Por Manuel E. Yepe *
Foto: Virgilio Ponce
Hace algunos días comenzó a exhibirse en Estados Unidos Capitán América: el soldado de invierno, una de esas películas taquilleras en boga que denuncian críticamente la corriente que está llevando al país a convertirse en un estado policial represivo a partir de su proclamada guerra contra el terrorismo, como son Oblivion, Ender’s Game, The Hunger Games, y Star Trek: Into Darkness.
Sólo que ésta tiene la peculiaridad de que enfoca el combate contra el fascismo como fenómeno interno en vez de descargarlo sobre enemigos externos.
Según el politólogo Lucas Bowser en su sitio Victory Post, “es emocionante que la cinematografía convencional nos brinde un film con tan pesada carga política, yuxtaponiendo el moderno sistema de seguridad nacional de Estados Unidos con el de la Alemania Nazi. Los mensajes de la película no se inclinan a la izquierda ni a la derecha pero coinciden con las preocupaciones de todos aquellos que se manifiestan contra la degradación de las libertades civiles y el abuso de poder que está teniendo lugar”.
“En lugar de servir a la propaganda oficial luchando contra los enemigos que aparecen en las artificiosas listas de Washington en el mundo real, el Capitán América combate contra el fascismo allí donde plantea su mayor amenaza: aquí en casa.”
Capitán América es un personaje ficticio creado en los años ' 40 del pasado siglo por la editorial Marvel Comics para libros de historietas que distribuía en muchos países como propaganda a favor de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
En varios países latinoamericanos, los niños de mi generación lo conocimos como el “Capitán Maravilla” o “Captain Marvel”, quizás para encubrir el propósito propagandístico tan claro en favor de uno de los contendientes en la guerra.
El protagonista Steve Rogers es un frágil joven llevado a la cima de la perfección humana por un suero experimental que lo convierte en el Capitán América, un superhombre que ayuda a Estados Unidos en la guerra. El Capitán América usa un traje con la bandera de su país estampada en el pecho y está armado con un casi indestructible escudo que puede ser utilizado para la defensa y lanzado contra el oponente.
El Capitán América fue el más famoso personaje de comics durante la guerra pero, tras la terminación de ésta, la popularidad del personaje se desvaneció y fue descontinuado en 1950.
La presente versión es secuela de otra filmada en 2011 titulada Capitán América: El Primer Vengador (The First Avenger).
El tema central de El soldado de invierno consiste en que el aparato de inteligencia dominante ha caído en manos de fuerzas fascistas que actúan como una red dentro del gobierno tratando de establecer un imperio autoritario y totalitario, que eufemísticamente identifica como “el nuevo orden mundial”.
De ahí que la trama gire en torno al quehacer de esa red criminal promoviendo la implementación de un programa a largo plazo para crear ese nuevo orden mundial.
Al igual que ha sido desde la creación del cómic en 1941, las crónicas de Capitán América incorporan eventos reales y políticos, sólo que en esta nueva película el superhéroe despierta a una concepción más sofisticada de patriotismo ante la monumental corrupción del poder que percibe la Norteamérica actual.
Naturalmente, esta película de superhéroes, que pudiéramos identificar como un thriller de suspenso político o de conspiraciones y espionaje, toca muchos asuntos de clara actualidad: los drones de guerra; los helicarriers para espiar satélites, diseñados para castigar preventivamente las amenazas antes de que se cometan los delitos, los denunciantes de secretos del Estado, las listas de Obama de enemigos a matar sin juicio, los asesinos oficiales controlados por la mente, la vigilancia omnipresente al estilo Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la operación de reclutamiento de científicos ex nazis, y la siempre presente propuesta de sacrificar la libertad en aras de una promesa de seguridad.
Se habla del proyecto Insight, esencialmente un sistema de drones interrelacionados llamado a recopilar y analizar información privada de la población para detectar personas que sean futuras amenazas y preventivamente matarlos.
Steve Rogers (alter ego del Capitán America) se convierte en fugitivo del gobierno y se ve obligado a luchar contra el sistema para el que trabajó en historietas y películas anteriores.
Debo advertir que esta película de 136 minutos, 170 millones de dólares de costo, producida por los Estudios Marvel y distribuida por los Estudios Walt Disney, no escapa a muchos pecados característicos del entretenimiento hollywoodenses. Sobre todo a la creencia de que los problemas y las crisis son causados por individuos y no por el sistema. O que las soluciones las aportarán los héroes y no las masas.
* Periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario