Por Gustavo Robles
A esto llegan los gobiernos "progre" como se autotitula el kirchnerista. Después de 11 años de ejercicio, lo máximo que pueden hacer por los más pobres es mitigarles su pobreza, nunca sacarlos de ella.
Así, mientras le entregan nuestro patrimonio a las multinacionales y se traslada la riqueza que los laburantes producimos con nuestro sacrificio a las arcas del sistema financiero imperialista, pagando una deuda que no les debemos y atando nuestro futuro a un mayor y estructural endeudamiento, para los trabajadores hay... precios cuidados y comidas... también.
Claro, de los alrededor de 50.000 productos de un hipermercado, 250 son cuidados para los más humildes. De quitarle el IVA a los alimentos, ni hablar.
Estas políticas encierran la concepción de la sociedad de los miserables que las llevan a cabo: una sociedad desigual e inequitativa, donde los ricos tienen acceso a todo, y los pobres, a las migajas que a estos se les caen de sus banquetes.
Una versión más "refinada" de la "súper sopa" de la impresentable Chiche Duhalde. Claro, todo esto tiene explicación: estos atorrantes salen todos del mismo nido de ratas. Y cada plato que ellos comen, equivale al alimento de semanas para quienes condenan a la miseria.
Hasta sus propias estadísticas los exponen: según el Indec, en Argentina el 10% más rico se alza con casi el 30% de la torta, mientras el 10% más pobre sólo accede al 1,5% (EPH, 4to Trimestre 2013). Los números hoy deben ser peores, después de la inflación, la devaluación y el ajuste llevados a cabo durante este año por el gobierno. Esto, después de 11 años de kirchnerismo.
Contra esto, contra este oprobio, peleamos quienes soñamos con un mundo que sea de todos, y donde todos tengan acceso a la alimentación en igualdad de condiciones.
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