A mis compañeros de la laboral A mis compañeros de la laboral     Por Andrés Sarlengo Disculpen que venga a repetirme pero como asevera Tomas Mann: “Nadie escribe una ora...

A mis compañeros de la laboral

A mis compañeros de la laboral


 



 


Por Andrés Sarlengo

Disculpen que venga a repetirme pero como asevera Tomas Mann: “Nadie escribe una oración completa sin denunciarse”. Y yo vengo a reiterarme.

Yo tengo alguna que otra gota de sangre Guaraní en mi cuerpo. Y como ellos que desde el Amazonas llegaron caminando: busco la Tierra Sin Mal.

Todo varón o mujer debe saber adónde va. A igual que “Rigoberto que tiró el chancho con yuca al suelo y dijo “esto se va a acabar”. Rigoberto “se fue donde tenía que ir”.

¿Se acabará esto ya?

“Escribir fue sencillo como tomar un bus.

Los versos a la rosa no son burgueses

ni son burguesas las rosas

También las cultivará la revolución.

Se trata sí de repartir las rosas

y la poesía”, sentencia Ernesto Cardenal.

No sé si desde la laboral se podrá cambiar el mundo… pero antes del cambio están los sueños: “Ahora escribamos este letrero – insiste Cardenal- en las paredes: La vida es subversiva. El amor es el agitador”.

Jóvenes sin presente, adultos sin trabajo, niños explotados… ¿Se acabará esto ya?

La democracia entre preguntas.

En la laboral la esperanza se repliega para tomar aliento.

En un mundo gobernado por sátrapas y contaminado de glifosato y radioactividad en la laboral apostamos al pan, la tierra, los frutos, el agua, la cocina, los interrogantes, la pedagogía y la honestidad de reconocernos imperfectos.

No se trata de ser competentes sino solidarios.

Osvaldo Bayer lo afirma mejor que yo (recuerden mi mala cabeza): “La alegría interior es hija de la seguridad que da la lucha por los demás, el sacrificarse por lo humano”.

Compañeros: mi fortaleza no es decir sino sentir escribiendo denunciándome… En definitiva, estas palabras son tan suyas como mías. Más allá de lo que hagan con ellas al leerlas.

“Me avergüenza de escribir esta palabra: éxito.

¿Qué quiere decir?

¿Tiene éxito sólo el latifundista, el banquero, el literato orgulloso de latines?

¿Con qué vara se miden los trabajos de un hombre?”, se interroga Simón Rodríguez.

Espero me ayuden a contestar tal incertidumbre.

¿Educar para el éxito o la autonomía y la libertad?

“Te amo, patria, y me amas. En ese amor quemamos imperfecciones, vidas”, subraya Juan Gelman.

Pongamos en las paredes de la laboral las palabras subversivas: vida, amor, esperanza, diálogo, solidaridad.

Antes del cambio hay que soñarlo…

Compañeros: ya desde los sofistas con el dilema entre Physis y Nomos nuestra labor fue y es compleja. Montaigne – en efecto- es terminante: “El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender”.

En definitiva, quería compartir con ustedes estas ideas y convicciones –diferencias mediante- antes que el 2009 sea pasado.

Que cada uno al recibirlas haga con ellas lo que desee.

Mis pies seguirán buscando La Tierra Sin Mal: “quemando imperfecciones, vidas”.

Y como Rigoberto que arrojó el chancho con yuca y se “fue dónde tenía que ir”: espero continuemos caminando juntos aunque los zapatos nos aprieten o el fango pretenda detenernos.

Lo mejor para ustedes en el 2010.

Venado Tuerto, Diciembre de 2009.

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