Sobre la Deuda (IV)

Por Mario Mazzitelli *
 
Crear una comisión bicameral.
 
La situación que vive Argentina en estos días es compleja y cargada de tensiones. Las presiones que llegan del exterior tras el rechazo de la Corte de los EE. UU. a las pretensiones de nuestro país, se han exacerbado. El Poder Ejecutivo Nacional aparece confundido, con manifestaciones contradictorias y asumiendo facultades que no le son propias.
 
Con la firma del presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, la Iglesia acercó una cuota de lucidez y tranquilidad. De mi parte, me tomo el atrevimiento de reordenar algunos  párrafos para encontrar operatividad práctica en los dichos de la Iglesia.
 
1.- “vivimos momentos en los que más allá de la justa diversidad de pertenencias políticas, la sociedad necesita y espera actitudes y compromisos que expresen la conciencia de ser una Nación. El tema que nos ocupa pertenece a la vida del Estado Argentino”.

Efectivamente. Es un momento de unidad de los sectores nacionales. Con premura y responsabilidad debemos dar respuesta a una emergencia económico-financiera que preanuncia horas durísimas para nuestro pueblo.

2.- Reclama “una actitud madura de unidad y responsabilidad para responder en una justa negociación”.

En este sentido puede haber consenso en las fuerzas parlamentarias (en esta dirección ya se expresaron algunas fuerzas) para constituir una “comisión bicameral” que tome en sus manos el tema de la deuda. De esta manera el Congreso Nacional reasumiría facultades que le son propias, quitaría presión sobre el Poder Ejecutivo y podría tener como núcleo base para las negociaciones al conjunto de parlamentarios que viajaron hace tres semanas a EE. UU., más los legisladores que necesiten incorporarse. El funcionamiento de una “comisión bicameral” exigirá la elaboración de un reglamento y otras cuestiones que demandarán un tiempo mayor al que se le puede exigir al Poder Ejecutivo. No obstante es el camino legal y el que nos garantiza la  mayor representación, equidad y transparencia.

Liberémonos de las urgencias de “buitres” que quieren pronta respuesta a sus demandas antes de que “el pueblo sepa de qué se trata” o de funcionarios que cierran acuerdos internacionales con la suma del “poder público” desde el secretismo, sin rendir cuentas ni dar explicaciones.

3.- “Hemos seguido con atención y preocupación pastoral la situación creada por la deuda externa y sus posibles consecuencias para nuestro país y la vida de nuestra gente, especialmente de nuestros hermanos más vulnerables, tras el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de los EE. UU.”

Esta apelación es  de gran interés. Convoca a una enorme responsabilidad. Es cierto que los acreedores internos, millones de compatriotas pobres víctimas de un régimen injusto en el que la deuda constituye uno de sus pilares fundamentales, no tienen acceso a los Tribunales de Nueva York para demandar al Estado Argentino y los dirigentes poco idóneos que estuvieron a su cargo. Pero la gigantesca deuda social con “nuestros hermanos más vulnerables” debe ser sopesada adecuadamente por quienes tomen decisiones. No tendría el mínimo de justicia un cumplimiento privilegiado a los fondos buitre, mientras millones de nuestros compatriotas no alcanzan a satisfacer el conjunto de necesidades básicas para la vida.

4.- “El orden económico no es independiente del orden social, ambos pertenecen al mundo de la ética y tienen en el hombre su sentido y referencia. Por ello, la economía centrada sólo en la especulación financiera debilita las relaciones, posterga el desarrollo de los pueblos y compromete la equidad del orden internacional”.

Brillante. Aquí tienen nuestros legisladores la mirada humanista por sobre la mirada patrimonialista de la cultura en la que depositamos la suerte de nuestra deuda soberana. La vida plena y con dignidad es lo más importante. Es lo que debemos garantizar.
 
Agreguemos que una “comisión bicameral” deberá revisar la legitimidad y razonabilidad de la deuda.

Continuará...

* Secretario Gral. Nacional del Partido Socialista Auténtico.