La Memoria es la llamarada invicta de la Patria: Los jóvenes de hoy y el 24 de marzo de 1976     La Memoria es la llamarada invicta de la Patria Los jóvenes de hoy y el 24 de marzo de 1976   Por  Prof. Alberto Carbone - Historia - Fa...

La Memoria es la llamarada invicta de la Patria: Los jóvenes de hoy y el 24 de marzo de 1976

 


 


La Memoria es la llamarada invicta de la Patria

Los jóvenes de hoy y el 24 de marzo de 1976



 


Alberto_Carbone_2


Por  Prof. Alberto Carbone - Historia - Fac. Filo y Letras (UBA)



Quiero decirles, necesito contarles, que nuestro pueblo ha vivido una época dura y tenebrosa, muy parecida a las historias terribles que han soportado otros pueblos en distintas épocas y posiblemente en otras situaciones, pero la nuestra es tan reciente y dolorosa, que perdura aún en la memoria de quienes estamos vivos y la hemos padecido.

Los jóvenes, conforman por definición, el núcleo más espontáneo y heterodoxo de la sociedad. Constituyen la llama encendida y vigorosa que aglutina los cambios y concentra la atención nacional. Por ello, uno de los objetivos de la represión de Estado, que se inició el 24 de marzo de 1976, fue direccionado con la intención de abortar definitivamente la intención vivaz y edificadora juvenil.

La última dictadura cívico-militar, aborreció de la impronta de los jóvenes, construyó un alto porcentaje de su acción feroz a la tarea de eliminar cualquier intento de manifestación en libertad que procuraran mantener vivo los grupos juveniles.

Muchos jóvenes de aquella época, aún estamos vivos y atentos, aún sostenemos con nuestra convicción esa bandera libertaria, por la que a miles de estudiantes les fuera arrebatada sus vidas en forma sanguinaria.

Hoy, más que nunca, quienes hemos pasado por aquella situación caótica y desesperante, familiares y amigos, compañeros y vecinos, todos quienes podemos transmitir los acontecimientos duros y fatales de esa época, debemos ser capaces de encontrar un método concreto y eficaz que permita que las generaciones que nos preceden, presten atención al pasado y sostengan con racionalidad la consolidación de la democracia.

Dicen que el tiempo cura las heridas. Es cierto. Pero no es menos real que para que una llaga se sane definitivamente debemos aplicar la medicación más acertada. En el caso que nos ocupa, el remedio definitivo es mantener viva la memoria.


Recordar qué pasó y por qué se torna imprescindible. Porque las nuevas generaciones han tenido la facilidad de recibir un país organizado institucionalmente y no pueden entonces, por una simple interpretación identificar el valor de lo que les fue dado. Debemos consecuentemente, realizar con los jóvenes un análisis de situación, para identificar exactamente cuántos y quiénes son los grupos hegemónicos en nuestra sociedad y qué intereses de sector pretenden imponer.

Los métodos y los actores sociales han cambiado después de treinta y cinco años, pero sus intereses perduran.

La presión de los grupos de poder ha variado de metodología, pero siguen estando ahí, frente a nosotros, esperando el momento preciso para exigir aquello que creen que les pertenece.

El instrumento más idóneo de reclamo de estos sectores privilegiados fue el Ejército en todas las épocas. Hoy, las FF.AA están democratizadas y aceptan la dirección de las instituciones de la República, pero este cambio se obtuvo a través del sacrificio de miles de vidas humanas.

Escribo estas líneas en el convencimiento de que el resultado final de aquella tragedia nacional debe ser inexorablemente la búsqueda permanente de cohesión entre quienes han vivido aquella dramática experiencia y estos jóvenes que nacen a la vida política, fruto de la reflexión y el análisis crítico, envueltos en el esfuerzo cotidiano, por el logro de la definitiva Independencia Nacional.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario