, etcétera y las becas que dan a jóvenes haitianos para estudiar en Cuba.
Hay un modelo que está claro, y resalto esto por la simple razón de que no hay un solo soldado cubano ni un solo soldado venezolano sobre el suelo haitiano. Ese es el modelo.
El otro componente que hay que ver: hay que tratar de entender que la solidaridad no puede pasar solamente en establecer relaciones amistosas con Martelly o con su gobierno, sino las organizaciones populares haitianas necesitamos también ser entendidas, comprendidas y ayudadas, entender nuestras razones también. Es ese esfuerzo, que yo creo que falta. Hay que tratar que en los próximos meses podamos montar algún tipo de proyecto donde las voces de los sin voz puedan llegar a ser escuchadas en distintas partes del mundo, principalmente en la región latinoamericana. Difundir aún más la realidad haitiana como la vemos nosotros los haitianos, no como la cuentan organismos internacionales como las Naciones Unidas a través de sus enviados, el FMI y el Banco Mundial o los grandes expertos que ellos mandan. Hay trabajos hechos por investigadores haitianos, por organizaciones populares y sindicatos haitianos que hace falta difundirlos, conocerlos, para realmente empezar a hablar de ayuda real, porque nadie va a luchar por lo que no entiende y nadie va a morir por lo que no ama. La realidad haitiana es un desafío. Defender Haití, como dicen los compañeros y compañeras del Brasil, es defenderse a sí mismo.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario