Fuera de agenda (APE).     Fuera de agenda (APE) Por Silvana Melo (APe).- Es interesante hurgar en las agendas, ojear los programas, reescuchar los discursos -leva...

Fuera de agenda (APE).

 


 


Fuera de agenda (APE)



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Por Silvana Melo



(APe).- Es interesante hurgar en las agendas, ojear los programas, reescuchar los discursos -levantarles el volumen, disminuir la velocidad, buscar entre los sonidos- releer los proyectos en las legislaturas -espiar entrelíneas, tratar de descubrir mensajes metadiscursivos-, reproducir las arengas preelectorales provincia tras provincia, husmear en las causas de las huelgas de los últimos tiempos, desentrañar los objetivos dirigenciales -personales y colectivos- en estos días.
Buscar, averiguar, escudriñar.

Y descubrir que en una pista electoral que ya se lanzó vertiginosamente y que sólo se detendrá en octubre, no hay en las agendas una línea, un espacio, un día, diez minutos para la infancia. Para el hambre feroz. Para la muerte.

A saber.

La detención del secretario general de la UATRE -investigado por la presunción de un delito atroz como la adulteración de medicamentos- generó una línea de fuego en territorio por parte de sus amigos, de impresentabilidad manifiesta. Luis Barrionuevo y el duhaldismo en plenitud salieron a cortar las rutas como reacción a una investigación judicial descalificada desde el vamos.

La detención del secretario general de la Unión Ferroviaria -investigado por la presunción de un delito atroz como la instigación del crimen de Mariano Ferreyra- desató la paralización de parte de los ferrocarriles y la deriva de miles de trabajadores perjudicados por la reacción y la descalificación de la Justicia.

El avance -pequeño y sereno todavía- de tentáculos judiciales externos sobre el gran poder sindical de la Argentina, desencadenó la ira de las fieras. Entre los expedientes hay narices olfateando eventuales cuentas en Suiza, medicamentos en sospecha, empresas con un propietario pero a nombre de otro, entre otras picardías. Pero la trama de poder que teje los destinos presidenciales y camioneros permite que el secretario general de la CGT amenace con una escandalosa demostración de fuerza, abortada a último momento por la fiebre negociadora de alguna sensatez sobreviviente. Hugo Moyano hubiera podido parar el país, literalmente, si lo decidía. Sólo para defenderse a sí mismo. A su imperio de poder político, económico y familiar.


Ni Barrionuevo, ni Venegas, ni Pedraza ni Moyano ni la cohorte contextual de cada uno salen a la calle a escandalizar al poder concentrado cuando se mueren los niños wichis por culpa de su propia cultura en las comunidades originarias de Tartagal. No salieron a cortar las rutas cuando Misiones admitió seis mil niños desnutridos y se le morían de a racimos en los hospitales al gobernador. No pararon el país ante los qom desnutridos, despojados, muertos de hambre o a palos o a balazos en Formosa. No detuvieron un solo tren cuando la policía disparó por la espalda a chicos anónimos, nadies y con el futuro en desmonte. Murieron cuando intentaban llevarse algo de los vagones descarrilados en José León Suárez. Fueron visibles por unos minutos. Pero ya era tarde. Nadie paró el país. Ni siquiera la estación.

En abril y en junio los jóvenes gobernadores Urtubey y Closs, sub 40s de Salta y Misiones se expondrán en la vidriera electoral para reelegirse. Con la bendición presidencial, que integra a uno de ellos en un acto masivo en el corazón de Buenos Aires o visita al otro para inaugurar una cerámica y palmearlo en la espalda para insuflarle su hálito triunfal. Once niños en un mes murieron de hambre en Tartagal. El bello y joven mandador salteño culpó a la caprichosa cultura de los wichis que se niegan a dejar su tierra que les sacan, siguen hablando su lengua y confían en sus chamanes porque la salud pública no se molesta jamás en penetrar lo impenetrable. Se mueren de hambre también, culturalmente.

El joven y francés mandador misionero enumeró a fin de año seis mil niños desnutridos, mil al límite de la vida, trescientos muertos en 2010. Ayer hubo balance del Programa Hambre Cero. La vicegobernadora aseguró que “se recuperaron 3.900 desnutridos”. Y “sólo quedan poco más de mil”. En cuatro meses Misiones parece haber logrado una revolución alimentaria.

Formosa seguirá impulsando a su gobernador insignia, multiuso y aliado perfecto de todo gobierno nacional que cimente su subsistencia en las alianzas territoriales con los feudalismos. Gildo Insfran irá también al frente con su propia infancia olvidada y hambrienta, con sus tobas-qom arrinconados en la esquina última de su despojo, con los índices más en rojo de la estadística de la pobreza y la indigencia.

Pero no están en los discursos ni en los programas ni en los videoclips de campaña.

No hay líneas ni palabras ni una mísera sílaba en una glosa para la infancia contaminada del Riachuelo, para los chicos que respiran pesticidas cerca de los plantíos de soja, para los que tosen humedad y frío con paredes de nailon.

No hay planes ni viajes ni actos ni paros ni rutas cortadas para los que mueren apuñalados por el hambre y los parientes del hambre, para los que no tienen casa ni escuela, para los que se van tan de chiquitos, con pañal abultado, chuequeando en dirección del cielo, con una muñeca sin brazos y un autito de dos ruedas. Al trote suave de un cabrito de azúcar. Fuera de los despachos y las estadísticas para siempre.

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